El ejemplo de Koldo Mitxelena
Hace un mes desaparec¨ªa uno de los principales intelectuales vascos contempor¨¢neos. El autor, disc¨ªpulo de Mitxelena, glosa en el art¨ªculo la personalidad cient¨ªfica y humana del investigador y del maestro cuya aportaci¨®n a la filolog¨ªa vasca ha permitido desterrar muchas construcciones seudocient¨ªficas que han pretendido el fraccionamiento de una lengua, paso previo para su desaparici¨®n.
La Universidad vasca y espa?ola est¨¢n de luto. Luis Michelena (Koldo), el maestro cercano o lejano de tantas generaciones de ling¨¹istas y fil¨®logos, ha muerto, dejando en sus disc¨ªpulos un angustioso sentimiento de vac¨ªo y orfandad. El maestro, que, parafraseando un conocido verso de Sol¨®n, pod¨ªa haber ido envejeciendo a la par que ense?aba muchas cosas (getr¨¢sko: d'alei' poll¨¤ 'didask¨®n) , se nos ha ido repentinamente, mientras nosotros no acertamos a¨²n, aturdidos por el golpe, a retomar los m¨²ltiples caminos que ¨¦l, el primero, abri¨® y nos dej¨® trazados.Era desde 1967 el catedr¨¢tico de Ling¨¹¨ªstica Indoeuropea, el primero que ha habido en Espa?a, y que, como tal, explicaba unas cosas raras, a veces abstrusas, pero que ten¨ªa el talento de hacerlas muy divertidas.
Por aquellas fechas pasaron por Salamanca algunas personas, como I. Sarasola, P. Altuna o A. Eguskiza, que iban a buscar en Michelena el apoyo y la gu¨ªa en sus incipientes trabajos sobre filolog¨ªa o ling¨¹¨ªstica vascas.
Es cierto que su inter¨¦s universitario primordial se centraba en crear y consolidar unos estudios de filolog¨ªa vasca como especialidad normal y corriente dentro del conjunto m¨¢s amplio de los estudios filol¨®gicos. Eso no quiere decir, sin embargo, que no le interesaran ni diera por ¨²tiles las dem¨¢s disciplinas human¨ªsticas. Su propia trayectoria cient¨ªfica y las posturas que defendi¨® a lo largo de su vida prueban lo contrario. A la hora de establecer un plan de estudios de filolog¨ªa vasca, tom¨® como modelo algo que ya ten¨ªa una larga tradici¨®n en los estudios cl¨¢sicos: dos ejes centrales representados por los textos y la ling¨¹¨ªstica, a los que se pod¨ªan a?adir cuantas disciplinas se quisieran. En este reparto, el estudio de los textos, labor eminentemente filol¨®gica, era anterior y previo a la ling¨¹¨ªstica. No sent¨ªa mucha admiraci¨®n por los ling¨¹istas que, sin tener s¨®lidos conocimientos de los textos de una lengua (lo cual, es evidente, implica conocer su historia), se dedican a elaborar teor¨ªas y a aducir innumerables ejemplos. De la misma manera, tampoco pod¨ªa sufrir que la ling¨¹¨ªstica general se limitara en este pa¨ªs a elucubrar sobre una sola lengua, casi siempre el espa?ol, eliminando, adem¨¢s, todos los aspectos diacr¨®nicos.
