'Stock de coque'
A la sombra de la guerra del Golfo se ha desarrollado un c¨¢rtel europeo de exportadores de armas a Ir¨¢n
Oriente Pr¨®ximo ha sido, desde hace ya muchos a?os, el objetivo central de los traficantes de armas. En Stock de coque, Tint¨ªn, el intr¨¦pido periodista de tup¨¦ y bombachos, que casi nunca escribe, descubre una red de traficantes que fomenta una guerra. Esta historieta se ha quedado muy corta al compararla con la realidad de las ventas de armas a Ir¨¢n e Irak desde el inicio de la guerra del Golfo, en 1980, y ello violando los embargos establecidos por los Gobiernos. Un aut¨¦ntico c¨¢rtel europeo ha crecido a la sombra de esta guerra, un gran negocio para los traficantes y las industrias nacionales de armamento.
El coque ya no se refiere a los esclavos de la aventura de Tint¨ªn, sino a armas y material b¨¦lico. El Irangate europeo que ha venido provocado no por Tintines, sino por periodistas que s¨ª escriben, est¨¢ salpicando a varios Gobiernos. Naturalmente, ¨¦stos se escudan en que no han violado ninguna disposici¨®n sobre el env¨ªo de armas a la zona de guerra.Un ejemplo. El 8 de junio de 1985 llegaba a Santander el barco de bandera griega Atlas, al mando del capit¨¢n Psistakis Petros. En ese puerto norte?o carg¨® material b¨¦lico de Uni¨®n Explosivos R¨ªo Tinto, con un peso total de 86.245 kilos; el supuesto destino de las armas: Manila (Filipinas). En las bodegas del Atlas tambi¨¦n se cargaron 3,5 millones de kilos de proyectiles de gran calibre de la firma alavesa Grupo Auxiliar Metal¨²rgico, SA (Gamesa); el supuesto destino de las bombas: Tartus (Siria). Tambi¨¦n Gamesa carg¨® 1,2 millones de kilos de armas; destino supuesto: Tr¨ªpoli (Libia). Por su parte, la Empresa Nacional Santa B¨¢rbara introdujo en el buque 92.239 kilos de explosivos; destino declarado: Tr¨ªpoli (Libia). Finalmente, y siempre en Santander, la firma suiza Coteco, SA, carg¨® 706.754 kilos de material b¨¦lico; destino declarado: Tr¨ªpoli.
D¨ªas antes y d¨ªas despu¨¦s, el mismo buque visit¨® varios puertos europeos. En Set¨²bal, y con el supuesto destino de Singapur, firmas como Fundi?ao e Constru?aoo Mec¨¢nicas o Industrias Nacionais de Defensa, cargaron varios centenares de miles de kilos de material explosivo. Desde Kardeljevo (Yugoslavia), la firma austriaca Noricum transportaba en el mismo barco 391.401 kilos de material militar con el supuesto destino de Tr¨ªpoli. Desde Sarajevo (Yugoslavia), el Atlas llevaba tambi¨¦n 124.000 kilos de detonadores a Tr¨ªpoli.
La cantidad de proyectiles, espoletas, cargas propulsoras para ca?ones y cartuchos no es consumida por un pa¨ªs en paz de las caracter¨ªsticas de Espa?a en todo un a?o. ?Cu¨¢l era entonces el destino final de ese material? La pista era m¨¢s que evidente. La compa?¨ªa consignataria era la firma Islamic Republic of Iran Shipping Lines y, en un caso concreto -el de las armas cargadas en Kardeljevo-, el banco que respaldaba la operaci¨®n era el Bank Markazi Jomhouiri Islamic of Iran (Banco Central de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n).
Operaciones similares se estaban produciendo desde 1983 y se han estado repitiendo hasta ahora. Empresas de Grecia, Francia, Ruman¨ªa, Portugal, Austria, Suiza, Suecia, Italia, Dinamarca, RFA, Reino Unido, Holanda o Espa?a han enviado peri¨®dicamente a Ir¨¢n -en algunas ocasiones, tambi¨¦n a Irak, aunque en este caso no se entra aqu¨ª a fondo- importantes cargamentos de material militar, pero siempre los supuestos destinos de los productos b¨¦licos eran puntos diferentes, como Tailandia, Singapur, Libia, Siria, Brasil o Indonesia. Esc¨¢ndalos de tr¨¢fico de armas han surgido en muchos de los pa¨ªses que integran el cartel europeo.
