Solchaga
Las declaraciones de Garc¨ªa Damborenea y la ristra de descalificaciones procedentes de la UGT dejan a Carlos Solchaga con el desd¨¦n al aire, y que cada cual entienda la palabra desd¨¦n a su manera. Que al desde?oso se?or Solchaga le hayan dejado con el desd¨¦n al aire no quiere decir que pol¨ªticamente sea hombre muerto. El pulso entre la UGT y el se?or ministro es en realidad un conflicto entre un movimiento social y una pol¨ªtica econ¨®mica, cuyo responsable es el Gobierno en pleno y el presidente del Gobierno m¨¢s que todos los ministros juntos. Pretender que este pulso se resuelva con la destituci¨®n de Solchaga es pretender algo tan posible como in¨²til. Solchaga puede caer, su pol¨ªtica econ¨®mica no va a caer.Tal vez le sucediera una persona m¨¢s amable, menos perdonavidas y perdonaciencias. Una persona capaz de decir tres veces al d¨ªa "Nicol¨¢s, eso est¨¢ hecho... " y con una voluntad pedag¨®gica no humillante. Pero eso ser¨ªa casi todo. Alguien ha hecho las cuentas de la pol¨ªtica econ¨®mica socialista. Se trata de un sujeto colectivo complejo en el que intervienen centros de programaci¨®n econ¨®mica internacional, una panda de economistas yuppies ind¨ªgenas, poderes financieros nacionales e internacionales, la l¨®gica del lugar atribuido a la econom¨ªa espa?ola dentro de un sistema en el que todas las habas est¨¢n contadas. Aquel Gobierno de 1982 respaldado por 10 millones de votos hubiera podido haber opuesto m¨¢s razones a todas las subalternidades de la econom¨ªa espa?ola y m¨¢s condiciones a los poderes f¨¢cticos interiores. No lo hizo porque desconfiaba de los votos prestados y porque sus hombres fuertes reh¨²yen los pulsos dial¨¦cticos con la realidad. La realidad es la que es y cada neopositivismo tiene la realidad que se merece.
Hay mucha carne en el asador del pr¨®ximo congreso del PSOE y se necesita un chivo expiatorio. Por qu¨¦ no Solchaga. As¨ª casi todo el mundo salvar¨¢ la cara y Solchaga saldr¨¢ del lance con el desd¨¦n intacto y la confianza de que deja todo atado y bien atado.
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