Pur¨¦ de higaditos para cenar
Las residencias Las Torres aparecen en la gu¨ªa de servicios sociales que h, editado la Comunidad de Madrid como centros asistenciales para la tercera edad en los que se prestan servicios de alojamiento, psicopedagog¨ªa y terapias de grupo y ocupacionales.Los centros, seg¨²n la gu¨ªa, disponen de talleres, bar y cafeter¨ªa. Un portavoz de la Direcci¨®n General de Bienestar Social, dependendiente de la Consejer¨ªa de Integraci¨®n Social de la comunidad, desminti¨® ayer tener ning¨²n tipo de vinculaci¨®n con este centro. "Esas residencias no reciben ning¨²n tipo de subvenci¨®n, ¨²nicamente aparecen en la gu¨ªa porque en ella se anuncian todos los recursos de que se dispone en la regi¨®n".
La empleada F. L., de 37 a?os, asegur¨® que en una de sus jornadas de trabajo comprob¨® c¨®mo se volcaba una bolsa de pl¨¢stico repleta de higaditos sobre una cazuela. "En el recipiente se introdujeron tambi¨¦n aceite y varios pu?ados de sal. Una vez cocinado se tritur¨® todo y se sirvi¨® como pur¨¦ en la cena", a?adi¨® F. L., "y de postre, una manzana para cuatro".
"?Hay pastas para el t¨¦?"
"Los cazos y cacerolas se utilizan lo mismo para la comida que como recipientes para calentar agua y lavar a los enfermos", asegur¨® otro ex empleado. "El Instituto Nacional de Empleo (Inem) env¨ªa a estos centros cuatro o cinco trabajadores al mes como m¨ªnimo. No me explico c¨®mo no les extra?a que gente parada y cargada de necesidades dure tan poco en un trabajo".
Los ex empleados no pueden precisar qui¨¦nes son las personas intemadas en las residencias de arriba y de abajo: "Hay una mujer que se llama Mar¨ªa, muy mayor, a la que le han quitado los dientes porque com¨ªa mucho; otra mujer est¨¢ pr¨¢cticamente ciega, y de ella dicen que es una fascista y que particip¨® en la represi¨®n contra los rojos; Gregorio, un anciano aquejado posiblemente de leucemia, del que en el centro dicen que tiene la enfermedad de los conejos porque tiene los ojos que parece que se le van a salir de las ¨®rbitas, y otra mujer, que debe ser condesa, o que se lo cree, porque se pasa el d¨ªa preguntado a todo el que quiere escucharla si se ha limpiado la plata y si hay pastas para el t¨¦".
La empleada F. L. asegur¨® que en los pocos d¨ªas que dur¨® su empleo vio a una mujer de unos 50 a?os en una de las habitaciones con la ventana abierta. "Estaba sentada en el borde de la cama, se cubr¨ªa s¨®lo con una camisa y tiritaba de fr¨ªo. Estaba as¨ª para que se secaran los orines, y ten¨ªa el cuerpo cubierto de llagas y hematomas". F. L. fue despedida despu¨¦s de cuatro d¨ªas de trabajo, y percibi¨® una liquidaci¨®n de 6.340 pesetas. La ex empleada asegur¨® que "no me han entregado la cartilla del seguro, y me han dicho que me voy a acordar de ellos por hablar".
Otro ex empleado, F. V. V., asegur¨® que en la residencia de arriba hay un pozo ciego y repleto, situado en una de las habitaciones utilizadas por los enfermos. "El trato que reciben los internos es duro, y la humedad de las camas debido a que los ancianos no controlan esfinteres, llega hasta el suelo".
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