Una t¨¦cnica muy eficaz, pero no inocua
Hace ya casi un siglo que el f¨ªsico Roentgen comunic¨®, en el documento Sobre una nueva especie de radiaciones, su descubrimiento de los rayos X, as¨ª denominados porque desconoc¨ªa su origen. Hoy, estas radiaciones son insustituibles para el diagn¨®stico m¨¦dico, especialmente en exploraciones como las de columna lumbar, pelvis o abdomen.Pero no son exploraciones inocuas. Las dosis de radiaci¨®n que el paciente recibe var¨ªan seg¨²n el aparato utilizado, siendo m¨¢s peligrosos los aparatos de radioscopia convencional que los de radiograf¨ªas. En los ex¨¢menes radiol¨®gicos rutinarios, la cantidad de radiaci¨®n absorbida var¨ªa desde unos pocos milirads a unos diez rads en una peque?a parte del cuerpo. Estas dosis son peque?as considerando que, en el hombre, la dosis letal es de 300 a 600 rads distribuidos por todo el cuerpo, y que la dosis anual que recibimos en nuestro medio ambiente es de unos 100 milirads.
Diversos estudios epidemiol¨®gicos sugieren que la irradiaci¨®n de la mujer en el embarazo aumenta la presencia de procesos malignos, sobre todo leucemia infantil. El riesgo de la gestante es mayor entre la segunda y sexta semanas, donde la exposici¨®n puede causar abortos o el posterior nacimiento de un ni?o muerto.
En el var¨®n, la irradiaci¨®n de los test¨ªculos implica un ligero riesgo de anomal¨ªas cong¨¦nitas en la descendencia. Tambi¨¦n existe el riesgo de esterilizaci¨®n al irradiar las g¨®nadas. El riesgo gen¨¦tico es mayor cuando la exploraci¨®n se practica en un sujeto joven. Se admite que la dosis que doblar¨ªa la frecuencia de malformaciones cong¨¦nitas es de unos 30 a 80 rads.
Sin embargo, como dijo el gran radi¨®logo americano Meschan, el uso m¨¦dico de la radiaci¨®n no ser¨¢ peligroso siempre que el m¨¦dico limite las exploraciones a las estrictamente necesarias y siempre que utilice la t¨¦cnica con la mayor precisi¨®n posible, adoptando las medidas de protecci¨®n necesarias.
Los expertos en protecci¨®n contra estas radiaciones recomiendan que debe reducirse el n¨²mero de ex¨¢menes radiol¨®gicos que se practican en la actualidad y reclaman una legislaci¨®n espec¨ªfica en esta materia. Especial precauci¨®n debe tenerse en el caso de mujeres j¨®venes en per¨ªodo de actividad sexual, puesto que puede realiz¨¢rsele una radiograf¨ªa cuando todav¨ªa no sabe si est¨¢ embarazada. Por eso, deben limitarse las radiograf¨ªas abdominales en los diez d¨ªas siguientes al comienzo de la regla, salvo urgencias.
Para la protecci¨®n de las g¨®nadas, la exploraci¨®n debe realizarse, siempre que sea posible, con ayuda de material plomado. Tambi¨¦n debe prescindirse de la radioscopia convencional (pasar a la gente por la pantalla), de tan frecuente uso todav¨ªa hoy d¨ªa en la pr¨¢ctica m¨¦dica habitual, sobre todo privada, ya que, a diferencia de la radiograf¨ªa, precisa de un alto tiempo de exposici¨®n y es mucho m¨¢s agresiva.
Otras medidas a adoptar son la reducci¨®n del n¨²mero de placas por cada examen y la limitaci¨®n de las radiograf¨ªas hechas en la cama, puesto que son de dudosa calidad y porque someten al paciente y al personal a una mayor irradiaci¨®n.
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