El Opus
EL OPUS Dei es una asociaci¨®n p¨ªa que durante el franquismo se distingui¨® por su colaboraci¨®n con el poder, su secretismo institucional y una brillante combinaci¨®n de espiritualidad y acci¨®n pol¨ªtica. Ahora est¨¢ batallando en la sombra para arrancar del Gobierno espa?ol el reconocimiento de su nueva personalidad can¨®nica de prelatura personal en el marco de los acuerdos concluidos entre Espa?a y la Santa Sede en 1979. El asunto plantea un problema de interpretaci¨®n jur¨ªdica de unos acuerdos de car¨¢cter internacional. Y ser¨ªa absurdo que esta batalla estrictamente particular, por muy poderosa que sea la parte que la alimenta, derivara en un conflicto de altura entre Espa?a y el Vaticano.Es improbable, no obstante, que ello ocurra. En primer lugar, porque toda duda que pueda surgir sobre la interpretaci¨®n de tal o cual art¨ªculo de los acuerdos de 1979 tiene su marco de tratamiento en la comisi¨®n mixta Exteriores-Nunciatura. Pero, sobre todo, porque ni al Estado ni a la Iglesia les debe interesar remover los cimientos de unos pactos dudosamente constitucionales que, sin embargo, se han revelado operativos para solventar los conflictos entre ambas instituciones. La denuncia de los acuerdos por el Gobierno le abrir¨ªa un frente religioso que en nada puede beneficiar ahora a Felipe Gonz¨¢lez. Y no es cre¨ªble que el Vaticano arriesgue sus privilegios actuales en una operaci¨®n de incierto resultado.
Las pretensiones del Opus de acogerse a las abundantes exenciones fiscales previstas para las organizaciones religiosas en los pactos citados responden, m¨¢s que a motivaciones econ¨®micas, al prurito de diferenciaci¨®n que siempre ha caracterizado la trayectoria de esta asociaci¨®n en el seno de la Iglesia. En cuanto instituto secular, primitiva forma can¨®nica con la que naci¨®, el Opus puede gozar, si cumple con los requisitos legales, de esas exenciones y de las ventajas de todo tipo con que el Estado ha distinguido a la Iglesia, primero mediante el Concordato de 1953 y despu¨¦s mediante los acuerdos de 1979. Pero pretender que el Estado reconozca, sin m¨¢s, el cambio sobrevenido en la personalidad can¨®nica del Opus ser¨ªa retroceder a la ¨¦poca en que en Roma se defend¨ªa la prevalencia del llamado derecho divino sobre el poder de los monarcas medievales.
El Opus Dei mantiene que su nueva estructura jur¨ªdica de prelatura personal podr¨ªa acogerse a los acuerdos Iglesia-Estado de 1979 cuando hablan de otras circunscripciones territoriales". Y ello porque, habi¨¦ndose transformado en una di¨®cesis con jurisdicci¨®n universal en toda la Iglesia, estar¨ªa justificada su divisi¨®n en territorios, uno de los cuales ser¨ªa Espa?a. De esta forma intenta mantener su tradicional postura de negarse a transitar por los caminos ordinarios abiertos a las dem¨¢s congregaciones y asociaciones religiosas y, al mismo tiempo, obviar las dificultades que plantea la aceptaci¨®n expresa por el Estado de una entidad can¨®nica de dimensi¨®n internacional como es la figura de la prelatura personal. Sin embargo, no se comprende muy bien c¨®mo puede acogerse a los acuerdos de 1979 un concepto can¨®nico surgido en la Iglesia a finales de 1982.
El papa Wojtyla ha dado abundantes pruebas de simpat¨ªa por el Opus Dei Cabe preguntarse si ¨¦sta es tan grande que est¨¢ dispuesto a intentar forzar la modificaci¨®n de unos convenios internacionales con un Estado soberano. Si, contra toda l¨®gica, ello se produjese, ser¨ªa la ocasi¨®n de abordar no s¨®lo este punto, sino todos aquellos que, al encubrir privilegios a favor de la Iglesia, no encajan en los l¨ªmites de la Constituci¨®n.
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