El sistema para burlar las legislaciones de los pa¨ªses implicados es sencillo. Los vendedores de armas consiguen con facilidad en esos pa¨ªses falsos certificados de ¨²ltimo destino, que, l¨®gicamente, no son cumplidos, pero que previamente son presentados ante los respectivos Gobiernos para obtener los correspondientes permisos de exportaci¨®n.
Pero los Gobiernos tienen f¨®rmulas m¨¢s que suficientes para localizar los enga?os. As¨ª, casi todos los barcos, como el Atlas, han tenido que cumplimentar a su paso por puertos espa?oles certificados de las cargas que transportaban, junto con los datos de los consignatarios. Adem¨¢s, seguir el paso de un barco por parte de los servicios de informaci¨®n es f¨¢cil. Pese a ello, el Gobierno espa?ol, a trav¨¦s del Ministerio de Industria, ha asegurado en varias ocasiones que en los ¨²ltimos a?os no se han observado irregularidades.
Empresas consignatarias_
Las empresas consignatarias que han cuidado del paso de estos barcos por Espa?a son Sea Spain, de Bilbao, y Flick Canaries, de Las Palmas. La primera trabaja para varias compa?¨ªas -entre ellas, Islamic Republic of Iran Shipping Lines-, pero tambi¨¦n para Jordan Shipping Line, considerada por los expertos como la aprovisionadora de Irak.
El puerto de Las Palmas, capital de Gran Canaria, ha sido utilizado en los dos ¨²ltimos a?os por algo m¨¢s de una veintena de barcos que transportaban armamento a Ir¨¢n. El representante de Flick Canarias en las islas, Santiago Cabrera, reconoci¨® que hab¨ªa, efectivamente, declarado bajo su firma, en la Comandancia de Marina de Las Palmas, en el per¨ªodo citado, la escala en el puerto de varios buques -sin precisar cifras- que conten¨ªan cargamento de este tipo, que en ning¨²n momento se ocult¨® en los manifiestos exhibidos ante la autoridad militar marina. "Nunca hemos tenido ning¨²n problema por haber tramitado estas mercanc¨ªas", a?adi¨®. Por otra parte, el delegado del Gobierno en Canarias, Eligio Hern¨¢ndez Guti¨¦rrez, se?ala que la Administraci¨®n no tiene conocimiento oficial de este tipo de tr¨¢fico y que en ning¨²n momento se le ha informado ni requerido informaci¨®n para determinar la posible ilegalidad de estas operaciones.
La mayor¨ªa de estos barcos que transportaban armamento con destino a Ir¨¢n presentaba, junto a los manifiestos de carga, una documentaci¨®n adicional en la que figuraban las cartas de cr¨¦dito de dichos env¨ªos. ?stas ven¨ªan avaladas por documentos que constan oficialmente y correspondientes, entre otros, a ¨®rdenes de pago del ya citado Banco Central de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, legalizadas por el Minister of Defence for Logistics of Islamic of Iran, de Teher¨¢n.
La sospecha de que los Gobiernos han venido permitiendo este tr¨¢fico, salt¨¢ndose todo compromiso de embargos, ha sido confirmada no s¨®lo ya por alg¨²n aislado alto cargo de la Administraci¨®n, sino por varios vendedores de armas. "Cuando tenemos un pedido muy elevado y no disponemos de suficiente stock, lo solicitamos a otras empresas y completamos los env¨ªos". As¨ª de claro lo explica un alto cargo de la Empresa Nacional Santa B¨¢rbara, que figura en varios registros de cargamentos de buques cuyo destino final fue Ir¨¢n. En Espa?a, la empresa que m¨¢s de estas operaciones ha efectuado en los ¨²ltimos a?os es Gamesa, que cuenta con un representante estable en Teher¨¢n.
Con Irak, las actuaciones son similares. Este tipo de hechos ha dado lugar en Espa?a a casos realmente curiosos. As¨ª, en Vitoria tienen su sede social las firmas Gamesa y Explosivos Alaveses (Expal). La primera tiene como cliente institucional a Ir¨¢n, y la segunda, a Irak.
Han sido precisamente industrias y empresas espa?olas y portuguesas las que en estos a?os han protagonizado una buena parte de los negocios a cuatro, cinco o seis bandas efectuados con esos dos pa¨ªses en guerra, con el consentimiento t¨¢cito de los gobiernos afectados.
