La Ertzaintza, en la hora cr¨ªtica
El acuerdo para la sustituci¨®n de la polic¨ªa estatal cierra una larga batalla pol¨ªtica y abre otra de caracter¨ªsticas m¨¢s compleja
Un acuerdo un¨¢nime del Parlamento vasco ha abierto el paso a la sustituci¨®n progresiva de las Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE) por la Ertzaintza en la comunidad vasca, pero el futuro a¨²n es incierto. Resistencias en la Administraci¨®n central, recelos y desconfianzas mutuas, compromisos incumplidos y un supuesto o real pacto de no agresi¨®n de algunos mandos de la polic¨ªa auton¨®mica vasca con ETA dificultar¨¢n la empresa. La decisi¨®n de la C¨¢mara aut¨®noma cierra seis meses de intensa y soterrada batalla pol¨ªtica. La polic¨ªa vasca la integran 3. 100 agentes.
Para el equipo directivo de la Consejer¨ªa de Interior del Gobierno vasco, que encabeza el nacionalista Luis Mar¨ªa Retolaza, los ¨²ltimos seis meses han sido los m¨¢s largos de un mandato que dura ya siete a?os.Luis Mar¨ªa Retolaza se entrevist¨® en abril con el ministro del Interior, Jos¨¦ Barrionuevo, y puso sobre la mesa la sustituci¨®n de efectivos de las FSE por la Ertzaintza, una vieja aspiraci¨®n del Ejecutivo aut¨®nomo para dar credibilidad al desarrollo del Estatuto y a la propia polic¨ªa vasca, hasta ahora tutelada por el mismo n¨²mero de comisar¨ªas y cuartelillos que cuando comenz¨® a implantarse en Euskadi, en el verano de 1984.
El consejero regres¨® a Vitoria convencido de que el proceso se pon¨ªa en marcha. Barrionuevo se hab¨ªa mostrado receptivo y hab¨ªa admitido la posibilidad de cerrar dos o tres instalaciones, con car¨¢cter simb¨®lico. Retolaza sugiri¨® los cuartelillos de la Guardia Civil de Tolosa, Legazpia y O?ati, en Guip¨²zcoa. Ambos interlocutores convinieron que ser¨ªa la Junta de Seguridad del Pa¨ªs Vasco, donde cada parte cuenta con una representaci¨®n paritaria, la que establecer¨ªa el plan t¨¦cnico para la retirada.
Desde abril, la consejer¨ªa aceler¨® las convocatorias de la Junta de Seguridad, a ritmo fren¨¦tico. En tres meses se celebraron tres sesiones con la esperanza de que el ministerio presentara el plan. Pero nunca lleg¨®. En julio, unas declaraciones del delegado del Gobierno central, Julen Elgorriaga, aseguraban que la presencia en Euskadi de las FSE pod¨ªa aumentar si fuera necesario. Acabaron por romper la baraja.
El acuerdo un¨¢nime adoptado el pasado 16 de octubre en el Parlamento de Vitoria para que el Ejecutivo aut¨®nomo actualice en dos meses el plan de despliegue de la Ertzaintza y el Gobierno central elabore un proyecto de "sustituci¨®n progresiva" de las fuerzas del Estado no ha disipado los recelos. Los socialistas, aunque creen que se producir¨¢n progresos, siguen pensando que es imprescindible para poner en marcha el repliegue la implicaci¨®n de la Ertzaintza en la lucha contra ETA. Y eso se mide en n¨²mero de terroristas detenidos y de escondites de armas descubiertos.
Los responsables de la Consejer¨ªa de Interior consideran demag¨®gica tal argumentaci¨®n. Arguyen que la polic¨ªa vasca act¨²a ya contra todo tipo de delincuencia. "Aunque tenemos dificultades", reconoce un responable. "Cuando los atentados de ETA afectan a las FSE, que en Euskadi es el caso m¨¢s frecuente, nuestra intervenci¨®n es limitada. No vamos a ir a interrogar a los agentes de un cuartel de la Guardia Civil bombardeado. Ser¨ªa rid¨ªculo. Y ellos tampoco nos pasan los atestados".
Trabajar sin ordenador
Sin embargo, en los casos de secuestro, "la Ertzaintza se ha movilizado m¨¢s que cualquier otra polic¨ªa, y con eficacia porque las FSE han liberado a una persona y nosotros a otra", seg¨²n la consejer¨ªa, "y eso les consta a los gobernadores civiles". La lucha antiterrorista es informaci¨®n, subrayan los mandos de la polic¨ªa vasca, y a la Ertzaintza se le niega hasta el acceso al ordenador de Madrid, donde est¨¢n registradas las matr¨ªculas de los autom¨®viles.
"Tendr¨¢n informaci¨®n cuando participen en las Juntas Provinciales de Seguridad", anuncian los hombres del ministerio. "No iremos nunca", replican en la consejer¨ªa, "porque la Ertzaintza quedar¨ªa a las ¨®rdenes de los gobernadores civiles y eso es contrario al Estatuto. El ¨®rgano estatutario de coordinaci¨®n es la Junta de Seguridad del Pa¨ªs Vasco".
