La escuela de Nueva York, un marco m¨¢s que un estilo
Los expresionistas abstractos en la capital mundial de la vanguardia
La f¨®rmula escuela de Nueva York, como la de escuela de Par¨ªs antes de la II Guerra Mundial, tiene, en principio, un significado m¨¢s sociol¨®gico que propiamente est¨¦tico. Con esta designaci¨®n local se pretende subrayar la preeminencia de un centro urbano como capital mundial de la vanguardia, en el doble sentido de haberse constituido ese lugar concreto en el v¨¦rtice emisor de las novedades art¨ªsticas destinadas a imponerse internacionalmente y tambi¨¦n en el primer mercado para el consumo de dichas novedades. Quince artistas formaron inicialmente la m¨ªtica escuela de Nueva York, cinco de ellos nacieron fuera de Estados Unidos. Algunos nombres son De Kooning, Rothko, Pollock y Kline.
Par¨ªs hab¨ªa ocupado ese puesto de privilegio pr¨¢cticamente desde los comienzos de nuestra ¨¦poca contempor¨¢nea, aunque incrementara definitivamente su preeminencia a partir del desarrollo de las llamadas vanguardias hist¨®ricas, entre 1900 y 1940.De esta manera, pertenecer a la escuela de Par¨ªs significaba no s¨®lo haber estado directamente en contacto con los grupos o tendencias innovadoras que se produjeron all¨ª durante el primer tercio de siglo, sino tambi¨¦n, en general, demostrar una identificaci¨®n con sus principios art¨ªsticos m¨¢s caracter¨ªsticos, los del fauvismo, cubismo, dada¨ªsmo o superrealismo, a veces seguidos en estado puro o adoptados con cierto sincretismo.
El desplazamiento del centro de gravedad art¨ªstico mundial de Par¨ªs a Nueva York tras la II Guerra Mundial repite el mismo esquema, aunque, en este caso, los movimientos correspondientes ser¨ªan los del expresionismo abstracto, el pop, el hiperrealismo y otros; esto es, la sucesi¨®n de corrientes que lograron originalmente imponerse all¨ª para despu¨¦s triunfar en el resto del mundo.
El sorprendente desplazamiento de la capitalidad mundial de la vanguardia a Nueva York se gest¨® durante la terrible d¨¦cada de los cuarenta y cuaj¨® definitivamente en los cincuenta, manteniendo su vigencia hasta casi la presente d¨¦cada de los ochenta, en la que se han roto casi todos los esquemas convencionales de la vanguardia, y entre ellos el de la existencia de un solo eje capital para administrar de manera exclusiva el mercado de las innovaciones art¨ªsticas.
De manera que han sido aproximadamente 40 a?os de protagonismo absoluto de Nueva York a partir de la inesperada y deslumbrante actividad de una generaci¨®n legendaria, la del n¨²cleo de primeros expresionistas abstractos que, procedentes de los lugares m¨¢s diversos del planeta, se concentraron en la ciudad norteamericana en torno a los a?os cuarenta.
He aqu¨ª los nombres fundamentales de este n¨²cleo fundador de la m¨ªtica escuela de Nueva York: W. Baziotes (Pittsburgh, Estados Unidos, 1912Nueva York, 1963), Willem de Kooning (Rotterdam, Holanda, 1904), A. Gorky (Khorkom Vari Haiyotz, Rusia, 1905-Nueva York, 1948), A. Gottlieb (Nueva York, 1903-1974), Philip Guston (Montreal, Canad¨¢, 1913-Nueva York, 1980), H. Hofmann (Weissenburg, Alemania, 1880Nueva York, 1966), Franz Kline (Wilkes-Barre, Estados Unidos, 1910-Nueva York, 1962).
Tambi¨¦n est¨¢n en el comienzo de la escuela de Nueva York los artistas R. Motherweil (Aberdeen, Estados Unidos, 1915), B. Newinan (Nueva York, 1905-1970), J. Pollock (Cody, Estados Unidos, 1912East Hampton, 1956), R. Pousette-Dart (St. Paul, Estados Unidos, 1916), A. Reinhardt (Buffalo, Estados Unidos, 1913 Nueva York, 1967), M. Rothko (Dvinska, Rusia, 1903~Nueva York, 1970), C. Still (Grandin, Estados Unidos, 1904-Nueva York, 1980) y B. W. Tomlin (Syracuse, Estados Unidos, 1899-Nueva York, 1953).
