Vertebrar Europa
La construcci¨®n de la Europa unida es un largo tejer en el que la inteligencia y la voluntad se al¨ªan con la paciencia y el tes¨®n. El impulso dado por el Parlamento Europeo con la elaboraci¨®n del Tratado de la Uni¨®n Pol¨ªtica y la afirmaci¨®n de la Europa de los ciudadanos ha conducido al Acta ¨²nica.
ENRIQUE BAR?N
Direcci¨®n: Clare Peploe. Gui¨®n: Mark y Clare Peploe. Fotograf¨ªa: Chris Menges. M¨²sica: Jason Osborne. Producci¨®n: Michael White. Reino Unido, 1987. Int¨¦rpretes: Jacqueline Bisset, James Fox, Irene Papas, Sebastian Shaw, Kenneth Branagh, Lesley Menville, Robert Stephens, Paris Tselios, Ruby Faker, Mark Williams, Geoffrey Rose, Shelly Laurenti, George Diakoyorgio. Estreno en Madrid: cines Amaya, Arlequ¨ªn, T¨ªvoli (versi¨®n doblada) e Infantas (en versi¨®n original subtitulada).
En el Acta ¨²nica el Consejo Europeo se ha comprometido a seguir dando pasos concretos por la uni¨®n europea.La comisi¨®n ha propuesto al Parlamento un programa de trabajo para realizar con ¨¦xito el Acta ¨²nica, con el encargo de preparar una respuesta. El Consejo Europeo de Bruselas lo ha tomado en consideraci¨®n y en este momento est¨¢ preparando una respuesta para la cumbre de diciembre en Copenhague, que ha de servir para garantizar el futuro y salir de la bancarrota presente.
El objetivo es un programa global de trabajo para lograr la Europa sin fronteras a finales de 1992. La creaci¨®n del mercado interior tiene que acompa?arse de la fundamentaci¨®n de un espacio social com¨²n y de la vertebraci¨®n del espacio econ¨®mico, gracias a la cohesi¨®n econ¨®mica y social. Para ello es necesario reformar y modernizar la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n, as¨ª como fortalecer la capacidad financiera y la autonom¨ªa presupuestaria de la Comunidad. Se trata, por tanto, de crear una base firme y com¨²n que cimente la comunidad en su dimensi¨®n cotidiana y real. Esto ha de permitir superar el coste de la no Europa, que es mayor que el presupuesto de la misma comunidad y pone en causa su futuro.
La dimensi¨®n europea abre una perspectiva para la actividad empresarial en su conjunto y proporciona ventajas de dimensi¨®n. Ahora bien, tambi¨¦n pone en com¨²n regiones econ¨®micas y sistemas productivos con diferentes grados de desarrollo, lo cual puede incrementar las desigualdades y las diferencias.
La comunidad necesita establecer su propio di¨¢logo Norte-Sur para, a trav¨¦s de la cooperaci¨®n y no del enfrentamiento, crear las bases de la ciudadan¨ªa real y efectiva de los europeos.
En las actuales circunstancias de la econom¨ªa mundial es indudable que la fuerza esencial del crecimiento en los pr¨®ximos a?os provendr¨¢ del mercado interior europeo. La coraza japonesa y el creciente proteccionismo norteamericano reducen las posibilidades exteriores, que no pueden ser sustituidas f¨¢cilmente por un Tercer Mundo endeudado. De cara a 1992, el motor fundamental es y seguir¨¢ siendo el mercado ib¨¦rico.
Ello da un papel clave a la estrategia cooperativa de crecimiento. Es necesario potenciar el esfuerzo com¨²n para generar empleo y dar rigor a la pol¨ªtica econ¨®mica. La convergencia de la pol¨ªtica econ¨®mica supone la consolidaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria, con el fortalecimiento del Sistema Monetario Europeo y la puesta a punto de un banco central europeo aut¨®nomo que proporcione una voz ¨²nica en el contexto internacional y que permita estabilizar el ECU. No avanzar en este terreno imposibilita la gesti¨®n econ¨®mica coherente.
Y el trabajo a desarrollar no se limita a la esfera funcionarial o intergubernamental. Porque los interlocutores sociales tienen un protagonismo irreemplazable. De ah¨ª la importancia de una pol¨ªtica de concertaci¨®n que la comisi¨®n ha fomentado, pero no ha recogido suficientemente en su programa. La pr¨¢ctica de negociaci¨®n y acuerdos, frente a la confrontaci¨®n sistem¨¢tica, es un elemento realmente distintivo de las sociedades europeas que debemos defender. Por ello es necesario dar prioridad al sistema social europeo con medidas concretas, de tal modo que el Mercado Com¨²n no suponga disminuci¨®n de los derechos de los trabajadores.
