El peligro acortado de las Jabalinas

El accidente mortal del atleta Jes¨²s Javier Gil, alcanzado el d¨ªa 14 por una jabalina lanzada por su entrenador y compa?ero de club, Francisco Javier Bugallo -al margen de sus implicaciones particulares-, se ha producido un a?o y medio despu¨¦s de que la Federaci¨®n Internacional de Atletismo (IAAF) decidiese precisamente tomar medidas t¨¦cnicas para evitar el peligro de esta modalidad en las competiciones oficiales. A fin de acortar los lanzamientos de los atletas de elite, que ya rozaban los 100 metros -e incluso uno, Uwe Hohn (RDA), los super¨®-, se adelant¨® el centro de gravedad para las nuevas jabalinas.

El detonante fue el 20 de julio de 1984, en el Friedrich-LudwigJahn-Stadion, de Berl¨ªn Oriental, la capital de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). En la lucha por la primac¨ªa nacional entre las dos grandes figuras alemanas de la jabalina, Detlef Michel y Uwe Hohn, este ¨²ltimo se iba a consagrar. Hab¨ªa conseguido su mejor marca personal en 1982, con 91,34 metros, tras haber estado lesionado en 1983. Al a?o siguiente amenazaba durante toda la temporada el r¨¦cord mundial de? norteamericano Tom Petranoff, que se hab¨ªa quedado el 15 de mayo anterior a 28 cent¨ªmetros de la barrera de los 100 metros (99,72).Hohn, un gigante de 1,95 metros y 115 kilos, tom¨® carrera y solt¨® el brazo espl¨¦ndidamente. La jabalina pareci¨® no caer nunca. El p¨²blico crey¨®, y lleg¨® a temer, que alcanzar¨ªa las gradas. Vol¨® 104,80 metros hasta clavarse en la hierba, casi en el tart¨¢n de las calles contiguas. La haza?a iba a quedar para la historia del atletismo. Hohn se acababa de convertir en el ¨²nico hombre que rompe ese l¨ªmite.

La IAAF, el mismo a?o 1984, acord¨® que a partir del 1 de abril de 1986 se utilizar¨ªan jabalinas con el centro de gravedad avanzado para que cayeran antes. El primer plusmarquista mundial de la nueva era es el checoslovaco Jan Zelezny, que s¨®lo ha lanzado a una distancia de 87,66 metros. Hohn, en desacuerdo con la innovaci¨®n, se retir¨®, pero dej¨® su gesta, aunque no sea posible apreciarla tan claramente como las de los saltos elementales: longitud (los 8,90 de Beamon) o altura (los 2,42 de Sjoeberg). En los lanzamientos se pierde por la amplitud de las distancias y al utilizarse instrumentos.

Los estadios empezaban a quedarse peque?os. Hohn casi ensart¨® el tart¨¢n de las carreras. En la jabalina, de todos los lanzamientos, se han conseguido siempre las mayores distancias, m¨¢s que en disco o martillo. Incluso su primera prohibici¨®n, el estilo espa?ol, se debi¨® al peligro que supon¨ªa lanzarla con giro, pues ni siquiera val¨ªa la jaula de disco y martillo para proteger posibles fallos de direcci¨®n.