Una generaci¨®n
Son, pues, 15 artistas, casi todos nacidos en ese mismo ciclo de 15 a?os que Ortega defend¨ªa como el marco cronol¨®gico de una generaci¨®n y que durante la d¨¦cada de los cuarenta alcanzaron su madurez biol¨®gica.Cinco de los artistas del grupo nacieron fuera de Estados Unidos y los 10 restantes proced¨ªan de los puntos m¨¢s diversos del pa¨ªs, pero pr¨¢cticamente todos, entre los que han muerto la mayor¨ªa, fallecieron en Nueva York, el lugar que marcar¨ªa su destino como artistas.
No formaron, sin embargo, ning¨²n grupo organizado y sus respectivos estilos, por no hablar ya de su formaci¨®n, car¨¢cter o trayectoria vital, eran muy distintos, aunque se puedan establecer ciertas afinidades entre algunos de ellos y, naturalmente, aunque casi todos quepan en la etiqueta, muy general, del expresionismo abstracto, adem¨¢s de que todos, sin excepci¨®n, vivieran el mismo ambiente e inquietudes en el Nueva York de posguerra.
Tradici¨®n
La tradici¨®n vanguardista norteamericana fue hasta ese momento casi inexistente, por m¨¢s que en determinados lugares, como Nueva York, se hubieran producido algunos acontecimentos singulares en este senticlo (la exposici¨®n Armory Show de 1913, las actividades del grupo de Stieglitz, la fundac¨ª¨®n del Museo de Arte Moderno de Nueva York -MOMA- en 1928 y otras). A una distancia considerable de los centros m¨¢s din¨¢micos europeos, sin maestros relevantes y, sobre todo, sin casi mercado para la vanguardia, era, desde luego, imposible hacer nada importante.En los a?os treinta, los a?os de la depresi¨®n, comenz¨® parad¨®jicamente a cambiar este negativo panorama, entre otras cosas por los proyectos de ayuda estatal al arte que program¨® el Gobierno dem¨®crata de Roosevelt (Public works of arts projea y el Federal art project) y, as¨ª mismo, por el desarrollo de un nuevo ideal art¨ªstico nacionalista inspirado en el ejemplo de los muralistas pol¨ªticos mexicanos, como Orozco, Rivera y Siqueiros, que trabajaron en Estados Unidos por aquellas fechas.
El desplazamiento a Nueva York de un important¨ªsimo n¨²cleo de los mejores vanguardistas e intelectuales europeos que hu¨ªan de la dominaci¨®n nazi, entre los que se encontraban Breton, Ernst, L¨¦ger, Masson, Matta, Mondrian, Chagall, Lipchitz, Dal¨ª, entre otros artistas, y las actividades -conferencias y exposiciones- que organizaron all¨ª todos ellos produjo el resto.
Un compromiso pol¨ªtico militante, aunque interpretado ya con las claves radicales del izquierdismo superrealista y del entonces naciente existencialismo, colore¨® la actitud vital de esta generaci¨®n que ya no se conformaba con el ingenuo optimismo de las vanguardias hist¨®ricas.
Quer¨ªan romper violentamente con el pasado y lo hac¨ªan con la conciencia mesi¨¢nica de vivir en un nuevo mundo, el mundo del futuro, el del joven pa¨ªs que hab¨ªa salvado de perecer, por segunda vez, a la decadente Europa.
Pict¨®ricamente, eso se tradujo en la defensa de una pintura abstracta, pero en la que la ¨²nica realidad la proporcionaba la efusi¨®n expresiva del yo, que hallar¨ªa su ¨²nico cauce adecuado en el uso de la t¨¦cnica superrealista del automatismo, el gesto, la acci¨®n violenta y espont¨¢nea de expandirse incontroladamente por el lienzo. De ah¨ª los nombres de pintura de acci¨®n o gestual para este expresionismo abstracto.
T¨¦cnicas
El descubrimiento de las t¨¦cnicas mentales y art¨ªsticas del lejano Oriente contribuyeron asimismo a desarrollar esta liberaci¨®n expresiva de lo ¨ªntimo, que se serv¨ªa tambi¨¦n del ejemplo de las caligraf¨ªas pict¨®ricas, en las que el orden de las pautas compositivas nunca sofoca lo individual.En cualquier caso, entre el el pintor Jackson Pollock que rellenaba rabiosamente la tela con los gruesos trazos negros de su mano desenfrenada y sobre ella hac¨ªa gotear las salpicaduras y las sutiles atm¨®sferas de Mark Rothko o los planos de color de Barnett Newman, insuflados ambos del misticismo m¨¢s rom¨¢ntico, se cre¨® un conjunto m¨²ltiple de lenguajes, marcados, empero, todos ellos por la intensidad y la concepci¨®n trascendental de lo art¨ªstico.
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