Pendientes la amenaza argetina

"Sin llegar a una nueva invasi¨®n, los argentinos podr¨ªan realizar algunas operaciones que nos pondr¨ªan en una situaci¨®n muy embarazosa", dice el general Neil Carlier, actual comandante en jefe de las fuerzas brit¨¢nicas en las Malvinas. Y a?ade: "Pero, naturalmente, no voy a decir cu¨¢les". De hecho, recientemente, un avi¨®n sobrevol¨® las islas y muchos habitantes pudieron verlo. Los portavoces de la base tardaron varias horas en dar una explicaci¨®n y decir, al final, que se trataba de uno de sus H¨¦rcules.Los brit¨¢nicos vigilan de cerca la adquisici¨®n de material b¨¦lico por parte de Argentina, que, dicen, ha recuperado lo perdido durante la guerra y est¨¢ reorganizando sus Fuerzas Armadas, reorganizaci¨®n que deber¨ªa concluir entre 1988 y 1989. "No s¨¦ cu¨¢l es su intenci¨®n, pero miramos sus capacidades y actuamos de acuerdo a ¨¦stas", dice Carlier.

Para Londres, indican funcionarios del Ministerio de Defensa brit¨¢nico, "hay una amenaza a las islas Malvinas. Aunque el presidente argentino, Ra¨²l Alfons¨ªn, se ha comprometido a solucionar la disputa por v¨ªas pac¨ªficas, la oposici¨®n peronista no lo ha hecho. Adem¨¢s, Alfons¨ªn no ha declarado oficialmente el fin de las hostilidades, y existen serias dudas sobre el control que ejerce sobre los militares".

"Pienso que es poco probable que un Gobierno democr¨¢tico corra aventuras que podr¨ªan acabar con la democracia, pero hay que recordar que en Argentina el ej¨¦rcito siempre ha sido una fuerza poderosa", se?ala el general Carlier, y si los militares volvieran al poder en Buenos Aires, "estar¨ªa yo 50 veces m¨¢s atento a la amenaza que con la democracia".

En todo caso, declara Carlier, si Argentina declarara el fin de las hostilidades, las cosas podr¨ªan cambiar".