Los textos del IV Congreso de CC OO/1
Juli¨¢n Ariza critica el informe presentado al congreso por Marcelino Camacho y justifica la decisi¨®n de presentar a su vez otro paralelo al del secretario general saliente. Ariza afirma que el informe oficial es "sesgado y carece de visi¨®n global" y solicita un mayor autoan¨¢lisis en el seno de la central sindical.
Los textos b¨¢sicos del IV Congreso de CC OO son dos. El primero es el llamado informe general, que presentar¨¢ Marcelino Camacho. El segundo son las ponencias. La concordancia entre el informe y las ponencias es m¨¢s que relativa, sin duda por el distinto pensamiento de sus redactores. Por ejemplo, en el informe, al referirse a la experiencia de los grandes acuerdos socioec¨®micos -AMI, ANE, AES, etc¨¦terase concluye:"No se pueden hacer acuerdos globales que fortalezcan la posici¨®n social o pol¨ªtica de la gran patronal y del Gobierno. Si a la vez desmovilizan a los trabajadores, a¨²n menos".
Sin embargo, en lasponencias, las conclusiones al respecto son:"El objetivo irrenunciable de influir en las pol¨ªticas econ¨®micas, en los Presupuestos del Estado... ser¨ªan motivos m¨¢s que suficientes para reivindicar un marco general de negociaci¨®n si no se hubiera creado'.
"Es m¨¢s crucial que nunca la coordinaci¨®n articulada entre la negociaci¨®n concertada a nivel general con la negociaci¨®n colectiva descentralizada'.
Ya hemos comentado semanas atr¨¢s que ante la variedad de posiciones de la actual mayor¨ªa en CC OO -los afines a IU-, la pol¨ªtica futura del sindicato depende de quienes interpreten su modernizaci¨®n tras el cuarto congreso.
Centr¨¢ndonos en el informe general, ¨¦ste empieza con una descripci¨®n desastrosa de la econom¨ªa de EE UU, que corre pareja con el derrumbe del imperio Rambo-Reagan. En el polo opuesto, la pol¨ªtica de reformas emprendida por la URSS y China abre grandes expectativas al desarrollo y prestigio del campo socialista. Este contraste es la primera tesis para justificar el mensaje central del informe: "El optimismo hist¨®rico".De nuestro lado dir¨ªamos que siendo cierto que los cambios en la URSS y China son extraordinariamente positivos y esperanzadores, y siendo tambi¨¦n cierto que los problemas de la econom¨ªa norteamericana son palpables, no por ello los trabajadores espa?oles tenemos asegurado un futuro lleno de bonanzas, al menos a medio plazo. Porque no hace falta ser expertos en econom¨ªa para saber, por ejemplo, que la ca¨ªda del d¨®lar y la necesidad que tiene EE UU de reducir su d¨¦ficit comercial podr¨ªa provocar una recesi¨®n que afectara seriamente a Europa. Hay estudios que prev¨¦n que el ajuste de la econom¨ªa norteamericana puede tener como uno de sus efectos aumentar en cuatro millones los parados que ya tiene nuestro continente.
Y quienes tenemos en cuenta estos aspectos queremos como el que m¨¢s que la nefasta pol¨ªtica de Reagan salte hecha a?icos y que la perestroika sovi¨¦tica y el gaige chino tengan todo el ¨¦xito que necesita el movimiento obrero internacional y los trabajadores en esta hist¨®rica etapa.
Cambio revolucionario
Cabr¨ªa sentirse doblemente optimistas si en Espa?a y en Europa estuviesen creadas las condiciones para un cambio revolucionario. Pero lo evidente hasta ahora es el ascenso de la derecha, el desconcierto y la claudicaci¨®n de la socialdemocracia y el retroceso de los comunistas. A mayor abundamiento, hay que huir de cualquier visi¨®n mecanicista que asocie grandes crisis capitalistas con avance de la izquierda y el socialismo. La gran crisis de 1929 no fue precisamente eso lo que trajo, sino el fascismo y el nazismo en varios pa¨ªses. La crisis de 1973 nos trajo neoliberalismo econ¨®mico y, repetimos, derechizaci¨®n pol¨ªtica.
Analizar la realidad tal como es, con sus notables luces y sombras, resulta imprescindible para quienes nos planteamos contribuir a transformarla. Retomando el hilo del informe, en la parte que se refiere a la situaci¨®n en Espa?a se describe un panorama catastr¨®fico en lo econ¨®mico y social. Pero al hacerlo sin matices y sesgado hacia la parte negra de la realidad se pierde la visi¨®n global de esa realidad.
?Claro que es impresentable que haya tres millones en las estad¨ªsticas del paro, que haya ocho millones de pobres, que crezca el trabajo eventual a costa del estable, que se reparta de forma cada vez m¨¢s desigual la renta nacional, que sea el que es nuestro sistema p¨²blico de protecci¨®n social, etc¨¦tera!Pero junto a esa lamentable y denunciable realidad, junto a la inexcusable lucha por erradicarla, est¨¢ tambi¨¦n el modesto pero real crecimiento del PIB, la bajada de la inflaci¨®n, el aumento en un 4% del consumo privado en 1986, etc¨¦tera.
