EE UU retrasa la deportaci¨®n de los presos cubanos
El Gobierno norteamericano, para evitar un ba?o de sangre, ha cedido en su proyecto de deportar inmediatamente a miles de cubanos, pero su oferta de moratoria no hab¨ªa logrado ayer acabar con los motines, que han provocado el caos en dos c¨¢rceles y han puesto en peligro la vida de un centenar de rehenes. 2.500 cubanos, desesperados ante la posibilidad de tener que regresar a su pa¨ªs por un acuerdo pol¨ªtico entre Ronald Reagan y Fidel Castro, se declaran dispuestos a "morir en EE UU" antes que volver a su isla caribe?a.
La rebeli¨®n de estos ilegales, que legalmente ni son ciudadanos ni los protege la Constituci¨®n, ha provocado ya un muerto y ayer se hablaba de cinco v¨ªctimas m¨¢s en los actos de violencia protagonizados en la prisi¨®n de Atlanta (Georgia), la c¨¢rcel m¨¢s siniestra del pa¨ªs que alberg¨® en su d¨ªa a Al Capone, y calificada por algunos como "un aut¨¦ntico campo de concentraci¨®n".Una tensa negociaci¨®n se desarrollaba ayer entre las autoridades y los rebeldes, que han prendido fuego a varios edificios de las c¨¢rceles de Oakdale (Luisiana) y Atlanta. Miles de polic¨ªas, apoyados por agentes del FBI y miembros de la Guardia Nacional con veh¨ªculos blindados, est¨¢n preparados para asaltar las c¨¢rceles.
Las autoridades quieren evitar dar ese paso que podr¨ªa concluir con una matanza. Los cubanos -16 de los recluidos en Laredo (Texas) se fugaron el viernes y fueron nuevamente capturados- quieren una promesa de que no ser¨¢n deportados y de que ser¨¢n liberados antes de deponer su actitud. No tienen armas de fuego pero si cuchillos y negocian a trav¨¦s de walkie talkies que han arrebatado a los guardianes que mantienen como rehenes.
El ministro de Justicia, Edwin Meese, tras consultar con el presidente, ha ofrecido retrasar la deportaci¨®n de los cubanos que llegaron en la operaci¨®n Mariel, en 1980. A cambio, los motines -el de Oakdale comenz¨® el s¨¢bado y el de Atlanta el lunes- deben concluir de inmediato y los rehenes deben ser bien tratados. La moratoria, que no tiene un plazo l¨ªmite, continuar¨¢ hasta que cada cubano amenazado de deportaci¨®n reciba una "revisi¨®n completa y justa de su elegibilidad para permanecer en EEUU". Meese tambi¨¦n se comprometi¨® a que no habr¨¢ "represalias ilegales" contra los rebeldes.
Todo comenz¨® cuando el viernes pasado el Departamento de Estado anunci¨® que hab¨ªa Regado a un acuerdo, en negociaciones secretas celebradas en M¨¦xico, para reactivar el tratado de emigraci¨®n entre Cuba y EE UU de 1984 suspendido por Castro por las transmisiones de Radio Mart¨ª, emisora de propaganda norteamericana hacia Cuba.
Por el acuerdo, en el que algunos observadores ven un t¨ªmido deshielo en unas relaciones pol¨ªticas completamente hibernadas bajo la presidencia de Reagan, Castro acepta recibir a 2.700 cubanos "exclu¨ªbles" para las autoridades norteamericanas por su pasado delictivo o psiqu¨ªatrico, y que el l¨ªder cubano envi¨® a Jimmy Carter como regalo envenenado en el ¨¦xodo de Mariel que puso a 125.000 cubanos en las costas de Florida. A cambio, EE UU acepta recibir a 20.000 cubanos anualmente, adem¨¢s de unos 3.000 prisioneros pol¨ªticos.
La amenaza de inminente deportaci¨®n ha provocado los motines de las c¨¢rceles, verdaderos campos de internamiento utilizados para alojar a estos cubanos que se encuentran desde hace a?os en una situaci¨®n de limbo legal, con menos derechos incluso que los inmigrantes ilegales, que al menos gozan de una defensa jur¨ªdica para evitar su deportaci¨®n.
El Tribunal Supremo fall¨® el pasado a?o a favor de la Administraci¨®n, que entiende que tiene derecho a mantenerlos encarcelados hasta que Cuba los admita de nuevo, a¨²n despu¨¦s de haber cumplido sus condenas por delitos cometidos en este pa¨ªs.
Esta situaci¨®n sin salida que provoc¨® la explosi¨®n actual es comparable a la infame sentencia Dred Scott dictada por el Supremo en 1857, que prescrib¨ªa que los negros no eran y no pod¨ªan convetirde en ciudadanos de EE UU con derecho a la protecci¨®n de la Constituci¨®n. Defensores de los derechos civiles califican el caso de anticonstitucional y de violaci¨®n del derecho internacional, se?alando que muchos de los cubanos encarcelados son refugiados pol¨ªticos de buena f¨¦ o tienen parientes en este pa¨ªs.
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