Un autor marroqu¨ª gana el Premio Goncourt de novela
Ren¨¦-Jean Clot, un anciano pintor y novelista, consigui¨® el Renaudot
A mediados de noviembre, los franceses saben perfectamente lo que les espera. El ba?o de entrevistas, reportajes e incitaciones a comprar las novelas ganadoras de los premios literarios de la temporada y la llegada del Beaujolais Nouveau, el vino tinto joven m¨¢s famoso del mundo. Sobre los premios, todo se ha dicho: el compl¨® de los mandarines literarios y el eterno descenso del valor de los nuevos escritores; para el vino habr¨¢ que esperar. El premio m¨¢s prestigioso de Francia, el Goncourt, y su hermano, el Renaudot, se sabe que pertenecen a una a?ada. El Goncourt ha sido para uno de los mejores escritores de Marruecos, Tahar Ben Jelloun, y el Renaudot, para un secreto anciano escritor y pintor apenas conocido, Ren¨¦-Jean Clot.
Tahar Ben Jelloun, nacido en T¨¢nger y residente en Francia, ha publicado m¨¢s de una decena de libros y es especialmente apreciado como poeta. Obtuvo ayer el Goncourt con La nuit sacr¨¦e (La noche sagrada), continuaci¨®n de L'enfant de sable [La editorial Pen¨ªnsula acaba de publicar la traducci¨®n castellana: El ni?o de arena], que hall¨® una buena aceptaci¨®n de la cr¨ªtica y del p¨²blico. Todas las quinielas le daban como vencedor, como suced¨ªa con L'enfant allucin¨¦, de Ren¨¦-Jean Clot. Los premiados son, sin embargo, sus editores, Seuil y Gallimard, respectivamente.El Goncourt est¨¢ dotado con la cantidad exigua de. 50 francos (unas 1.000 pesetas), que apenas le sirve al escritor para tomar un taxi hasta el restaurante Drouant, donde se re¨²nen los jurados. El Renaudot tiene una dotaci¨®n m¨¢s sustancial, una invitaci¨®n a comer en el mismo establecimiento al a?o siguiente de la concesi¨®n del premio. Nadie se acuerda ya del nombre de Christian Giudicelli, Renaudot del pasado a?o, que, si todo encaja, debi¨® comer ayer tambi¨¦n en Drouant. El Renaudot fue creado en 1925 por los periodistas que informaban del Goncourt y discrepaban a?o tras a?o de su veredicto. Ahora es un premio tan convencional como el Goncourt, aunque menor, y encaja en las estrategias de repartos de laureles establecidas por los grandes mandarines literarios, que suelen ser los escritores m¨¢s que consagrados que trabajan como directores de colecciones.
Hay que remontarse a Marguerite Duras y a El amante (premiada en 1984) para hallar un Goncourt salido de una pluma indiscutible, como lo es la de Ben Jelloun. Pero no faltar¨¢n las cr¨ªticas ni los comadreos. Angelo Rinaldi, el temido cr¨ªtico literario de L'Express y tambi¨¦n escritor exquisito, se despach¨® la pasada semana con un malvado art¨ªculo pensado para la eventualidad de que Ben Jelloun obtuviera el Goncourt o, para completar las cosas, decidido a crear un aut¨¦ntico problema si quien lo recib¨ªa era ¨¦l mismo, pues entr¨® con su novela Las rosas de Plinio en las votaciones finales. Rinaldi reconoce que el nuevo Goncourt es "uno de los mejores autores magreb¨ªes de expresi¨®n francesa".
Pero la novela premiada "revela, a pesar de todo, que es literaria, pues el talento se percibe incluso en el fracaso". "Se habr¨¢ adivinado", dice Rinaldi, "que Ben Jelloun ha sido v¨ªctima del mismo genio perverso, escapado de la l¨¢mpara de Aladino, que transportar¨ªa a un predicador desde la c¨¢tedra de Notre Dame hasta la tribuna de un congreso de la CGT [Confederaci¨®n General de Trabajadores]".
La noticia es, pues, que este a?o este premio literario es literario. Para coronar la gloria de las letras francesas, demuestra la vitalidad de la lengua fuera de sus fronteras pol¨ªticas. S¨®lo cinco extranjeros m¨¢s han recibido este galard¨®n (tres belgas, un canadiense, un rumano y un suizo). Y para redondear las cosas, en tiempos de campa?as racistas, ha sido un magreb¨ª quien llevar¨¢ la antorcha de la creatividad literaria, ante la sorpresa de la extrema derecha, que a?ora expulsar a los ¨¢rabes como Juana de Arco hizo con los ingleses. Siempre les quedar¨¢, el consuelo de ahogar sus penas chovinistas hasta ponerse ciegos con el Beaujolais Nouveau, que este a?o, dicen, llega muy bueno.
Babelia
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