Que haya en Espa?a viviendas tercermundistas para una franja importante de su poblaci¨®n no puede ocultarnos que hay otra ampl¨ªsima franja cuyas pautas de consumo y modo de vida nada tienen que ver con el Tercer Mundo. Si no fuese as¨ª, no podr¨ªa entenderse, el fuerte crecimiento que, por ejemplo, tiene la matriculaci¨®n de veh¨ªculos de turismo o las ventas espectaculares que vienen produci¨¦ndose en aparatos electr¨®nicos de uso dom¨¦stico. El problema no es s¨®lo, pues, que al lado de esos millones de espa?oles en la pobreza y hasta la miseria se est¨¦n produciendo escandalosos beneficios en la banca. El problema es m¨¢s profundo. Es un problema de desigualdad, de insolidaridad social, de injusta distribuci¨®n de la riqueza y el trabajo existente...Esa visi¨®n incompleta de la realidad espa?ola da pie al informe para una extens¨ªsima denuncia del Gobierno del PSOE y su "priizaci¨®n totalizante y arrogante" -lo de la asimilaci¨®n al PRI mexicano es una obsesi¨®n- Y no hemos sido desde 1983 ni seremos nosotros quienes rebajemos hoy y ma?ana un cent¨ªmetro la denuncia a la gesti¨®n de los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez. Pero al quedar limitada la denuncia al Gobierno del PSOE se sesga una vez m¨¢s la realidad y se olvida que la intolerable pol¨ªtica econ¨®mica tiene que ver tanto con las injustificables claudicaciones del Gobierno como con el poder que la derecha real -no precisamente el poder del partido de Hern¨¢ndez Mancha- tiene en este pa¨ªs. Con lo cual se da una visi¨®n con orejeras del problema, cuyo sentido pol¨ªtico es que los militantes de CC OO, tal como Julio Anguita recordaba recientemente hablando del PCE e Izquierda Unida, consideren al PSOE la reencarnaci¨®n del socialfascismo.
Con tal enfoque, es coherente que el informe vea como motivo de optimismo que el PSOE haya perdido tres millones de votos, aunque lo que est¨¢ a la izquierda del PSOE no haya ganado pr¨¢cticamente nada.Que hay que combatir la pol¨ªtica del Gobierno est¨¢ fuera de duda. Es m¨¢s, nosotros planteamos que en el cuarto congreso se formule expresamente que CC OO debe partir de una posici¨®n de confrontaci¨®n con ella y con todas las variantes del neoliberalismo. Pero de ello no puede derivarse que el sindicato act¨²e como si fuera un movimiento pol¨ªtico-social ni supla la incompetencia o trate de cubrir el flanco que por su falta de credibilidad tiene IU entre los trabajadores.
En todo caso, por decirlo con frase popular, al Gobierno tenemos que darle hasta en el carn¨¦ de identidad. Pero a la derecha hemos de darle en el de identidad, en el de conducir y hasta en el pasaporte.
Por ¨²ltimo, se describe la situaci¨®n de CC OO no ya con autocomplacencia, sino con aut¨¦ntico autobombo. Todo va viento en popa, todo va bien. Lo malo es, por s¨®lo referirnos al proceso hacia el cuarto congreso, que de las 37 organizaciones confederadas ha habido 22 que total o parcialmente han visto c¨®mo la batalla entre corrientes, las irregularidades, la aplicaci¨®n de la ley del embudo para las minor¨ªas y otras bagatelas que ya hemos tenido ocasi¨®n de comentar han supuesto impugnaciones que en algunos casos, como, por ejemplo, la Federaci¨®n de Artes Gr¨¢ficas o la del campo del Pa¨ªs Valenciano, ni siquiera podr¨¢n estar presentar en el cuarto congreso. En otras, como Cantabria, s¨®lo podr¨¢n entrar los afines a la actual mayor¨ªa en los ¨®rganos centrales.
Visi¨®n cr¨ªtica
Y aunque CC OO, efectivamente, tenemos bastantes cosas de que enorgullecernos, entre otras el ser una referencia clave para los trabajadores y un dique de contenci¨®n a las agresiones de una pol¨ªtica muy negativa para nuestra clase, hemos de ser m¨¢s modestos y reflexionar tambi¨¦n sobre las causas ajenas y propias que han determinado que los sindicatos hayamos perdido dos terceras partes de nuestra afiliaci¨®n entre 1978 y 1987; por qu¨¦ CC OO ha obtenido invariablemente entre el 32% y el 34% de los delegados en las cuatro elecciones sindicales celebradas, mientras UGT comenz¨® con un 21 % y hoy est¨¢ en el 40%, o por qu¨¦ el 90% de las empresas de menos de 50 trabajadores no tienen un solo afiliado a ning¨²n sindicato, pese a dar empleo a la mitad de la poblaci¨®n asalariada.
Todo lo dicho no es m¨¢s que un deseo, por nuestra parte, de equilibrio, de seriedad, de enfocar el cuarto congreso como ocasi¨®n para la reflexi¨®n y no s¨®lo para la propaganda.
De lo expuesto se puede entender que algunos nos hayamos sentido en el deber de elaborar un informe alternativo, y no s¨®lo, ni siquiera fundamentalmente, por las discrepancias respecto del informe oficial. Lo hemos hecho porque entendemos que los asuntos a tratar debieran ser otros, haci¨¦ndolo de forma que ayude a los afiliados a una mejor comprensi¨®n de la realidad y apuntando la l¨ªnea a seguir para enfrentarse mejor a los problemas de los trabajadores.
es secretario de relaciones institucionales de la CS de CC OO.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.