El mal camino de la UEO
LA REUNI?N que la Uni¨®n Europea Occidental (UEO) acaba de celebrar en La Haya no marca progreso alguno hacia la revitalizaci¨®n de un organismo como ¨¦ste, que ha sido desde los a?os cincuenta una especie de bella durmiente en la organizaci¨®n de Europa. De su revitalizaci¨®n se ha hablado mucho, sobre todo a partir de 1984, cuando empezaron a perfilarse en la OTAN grietas entre Estados Unidos y los pa¨ªses europeos. Desde el principio surgieron fuertes dudas de que esa uni¨®n, creada por el Tratado de Bruselas de 1947, pudiese ser el lugar m¨¢s adecuado para un proceso de europeizaci¨®n de la pol¨ªtica de seguridad y defensa. Los hechos confirman el escepticismo.Esta reuni¨®n de La Haya ha puesto de relieve hasta qu¨¦ punto la UEO acepta, e incluso refuerza, la subordinaci¨®n de Europa con respecto a EE UU, lo cual no coincide con lo que deber¨ªa ser su papel en la actualidad. Esa subordinaci¨®n explica la utilizaci¨®n de la reuni¨®n de la UEO para intentar ejercer una presi¨®n sobre Espa?a, en un momento delicado de nuestras negociaciones con EE UU sobre la reducci¨®n de su presencia militar en nuestro territorio. Ha sido sintom¨¢tica la actitud del secretario de la UEO, el belga Alfred Cahen: durante su visita a Madrid en enero de 1986 dijo que Espa?a "reun¨ªa todas las condiciones para ser miembro de la UEO". Ahora dice que nuestro ingreso podr¨ªa ser perjudicial. Esta incongruencia es total, cuando desde entonces el hecho nuevo ha sido nuestro s¨ª a la OTAN en el refer¨¦ndum. En este contexto, lo que resulta verdaderamente escandaloso ha sido que el ministro de Defensa de Holanda, Van Eskelen, uno de los copresidentes de la reuni¨®n, haya dicho que esperaba que los F-16 de la base de Torrej¨®n permaneciesen en Espa?a. Esta frase suena a los espa?oles como la mera traducci¨®n al idioma europeo de lo que est¨¢n diciendo los dirigentes norteamericanos. Pero mientras ¨¦stos defienden su posici¨®n en una negociaci¨®n bilateral con Espa?a, el ministro holand¨¦s comete una injerencia por lo menos grosera en un asunto que compete s¨®lo a otros dos pa¨ªses soberanos.
Lo fundamental de la reuni¨®n de La Haya fue la aprobaci¨®n de una declaraci¨®n-plataforma sobre la defensa europea. En ella se pone el acento en el papel decisivo de las armas nucleares y en el deber de los Estados europeos de respaldar la estrategia nuclear: unos, colaborando en ese terreno con EE UU, y, en cuanto a Francia y Reino Unido, con sus propias armas. Cuando est¨¢ pr¨®ximo el acuerdo de EE UU y la URSS suprimiendo los misiles nucleares de alcance medio y corto, Europa deber¨ªa ser capaz de abordar los problemas de su seguridad partiendo de las nuevas posibilidades que se abren en esta etapa. Obviamente, la UEO en La Haya ha ido en sentido contrario. Hubo discrepancias serias, sobre todo por parte de Italia. Pero, al final, el compromiso se hizo sobre las posiciones tradicionales, con esa acentuaci¨®n del apoyo al arma nuclear exigida sobre todo por el Gobierno franc¨¦s.
La plataforma aprobada en La Haya crea un obst¨¢culo muy serio para un eventual ingreso de Espa?a. No podr¨ªamos en modo alguno poner en cuesti¨®n nuestra posici¨®n de pa¨ªs no nuclear, ratificada por refer¨¦ndum, por el prurito de ingresar en un organismo cuyo papel es reducid¨ªsimo. En t¨¦rminos generales, esta pretensi¨®n de uniformizar las posiciones europeas, a partir del apoyo al arma nuclear, es absurdo en estos momentos. Su efecto ser¨¢ acentuar la marginaci¨®n de la UEO. Los pasos reales hacia un sistema de seguridad europea tomar¨¢n otros caminos, como ya est¨¢ ocurriendo en la pr¨¢ctica. Los pasos que se pueden dar en ese orden deben partir de las coincidencias y posibilidades concretas. As¨ª se est¨¢ empezando a hacer. Espa?a participa en ese proceso, si bien la cooperaci¨®n entre Francia y la RFA es el elemento de mayor importancia.
La distinci¨®n entre la UEO y el necesario esfuerzo por abordar en un plano europeo los problemas de la seguridad no fueron tenidos suficientemente en cuenta por Felipe Gonz¨¢lez cuando en su dec¨¢logo de 1985 hizo una referencia expl¨ªcita a la UEO, probablemente innecesaria. No es el ¨²nico caso en que da una sensaci¨®n de ligereza en materia de pol¨ªtica exterior.
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