El buque de pabell¨®n chipriota Age carg¨®, el 10 de diciembre de 1986, 30 toneladas de detonadores de fabricaci¨®n belga en Cherburgo (Francia). El 13 de diciembre, el Age se hallaba en Santander, donde su carga const¨® como IMCO, siglas utilizadas para el material peligroso. El destino te¨®rico de los detonadores era la Empresa Nacional Santa B¨¢rbara. Seg¨²n fuentes de la propia sociedad, se hab¨ªa recibido un pedido con destino a Grecia de la empresa sueca Scandinavian Commodities, que est¨¢ en el centro del Irangate europeo. La falta de existencias oblig¨® a comprar los detonadores o estopines a la sociedad belga Gechem.
Hasta aqu¨ª la versi¨®n oficial, respaldada por algunos documentos que utiliz¨® la Junta Interministerial de Armas para otorgar la autorizaci¨®n de exportaci¨®n. Nadie se extra?¨® del pedido griego. Nadie se pregunt¨® qu¨¦ inter¨¦s pod¨ªa tener un Ej¨¦rcito como el griego en montar 220.000 granadas de ob¨²s, con las que se podr¨ªan hacer maniobras durante a?os y a?os. Nadie quiso recordar tampoco que la empresa sueca es conocida y reconocida como la principal organizadora del abastecimiento en armas y municiones a Ir¨¢n. La Junta Interministerial, como los servicios de informaci¨®n espa?oles, como los directivos de Santa B¨¢rbara y las propias aduanas, sab¨ªan perfectamente a donde se dirig¨ªa esta partida.
Adem¨¢s, el ment¨ªs de las autoridades espa?olas a las informaciones sobre el Age publicadas por la Prensa francesa se ha producido despu¨¦s de la aparici¨®n de pruebas materiales que demuestran el tr¨¢fico hacia Ir¨¢n.
Dos periodistas
Dos periodistas, el belga Walter de Bock y el franc¨¦s Jean-Charles Deniau, dedicados a la investigaci¨®n sobre el tr¨¢fico de armas en Europa desde hace varios a?os, tienen en su poder estas pruebas materiales, que piensan publicar en diciembre, en un libro que anuncian como escandaloso. Est¨¢n actualmente retirados en una casa de campo a 200 kil¨®metros de Par¨ªs, donde ultiman su obra, que quiere demostrar la existencia de un aut¨¦ntico c¨¢rtel de empresas fabricantes de p¨®lvora y municiones que se ha dedicado, desde que empez¨® la guerra Ir¨¢n-Irak, a repartirse el pastel, a traficar ilegalmente desde pr¨¢cticamente toda Europa y a ir montando y desmontando, seg¨²n las circunstancias, v¨ªas de aprovisionamiento a los dos contendientes.
Uno de los documentos recogidos por estos periodistas co
'Stock de coque'
rresponde a las declaraciones realizadas por un representante de la sociedad belga Transamo, dedicada al transporte de municiones, que reconoci¨® ante los investigadores de las aduanas belgas, que el cargamento de 220.000 detonadores o estopines destinados a Santa B¨¢rbara se hab¨ªa descargado en realidad en un punto iran¨ª. Posteriormente, las aduanas belgas han dirigido una comunicaci¨®n a las espa?olas requiriendo informaci¨®n sobre el destino final de las mercanc¨ªas.Algunas otras pruebas contribuyen a redondear el perfil del caso del Age, uno m¨¢s dentro del enorme tr¨¢fico entre Espa?a e Ir¨¢n e Irak, pero quiz¨¢ uno de los m¨¢s ejemplares. Existen pruebas documentales del pedido de Santa B¨¢rbara a Gechem, con expl¨ªcita menci¨®n del Age como buque de transporte. Hay prueba tambi¨¦n del pago de los fletes por Scandinav¨ªan Commodities. Y hay, finalmente, prueba documental del itinerario del buque: Cherburgo, Santander, Kardeljevo (en Yugoslavia), Suez, Karachi (sin menci¨®n de fecha), Port Said y Bar. Durante un mes, entre Suez y Port Said, no hay otra traza que Karachi, sin fecha, lo que permite pensar que fue el momento de la descarga en el puerto iran¨ª de Bandar Abas.
El control de las descargas en Bandar Abas se ha visto dificultado desde marzo de 1986, cuando La Presse de la Manche, de Cherburgo, dio a conocer el tr¨¢fico ilegal de municiones a cargo de]a empresa francesa Luchaire. Desde entonces, Ir¨¢n impide al informador en Bandar Abas de la compa?¨ªa aseguradora Lloyd's que suministre las listas de entradas y salidas, y la propia Lloyd's mantiene una mayor reserva sobre sus listas de tr¨¢fico mar¨ªtimo.