En el fondo, la raz¨®n de este pensamiento radica en su s¨®lida formaci¨®n neogram¨¢tica, en el concienzudo estudio de los indoeurope¨ªstas del siglo XIX y comienzos del XX, con los que, a pesar de todos los cambios de tim¨®n de la ling¨¹¨ªstica moderna, no rompi¨® nunca. Sin despreciar lo m¨¢s m¨ªnimo las aportaciones del estructuralismo -ah¨ª est¨¢n sus propios trabajos estructuralistas cuando en Espa?a la escuela era a¨²n poco conocida-, ni del generativismo -?acaso no fue de los primeros que dieron cuenta en Espa?a de las novedades americanas, cuando los dem¨¢s estaban absortos con la novedad anterior?-, pensaba que el gran cambio de paradigina en la ling¨¹¨ªstica se hab¨ªa producido con los neogram¨¢ticos, ya que sus t¨¦cnicas b¨¢sicas de reconstrucci¨®n, comparaci¨®n, evoluci¨®n, etc¨¦tera, ling¨¹¨ªsticas, con todos los perfeccionamientos posteriores que queramos, siguen utiliz¨¢ndose hoy d¨ªa.
Historia de la ling¨¹¨ªstica
El hecho de que alguna vez dijera que el ¨²nico maestro que tuvo en su vida fue, por breve tiempo, E. Benveniste, no hay que tomarlo solamente como una expresi¨®n de orgullo o vanagloria, sino m¨¢s bien como claro indicio de su pensamiento acerca del derrotero que tomaban ciertas opiniones sobre la historia de la ling¨¹¨ªstica. Con ello quer¨ªa remarcar sencillamente que la supuesta ruptura radical que hab¨ªa representado Saussure con los neogram¨¢ticos era una falacia, ya que Benveniste proced¨ªa por l¨ªnea directa, v¨ªa A. Meillet, de las ense?anzas dadas por el ginebrino en Par¨ªs. Frente al Cours reivindicaba tambi¨¦n la M¨¦moire, por otro lado magistral plasmaci¨®n de principios explicitados m¨¢s tarde.Si bien la filolog¨ª¨¢ cl¨¢sica y la rom¨¢nica, como disciplinas m¨¢s a?ejas y experimentadas, le ofrec¨ªan un buen modelo para sus estudios vascos -es evidente la semejanza entre sus Textos arcaicos vascos y el Recueil de textes latins archa?ques, de A. Ernout, o la influencia confesada que el manual de Men¨¦ndez Pidal ejerci¨® sobre ¨¦l-, no me parece que debamos considerar la filolog¨ªa vasca, si hacemos un balance de los tomas y dacas, meramente recipiendaria.
El que Luis Michelena se tuviera que dedicar en soledad a elaborar una fon¨¦tica hist¨®rica de la lengua vasca o a intentar reconstruir los estadios prehist¨®ricos de la lengua en orden a que una posterior comparaci¨®n con el ib¨¦rico o con cualquier lengua -por ejemplo, las cauc¨¢sicas- se hiciera con garant¨ªas de fiabilidad, le coloc¨® ante tal cantidad de problemas pr¨¢cticos que ten¨ªa que resolver y sobre los que la tradici¨®n anterior dec¨ªa poco o era mejor olvidarlo, que le hicieron reflexionar m¨¢s acuciantemente sobre los m¨¦todos que empleaba para su resoluci¨®n. En mi opini¨®n, Lenguas y protolenguas, libro en el que se a¨²nan a un tiempo la precisi¨®n y el rigor cient¨ªfico con una brillante escritura, no pudo ser escrito por una persona que "todo lo aprendi¨® en los libros".
Hombre en¨¦rgico y coherente, con un inteligente amor por su pa¨ªs, aparte de colocar a la filolog¨ªa vasca en el camino de la cr¨ªtica cient¨ªfica, dot¨® a la lengua vasca de los recursos necesarios para el cometido de sus funciones en una sociedad moderna, reflexion¨® sobre los aspectos m¨¢s importantes de la cultura vasca, nos ense?¨® a todos, tanto a los del oficio como a los intelectuales y hombres p¨²blicos, a ser cr¨ªticos en nuestras actuaciones, por lo que, rememorando palabras del prosista cl¨¢sico Axular, podemos decir: "?Qui¨¦n hay en el Pa¨ªs Vasco que, de una forma u otra, no te sea deudor y no te est¨¦ obligado?"
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