El g¨¦nero chico se come al grande
Anteanoche volvi¨® la Zarzuela por sus fueros, esto es, hizo subir a su escenario uno de los hist¨®ricos del g¨¦nero l¨ªrico desde su fundaci¨®n por Rivas, Barbieri, Olona y Gaztambide, el a?o 1856, justamente el 10 de octubre, cumplea?os de Isabel II. Teatro, en principio, consagrado a la zarzuela grande, en el de la calle de, Jovellanos (nacido, por cierto, al erigirse el coliseo), se representaron El diablo en el poder, El Juramento, Pan y toros, El barberillo de Lavapi¨¦s, El salto del pasiego, El juramento y La tempestad.Ya es sabido que, al contrario de lo que sucede con los peces, en zarzuela el g¨¦nero chico se come al grande, pues el primero, menos influido por modelos franceses y m¨¢s enraizado con lo popular y lo sainetero, lo que no excluye connotaciones italianistas, cosa que ya sucedi¨® a la tonadilla, una de las bases del g¨¦nero chico. He aqu¨ª dos demostraciones: la genial Revoltosa, de L¨®pez Silva, Fern¨¢ndez Shaw y Chap¨ª (teatro Apolo, 1897), y la par¨®dica pieza de Caballero y Miguel Echegaray, El d¨²o de la africana (Apolo, 1893), que el Teatro L¨ªrico Nacional presenta en la Zarzuela con montaje nuevo la primera, y en el de hace tres temporadas, la segunda.
La revoltosa y El d¨²o de la africana
Teatro L¨ªrico Nacional. Direcci¨®n musical: Miguel Roa. Direcci¨®n esc¨¦nica Jos¨¦ Luis Alonso. Int¨¦rpretes: Pedro Lavirgen, Josefina Meneses, Jos¨¦ Mar¨ªa Pou, L. Villarejo, Marisa Ruz, Enrique Navarro, Carmen Rossi, Julio Incera, Javier Alaba, Milagros Mart¨ªn, Mar¨ªa Teresa Cort¨¦s, Chari Moreno, Rafael Castej¨®n, Alfonso del Real, Pepa Rosado, Alejandro Bellido, Ana S¨ªles y Pedro Valent¨ªn. Coro y orquesta titulares de la Zarzuela. Madrid, 3 de noviembre.
Para la ocasi¨®n se ha editado un libro-programa que me parece uno de los mejores, m¨¢s cuidados y de m¨¢s interesantes textos de los preparados e impulsados por Jos¨¦ Luis Rubio gracias a un valioso material gr¨¢fico y a unas colaboraciones excelentes.
Otra buena nueva: la reaparici¨®n de Jos¨¦ Luis Alonso, un director para el que el teatro no tiene compartimentos ni especialidades: lo ama en su totalidad, y en Espa?a la zarzuela, como teatro a veces casi superrealista, significa mucho. Sin ella resultar¨¢ dificil entender con exactitud La zapatera prodigiosa, Do?a Rosita, Mariana Pineda y las piezas m¨¢s castizas de Valle-Incl¨¢n.
Alonso ha logrado delicias en La revoltosa sobre un escenario corp¨®reo y luminoso del pintor asturiano Gil Parrondo. All¨ª est¨¢ el Madrid de 1897 (la cara alegre e inconsciente de la Espa?a del desastre) totalmente vivo en las palabras, las acciones, los sentimientos y la m¨²sica, bien dirigida, pero con cierta aton¨ªa, por Miguel Roa y cantada muy bien por Javier Alaba y Milagros Mart¨ªn.
Los escenarios y figurines de El d¨²o de la africana son del propio Jos¨¦ Luis Alonso, en una ironizada reproducci¨®n de los gustos propios de la ¨¦poca. Aplaudimos a Pedro Lavirgen en Giuseppini, a la Meneses en la Antonelli y a Jos¨¦ Mar¨ªa Pou en el Empresario de ¨®pera barata.
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