El intelectual desnudo
Resulta dif¨ªcil aproximar la figura del rebelde, impulsivo, soberbio germano con el humilde ruso, recogido, virtuoso y cristian¨ªsimo. Sin embargo, esta conjunci¨®n de nombres, en apariencia tan dispares, es muy ¨²til y fecunda para liberar el pensamiento de clasificaciones dogm¨¢ticas. El fil¨®sofo chileno Jos¨¦ Echeverr¨ªa, en su obra Libro de convocaciones (Editorial Anthropos), invita a esta labor de emparentar a los personajes m¨¢s lejanos y distintos para mejor identificarlos. ?Qu¨¦ pueden tener en com¨²n el autor de El Anticristo y el novelista que escribi¨® El pr¨ªncipe idiota? Veamos c¨®mo las oposiciones m¨²ltiples se resuelven en una unidad superior, sin perder ninguno de los dos su aut¨¦ntica personalidad diferenciada.Lo esencial del pensamiento dial¨¦ctico consiste en llegar, por las v¨ªas m¨¢s di¨¢fanas o tortuosas, a la conciliaci¨®n de los opuestos. El fil¨®sofo chileno, con sabia habilidad, demuestra el gran farsante que fue Nietzsche y c¨®mo se disfrazaba con m¨²ltiples m¨¢scaras. A esta pluralidad de sus yos alude en Ecce homo: "Conozco los dos lados, pues yo soy ambos lados". As¨ª, este hombre duro, implacable se?or de se?ores, que desprecia la moral, sierva de los sufridores y humildes, a la vez es un gran sensitivo, un ser pat¨¦tico, y ¨¦l, que vituperaba la compasi¨®n, amaba en los otros su desvalimiento, la vulnerabilidad, la debilidad, hasta reprochar a Cervantes su crueldad por ridiculizar a un pobre loco. Tal es la dram¨¢tica contradicci¨®n ¨ªntima y el conflicto de concepciones opuestas de su vida. Incluso su misma teor¨ªa del eterno retorno, que se inventa para recuperar el pasado que se nos va irremediablemente y olvidamos, se le convierte en una jaula de hierro en la que queda prisionero de una legalidad universal contra la cual ya no puede rebelarse libremente. No es de extra?ar que, al leer Memorias del subsuelo, decubriese en Dostoievski a su hermano enemigo. S¨ª, el hombre lib¨¦rrimo busca afirmarse haciendo cuanto le da la gana, y, de esta forma, hiere, humilla y desgracia a los otros. Raskolnikov es el ejemplo de la soberbia criminal, de la voluntad de poder y dominio del hombre que se cree por encima del bien y del mal. Este personaje inquieta y desespera a Nietzsche. ?Hab¨ªa sabido ver, en Crimen y castigo, la demoledora cr¨ªtica del superhombre, como sugiere el fil¨®sofo chileno?
Tampoco Dostoi¨¦vski es el sant¨®n resignado y sumiso que nos pintan. Fue potencialmente un asesino, un sat¨¢nico soberbio dominado por su conciencia de superioridad. La humildad de que hace gala es una comedia dram¨¢tica en la que representa el papel de falso salvador. Sin embargo, a Nietzsche le interesan los redentores, el cristiano que persiste en cada hombre a trav¨¦s de los siglos, y El pr¨ªncipe idiota es otro de los tantos Cristos, cuya idiotez consiste en ser diferente de los que luchan por sus apetitos ego¨ªstas, mientras que ¨¦l puede abandonarse a los otros porque no tiene aut¨¦nticos intereses personales. Esta generosidad del cristiano, su innata irrealidad, es lo que atrae al fil¨®sofo alem¨¢n de los personajes del novelista ruso. Pero Dostoievski es tandual, contradictorio y enmascarado como Nietzsche. Por esta raz¨®n pueden comprenderse. El novelista es, a la vez, Schetov, el bondadoso y ejemplar cristiano que, abandonado por su mujer, la recoge, pese a estar encinta de otro, y la asiste en el parto con verdadera ternura. En El Anticristo, el fil¨®sofo alem¨¢n afirma: "No es una fe lo que distingue al cristiano, sino una forma de obrar diferente. No se separa de su mujer en ninguna circunstancia, ni siquiera en el caso de una infidelidad comprobada", clara referencia al personaje Schetov, dice el pensador chileno. Puede comprenderse porque Dostoievski es tambi¨¦n el Anticristo, un afirmador de la vida, una ansiosa voluntad de poder. Kirilov es un personaje t¨ªpicamente nietzschiano cuando dice: "?El hombre-Dios? No, el Dios-hombre. All¨ª est¨¢ la diferencia" ( ... ) "El atributo de mi divinidad es mi propia voluntad, una nueva y terrible libertad". El hombre, por su acci¨®n creadora, sustituye a Dios. "En el fondo, la humanidad est¨¢ haciendo un supremo experimento: no el de ser semejante a los dioses, que no da para gran cosa, sino ser, en el fondo, dioses en persona", explica Garc¨ªa Bacca en Antropolog¨ªa filos¨®fica contempor¨¢nea. A trav¨¦s de Kirilov, criatura en apariencia cristiana que cae de hinojos ante el sufrimiento ajeno, el novelista ruso se sent¨ªa un dios, un sujeto creador de s¨ª mismo.
?Qu¨¦ une y hasta identifica al fil¨®sofo vitalista alem¨¢n y el desesperado novelista ruso? Jos¨¦ Echeverr¨ªa lo explica l¨²cidamente: salvar al mundo de su miseria, el anhelo de una religiosidad terrestre, de una sacralizaci¨®n de la vida y la esperanza de un reino en este mundo. Por esta raz¨®n se?ala Gilles Deleuze que Nietzsche no quiere el endiosamiento del hombre, sino que se haga superhombre por una nueva forma de sentir, "un autre tipe que le tipe humaine". Pero les une algo m¨¢s. Si Dostoievski fue, en un principio, el idiota, la v¨ªctima, el crucificado, termin¨® por ser Dionisos; y Nietzsche, que comenz¨® por sentirse Dionisos, acab¨® en una dram¨¢tica, irreconciliable, monstruosa, delirante s¨ªntesis de Dionisos y el Crucificado.
Ambos se comprometieron tr¨¢gicamente con una idea de redenci¨®n universal: el novelista ruso, anunciando la igualdad de los hombres y su participaci¨®n en todos los bienes de la tierra, y el fil¨®sofo alem¨¢n, con su profec¨ªa de unidad b¨¢quica, de comunidad ardiente de los hombres por la renuncia del yo detestable, que a¨ªsla y separa.
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