Los hombres de Retolaza est¨¢n convencidos de que existen muy poderosas presiones pol¨ªticas para que el proceso de sustituci¨®n no se inicie. Sin polic¨ªa, los gobernadores civiles perder¨ªan gran parte de su poder actual y la presencia del Estado se difuminar¨ªa en la comunidad aut¨®noma, algo que causa p¨¢nico en Madrid, aseguran.
Sospecha por sospecha, los socialistas vascos susurran que el obst¨¢culo para que la Ertzaintza llegue al cuerpo a cuerpo con ETA es un pacto de no agresi¨®n establecido en los or¨ªgenes del nuevo cuerpo policial. Hay algo cierto. El que fuera director general de la Ertzaintza, Genaro Garc¨ªa Ando¨¢in, condecorado a t¨ªtulo p¨®stumo por la Guardia Civil, alardeaba en conversaciones privadas de haber fraguado en persona el pacto con la c¨²pula de ETA, con la que manten¨ªa por cuenta del Gobierno vasco contactos exploratorios frecuentes.
Seg¨²n Garc¨ªa Ando¨¢in, los roces que se pudieran producir ser¨ªan considerados accidentes. Txomin Iturbe, el l¨ªder indiscutible de ETA, declar¨® a prop¨®sito de la Ertzaintza antes de su muerte en Argelia: "?sos no son nuestros enemigos". Iturbe recordaba "con una pena tremenda" la muerte del propio Garc¨ªa Ando¨¢in en un tiroteo con un comando de ETA, durante el rescate de un industrial secuestrado, pero advert¨ªa: "Si vienen a por nosotros, nos defenderemos".
La preocupaci¨®n en el entorno pol¨ªtico de ETA es evidente. En los ambientes abertzales radicales los polic¨ªas vascos son considerados cipayos, servidores de los ocupantes, ya desde ahora y por lo que pueda ocurrir. El abogado I?aki Esnaola, dirigente de Herri Batasuna, recordaba hace pocos d¨ªas la situaci¨®n de hecho entre ETA y la Ertzaintza y evocaba el enfrentamiento civil que podr¨ªa provocar su ruptura.
Supuesto pacto
La existencia de tal acuerdo es desmentida como "una ridiculez" por los hombres de Retolaza. "Nos habr¨ªamos cargado a la polic¨ªa vasca con semejante cosa", afirman. Los rectores de la Ertzaintza tienen una explicaci¨®n: "Ese supuesto pacto es lo que ETA quisiera. Otra cosa es que estemos muy satisfechos del reconocimiento del di¨¢logo con ETA, que siempre hemos defendido, y de la pr¨®xima derogaci¨®n de la ley antiterrorista, que hemos reivindicado y que facilitar¨¢ nuestra actuaci¨®n. El tiempo nos ha dado la raz¨®n".
La misma posici¨®n mantienen los portavoces sindicales de la
La Ertzaintza ,en la hora cr¨ªtica
Ertzaintza. Para ERNE, que representa a un millar de agentes, la persecuci¨®n de los delitos de ETA es ineludible, "pero la soluci¨®n del conflicto llegar¨¢ aplicando todas las medidas del informe de los expertos encargado por el Gobierno vasco, incluida la posibilidad de una negociaci¨®n". La secci¨®n de ELA-STV de la Ertzaintza, mayoritaria, no suele pronunciarse sobre cuestiones extrasindicales.
Lazos sangu¨ªneos
Si el acuerdo parlamentario sobre la sustituci¨®n de las FSE cierra una batalla pol¨ªtica, abre otra a¨²n m¨¢s complicada. La relaci¨®n de la polic¨ªa vasca con ETA ser¨¢ decisiva para el futuro pol¨ªtico. Lazos casi sangu¨ªneos subsisten entre las familias en que est¨¢n divididos los nacionalistas. Los m¨¢s influyentes dirigentes del Partido Nacionalista Vasco juzgan un acierto haber evitado siempre un choque frontal con los independentistas radicales.
?Hasta d¨®nde est¨¢ dispuesta a llegar la polic¨ªa vasca contra ETA? "Hasta donde haga falta", contestan sus rectores, "no hay m¨¢s l¨ªmite que la legalidad democr¨¢tica". Pero, al mismo tiempo, tratar¨¢n de evitar una situaci¨®n cr¨ªtica que polarice de forma irreconciliable a la poblaci¨®n en torno a la Ertzaintza o los activistas de ETA. Si la polic¨ªa vasca se convierte en objetivo de ETA y el enfrentamiento civil se produce, las heridas tardar¨¢n muchos a?os en curar. Y la clave de la pol¨ªtica futura en el Pa¨ªs Vasco, cuando ETA ya no exista, ser¨¢ precisamente la unidad de los nacionalistas.
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