En la vertebraci¨®n de la Europa sin fronteras desempe?an un papel destacado las pol¨ªticas de acondicionamiento del espacio com¨²n, prestando atenci¨®n preferente a las infraestructuras de transportes y comunicaciones, la creaci¨®n de condiciones favorables para la natalidad empresarial, una pol¨ªtica comercial exterior com¨²n y de ayuda al desarrollo y normas m¨ªnimas exigentes para la protecci¨®n medioambiental.
Solidaridad y cohesi¨®n
Desde el Tratado de Roma, la cohesi¨®n econ¨®mica y social es un elemento fundamental de la integraci¨®n europea. No se ha desarrollado con la suficiente entidad y, adem¨¢s, con las sucesivas ampliaciones, se han incrementado las diferencias.
Proceso que no es eterno, ya que hoy conviven en la comunidad regiones tradicionalmente industriales en claro declive con regiones subdesarrolladas en t¨¦rminos tradicionales. Por ello hay que concentrar el esfuerzo de los fondos sustancialmente en las regiones con retraso estructural, con atenci¨®n a las regiones en declive; el ajuste de las estructuras agrarias, y en el fondo social, concentraci¨®n en la provisi¨®n de primeros empleos a los j¨®venes y la lucha contra el desempleo de larga duraci¨®n.
La pol¨ªtica de cohesi¨®n es un elemento sustancial del futuro de la comunidad. Su fracaso pondr¨ªa en cuesti¨®n el avance del conjunto. Las ventajas de la comunidad no se pueden medir tan s¨®lo en el enfoque, miope y restringido, del saldo presupuestario nacional: hay que tener en cuenta las mutuas ventajas que proporciona el mercado interno y saber que la prosperidad del conjunto supone la de todos los miembros.
La PAC es un pilar b¨¢sico de la Comunidad Europea. Sin embargo, hoy d¨ªa ni beneficia adecuadamente a los agricultores ni sirve para equilibrar Europa.
Hoy d¨ªa se gasta m¨¢s en almacenar excedentes que en cohesi¨®n; m¨¢s en vacas que en crear empleo; m¨¢s en cereales que en investigaci¨®n. Hay que liquidar los excedentes y, al tiempo, modificar los mecanismos de intervenci¨®n con una pol¨ªtica de precios restrictiva para evitar que se reconstituyan. Sus bases deben ser la salvaguardia de la explotaci¨®n familiar, una atenci¨®n especial al papel de defensa del medio ambiente y la adaptaci¨®n de las necesidades reales, tanto del consumidor europeo como del mercado mundial.
Objetivo
El objetivo de reducir la proporci¨®n de gastos de garant¨ªa a la mitad del presupuesto en 1992 es, en este contexto, absolutamente razonable, as¨ª como mantener una clara negativa a la renacionalizaci¨®n de la PAC.
Sin duda, la piedra de toque con vistas al futuro es saber transformar una pol¨ªtica que ha servido para cimentar Europa y lograr su autosuficiencia alimentaria, pero que al mismo tiempo ha generado efectos secundarios que financieramente hipotequen el futuro comunitario.
El desaf¨ªo en este terreno es doble: por una parte, sanear una comunidad al borde de la bancarrota; por otra, conseguir los recursos suficientes para lograr los objetivos del Acta ¨²nica y la cohesi¨®n econ¨®mica y social. Con una condici¨®n b¨¢sica: respetar la autonom¨ªa financiera de la comunidad y reforzar el car¨¢cter democr¨¢tico de las decisiones.
En esta l¨ªnea, la propuesta del 1,4% del producto nacional bruto (PNB), formulada por la Comisi¨®n, es un primer paso necesario para obtener recursos duraderos y estables, siempre que parta de la prosperidad relativa.
Por otra parte, la disciplina presupuestaria, exigible para toda buena gesti¨®n, debe ser acordada para conseguir precisamente la superaci¨®n de la actual situaci¨®n de enfrentamiento continuo entre el Parlamento y el Consejo. En este sentido, las propuestas realizadas son preocupantes, pero reducen de hecho las posibilidades de un control democr¨¢tico real.
Para terminar, dos breves menciones a dimensiones fundamentales del proyecto comunitario. La primera supone tener presente la responsabilidad europea en relaci¨®n con el desarrollo del Tercer Mundo. La segunda es la necesidad de incluir en la construcci¨®n europea los aspectos pol¨ªticos y econ¨®micos de la defensa y la seguridad.
Las grandes decisiones se toman en momentos de urgencia y necesidad. Europa es cada vez m¨¢s necesaria, porque los costes de su no existencia son cada vez m¨¢s palpables y las frustraciones de su no presencia son cada vez m¨¢s sentidas. Hemos de ser consecuentes con los compromisos que hemos aceptado. El mercado ¨²nico para 1992 no puede limitarse a una zona de libre compraventa de bienes y servicios: ha de ser la base para que los ciudadanos de la comunidad seamos iguales en derechos y obligaciones.
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