El buque 'Nicole'
Ha quedado perfectamente establecida la relaci¨®n Luchaire-Espa?¨¢ en el caso del buque Nicole, que carg¨® proyectiles de ob¨²s de la empresa francesa en Cherburgo en enero de 1986, pas¨® por Santander -donde recogi¨® 600 toneladas de municiones espa?olas- y termin¨® su viaje en Bandar Abas. Los certificados de destino ¨²ltimo fueron proporcionados por Gamesa, y hac¨ªan constar Yakarta y Libia como punto de llegada de la carga. En junio de 1986, el Nicole volvi¨® a recoger material de Santa B¨¢rbara, de Star Bonifacio Echevarr¨ªa y de Gamesa en Santander y pas¨® por Las Palmas en julio. El destino era esta vez Bangkok. Pero el 29 de agosto se hallaba ya en Bandar Abas.
El Jotun, un barco dan¨¦s, zarp¨® de Zeebrugge el 5 de junio de 1986, atrac¨® en Santander del 8 al 17 de junio, y luego fue a C¨¢diz, de nuevo a Santander y una vez m¨¢s a C¨¢diz el 8 de julio, y de all¨ª a Talamone, Kardeljevo (25 al 26 de julio), el Pireo, Suez 4 de agosto, Fujairah (5 al 6 de septiembre), Bandar Abbas y Port Said (22 de noviembre). Cargamento declarado. para Santander, 329.734 kilos de municiones belgas exportadas mediante documento belga EX 68 expedido en Bruselas; para Yugoslavia, 420.645 kilos de municiones procedentes de Holanda exportados mediante documento aduanero comunitario; para Grecia, 2.492 kilos de municiones 105 CH exportadas mediante un documento T2 expedido en el Reino Unido. Seg¨²n el Partido Comunista de Espa?a, el Jotun, que atrac¨® en Santander otra vez el 12 de febrero de 1987 y zarp¨® cuatro d¨ªas despu¨¦s rumbo al puerto jordano de Akaba, hab¨ªa cargado en Espa?a 12.400 toneladas de municiones y explosivos transportados hasta el puerto santanderino en camiones desde Burgos.
El m¨®vil del caso Luchaire parece ilustrativo de la moral al uso en muchos pa¨ªses europeos. Las razones del tr¨¢fico ilegal, en un momento en que todav¨ªa no hab¨ªa rehenes franceses en el L¨ªbano a los que liberar de las manos de los guerrilleros pro-iran¨ªes, no eran humanitarias, sino econ¨®micas y sociales: la coartada del paro y de la crisis econ¨®mica.
Ocasi¨®n para las industrias
Muchas industrias han aprovechado la guerra del Golfo para desarrollarse y enriquecerse. Austria no dispon¨ªa pr¨¢cticamente de industria de armamentos al empezar la guerra, pero ahora este sector est¨¢ boyante.
En el momento en que Daniel Dewawrin, el director general de Luchaire, lleg¨® a su nuevo trabajo, en 1982, la empresa estaba con n¨²meros rojos: 41 millones de francos de p¨¦rdidas en 1982. En 1986, cuando termin¨® el tr¨¢fico ilegal, Luchaire hab¨ªa obtenido unos beneficios de 49,6 millones de francos. Dewawrin es hijo del famoso coronel Passy, jefe de los servicios de espionaje del Gobierno de De Gaulle en Londres.
Hay una sospechosa coincidencia en el informe del general inspector del Ej¨¦rcito franc¨¦s Jean-Fran?ois Barba en limpiar de toda sospecha a los numerosos altos mandos militares que estuvieron relacionados con las exportaciones. Uno de los generales que estaba al corriente de las exportaciones de armas a Ir¨¢n era Ren¨¦ Audran, asesinado por el grupo Acci¨®n Directa, en un atentado al que ahora se le ha visto un significado distinto.
Otros asesinatos han sido relacionados con la existencia de una gran mafia europea de las armas, que controlar¨ªa la producci¨®n, la distribuci¨®n y los precios, se saltar¨ªa las leyes a la torera y castigar¨ªa debidamente a quienes se le opongan. Unos lo llaman el c¨¢rtel; otros, el consorcio.
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