En honor de los burros
En la secci¨®n Gente del martes pasado (EL PA?S, 20 de octubre de 1987) se hac¨ªa referencia al escrito que Miquel Varias, concejal de Esquerra Republicana en Sant Sadurn¨ª d'Anoia, hab¨ªa entregado al Rey. Dadas las inexactitudes que en ¨¦l se aprecian, quisiera hacer las siguientes aclaraciones:Es dif¨ªcil que Carlos II obsequiara con un burro catal¨¢n a George Washington, cuando ¨¦ste naci¨® 32 a?os despu¨¦s de la muerte del monarca espa?ol. En realidad, lo que hubo fue una petici¨®n de Washington a Carlos III de un burro espa?ol, de gran fama por lo visto en aquellos tiempos, para una de sus fincas de Virginia.
Dada la calidad del peticionario, se puso gran inter¨¦s en el tema, consigui¨¦ndose para la ocasi¨®n dos magn¨ªficos jumentos, macho y hembra, que, contra la opini¨®n del concejal de Esquerra Republicana, no eran catalanes, sino zamoranos. La pareja de animales fue enviada a Norteam¨¦rica como un obsequio regio, acompa?¨¢ndola en el viaje el propietario de los burros, ejemplo temprano de la emigraci¨®n zamorana.
Estos datos que me quedan como recuerdo de una visita al Archivo Hist¨®rico Nacional se pueden cotejar con m¨¢s precisi¨®n en el documento original que se halla en el mencionado archivo.
Mi intenci¨®n, en todo caso, es mantener el honor de los burros zamoranos, sin tratar por ello de desmerecer a los de las otras nacionalidades del Estado y aclarar el significado del regalo de un rey espa?ol, no como ocasi¨®n de la independencia de Estados Unidos, sino como mejora t¨¦cnica para la finca de un ilustre personaje.-
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