Un aut¨®crata avanzado

Habib Burguiba, de 84 a?os, est¨¢ considerado el art¨ªfice del T¨²nez moderno, y su personalidad ha dominado, en los m¨¢s de 30 a?os de independencia, la vida pol¨ªtica del pa¨ªs.Anticomunista y laico -desafi¨® a su propia religi¨®n ingiriendo un vaso de agua en pleno Ramad¨¢n-, el depuesto presidente tunecino lleg¨® al poder en edad madura, a los 54 a?os, y, pese a su reconocido talante como socialista moderado, su carrera pol¨ªtica, apoyada en el Partido Socialista Desturiano (PSD), en el que convergen Gobierno y Estado, ha deambulado entre la concesi¨®n de logros progresistas a sus ciudadanos y una forma muy particular y autocr¨¢tica de ejercer la presidencia de la Rep¨²blica.

L¨ªder del combate colonial contra Francia, que lo encarcel¨®, el abogado Burguiba eligi¨®, ya desde el poder, primero ese pa¨ªs y luego Estados Unidos como aliados principales de su r¨¦gimen, mientras que sus dos vecinos m¨¢s inmediatos, Libia y Argelia, optaban por el camino de la revoluci¨®n socialista y armaban sus ej¨¦rcitos en la URSS.

Burguiba, nombrado presidente vitalicio en 1975, hizo de la mujer tunecina la m¨¢s libre del mundo ¨¢rabe; declar¨® la guerra al integrismo; trat¨® a sus peones como marionetas pol¨ªticas; dio cobijo a la OLP en su territorio tras el ¨¦xodo de L¨ªbano y convirti¨® su pa¨ªs en sede de la Liga ?rabe al perder su sill¨®n Egipto por los acuerdos de Camp David.

Bajo la jefatura de Burguiba, T¨²nez ha sido un remanso de paz y estabilidad en medio de las arenas movedizas del norte de ?frica.

Hosni Burguiba se caso y se divorci¨® dos veces. Hasta el a?o pasado vivi¨® bajo la influencia de su segunda mujer, la poderosa Wasila Ben Amar, hoy exiliada en Par¨ªs.

Ben Amar no quiso ayer desde su residencia en la capital francesa hacer ning¨²n tipo de declaraciones sobre los sucesos acaecidos en su pa¨ªs.