'50 a?os de moda en Espa?a' , la alta y la baja costura
Una exposici¨®n con ausencias ocupa el palacio de la Virreina de Barcelona
El palacio de la Virreina de Barcelona es el escenario de una exposici¨®n titulada 50 a?os de moda espa?ola. Se trata de una muestra itinerante que, posteriormente, visitar¨¢ Madrid y Mil¨¢n. Los organizadores han seleccionado el material expuesto bas¨¢ndose en el principio de incluir ¨²nicamente a los dise?adores que firman sus trabajos y no atender al trabajo an¨®nimo para una determinada marca. Inicialmente se hab¨ªa pensado incorporar elementos accesorios al propio vestido y que participan igualmente del concepto de moda, como el perfume, pero el volumen del material que deb¨ªa recopilarse aconsej¨® la citada restricci¨®n.
Cualquier exposici¨®n de moda contempor¨¢nea que pretenda recoger lo que ¨¦sta ha significado en un espacio de tiempo tan amplio como el que nos propone la exposici¨®n 50 a?os de moda en Espa?a, puede ser planteada desde diferentes puntos de inter¨¦s. La simple recopilaci¨®n cronol¨®gica de las prendas, la evoluci¨®n de la est¨¦tica de los tejidos y la repercusi¨®n de ¨¦stos en las formas, la evoluci¨®n industrial de este ¨¢mbito o el estudio sociol¨®gico de los fundamentos que han motivado y justifican aut¨¦nticamente la moda.La exposici¨®n que ahora, y hasta el 10 de enero, ocupa las salas del Palacio de la Virreina, en Barcelona, pretende recoger lo que ha sido moda en Espa?a desde varios aspectos, pero sin profundizar, desgraciadamente, en ninguno de ellos.
Es una ampl¨ªa recopilaci¨®n de vestidos, a la que no queremos restar m¨¦rito en tanto que tarea de gesti¨®n, pero con importantes carencias de verdadera representatividad de los dise?adores, de los que algunos modelos no son testimonio de los momentos estelares de ¨¦stos, aunque somos conscientes de la dificultad que esto comporta.
Aunque tem¨¢ticamente se haya querido se?alar el tema en los apartados de Alta Costura, Hacia un nuevo concepto de moda, Pr¨¦t-¨¢-porter y Moda actual, en la ¨¦poca de la alta costura y la inmediata posterior no se recoge lo que podr¨ªa llamarse la baja costura, entendido el concepto sin connotaciones peyorativas, sino como opuesto a la alta costura. Una baja costura mayoritaria, en tanto que la otra era disfrutada s¨®lo por una minor¨ªa.
Las modistas de gran calidad marcaron una larga ¨¦poca en la que -unas veces inspir¨¢ndose en la moda de Par¨ªs y otras como consecuencia de una fin¨ªsima intuici¨®n y refinamiento- sab¨ªan crear modelos para los bolsillos menos pudientes pero con buen gusto, y que pod¨ªan dialogar en gran manera con los dise?adores ¨²nicos.
Hay algunos ejemplos de esa baja costura. El m¨¢s evidente: la aparici¨®n de una prenda popularizada en un filme de Hitchcock de 1940, la rebeca, de la cual se utilizaron en ¨¦ste y en los a?os posteriores miles de ellas y de las que no existe referencia como ejemplo en la presente muestra por no pertenecer a la moda de alta costura.
Textos banales
La exposici¨®n carece tambi¨¦n, hasta llegar a la d¨¦cada de los ochenta, de la representaci¨®n del vestido masculino. Las americanas cortas y estrechas que ahora pueden resultar rid¨ªculas tampoco hacen acto de presencia, as¨ª como, por ejemplo, el pantal¨®n de golf con el cual vistieron nuestros padres y hermanos, acompa?ados de calcetines de rombos, a imitaci¨®n de la moda inglesa, pero que fue, aqu¨ª, ampliamente aceptada.Sociol¨®gicamente, la inexistente moda de la calle y la sola presencia de los modelos de realizaci¨®n frecuentemente ¨²nica o en peque?as series sit¨²an 50 a?os de moda como una importante exposici¨®n, pero con un criterio parcial de la moda en Espa?a. Tambi¨¦n resulta lamentable el hecho de que muchos textos, aunque no todos como el de Segismundo de Anta, resulten banales y muy poco profundos, lo que permitir¨¢ continuar considerando, y con raz¨®n, la moda como un hecho fr¨ªvolo y poco cient¨ªfico, desgraciadamente, ante una maravillosa oportunidad que permitir¨ªa cambiar estos conceptos.
El dise?o del cat¨¢logo resulta inferior en calidad a la mayor¨ªa de las revistas de moda a nivel nacional e internacional, excepto la cubierta, que, imaginativamente, se convierte en un espejo para aquellos que lo tomen en sus manos y as¨ª puedan analizar su propia imagen.
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