El infalible m¨¦todo del vuelco del coraz¨®n
Rumana de origen, casada en primeras nupcias con el tambi¨¦n archifamoso galerista Leo Castelli, Ileana Sonnanbend pertenece a la estirpe de los mejores galeristas del arte contempor¨¢neo: los Vollard, los Kahnweiler, los Maeght, etc¨¦tera. H¨¢biles comerciantes, sin duda, pero pose¨ªdos por una aut¨¦ntica pasi¨®n que les hac¨ªa apostar por lo que la gente rechazaba, hasta convertirlo en el objeto socialmente m¨¢s deseado. En este sentido, todos ellos han sido amigos ¨ªntimos, c¨®mplices y consejeros de sus artistas, con los que han compartido aventuras, riesgos y ¨¦xitos. Por eso mismo, no es extra?o que todos ellos, al final, hayan formado excelentes colecciones particulares, de las que no han querido desprenderse ni cuando esas obras han alcanzado los m¨¢s altos precios del mercado. No en balde esas colecciones forman parte de su propia vida.
Rasgo singular
En la colecci¨®n Sonnanbend -que ahora exhibe en Madrid, antes de ser presentada en Burdeos-, un centenar de piezas de 60 artistas diferentes, hay un rasgo verdaderamente singular, y se refiere al entrecruzamiento de lo m¨¢s representativo de las vanguardias europea y americana. Esta visi¨®n excepcionalmente completa se ha logrado s¨®lo gracias a la presencia directa de lleana Sonnanbend en los escenarios donde se estaban produciendo las novedades. Muy creativamente, adem¨¢s, en vez de confirmar en cada sitio lo que ve¨ªa, lo llevaba a territorios contrarios, fomentando de esta manera el intercambio. En cierto lugar ha declarado lleana Sonnanbend que, en principio, se ha sentido siempre atra¨ªda por aquello precisamente que, emocion¨¢ndola, no acertaba a explicar su raz¨®n de ser. Es la reacci¨®n que denominar¨ªamos del vuelco del coraz¨®n o del vac¨ªo en el est¨®mago, la que sienten los verdaderos aficionados al arte ante las experiencias l¨ªmites de vanguardia. Seguir esta sensaci¨®n hasta el final requiere informaci¨®n actualizada, sensibilidad y agallas. En cualquier caso, considerando los resultados finales, hay que dar por muy empleado este fecundo derroche de energ¨ªa.
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