Compromiso con Nicaragua
LA VISITA del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, a Nicaragua y Costa Rica, iniciada ayer en Managua, se inscribe en el marco de los esfuerzos diplom¨¢ticos y pol¨ªticos desplegados por Espa?a en favor de soluciones pac¨ªficas para el conflicto centroamericano. La visita, en momentos cruciales para la viabilidad del plan de pacificaci¨®n de Esquipulas 2, reafirma el apoyo espa?ol al mismo y en particular a las iniciativas adoptadas por el Gobierno sandinista en la perspectiva de abrir el r¨¦gimen a un mayor pluralismo y de crear las condiciones que permitan la integraci¨®n en la vida civil de los sectores que lo han combatido con las armas. Las entrevistas que Alfonso Guerra mantendr¨¢ durante su estancia en tierra centeroamericana le permitir¨¢n calibrar de manera directa las perspectivas de pacificaci¨®n de la zona y sondear las iniciativas que en esa direcci¨®n podr¨ªa adoptar Espa?a en relaci¨®n a sus aliados europeos.La estrategia del presidente Reagan, obsesivamente centrada en el apoyo a la contra como ¨²nica alternativa a la sovietizaci¨®n de Nicaragua, ha fracasado estrepitosamente. No s¨®lo porque no es ¨²nica, sino, sobre todo, porque ni siquiera es alternativa. Es decir, que un eventual triunfo militar de la contra -en el que ser¨ªa decisivo el apoyo estadounidense- frente al sandinismo no ser¨ªa en modo alguno una garant¨ªa de paz, sino m¨¢s bien un est¨ªmulo para la internacionalizaci¨®n del conflicto. As¨ª lo han comprendido los dirigentes de los otros pa¨ªses de la zona, cuyo mayor conocimiento de la situaci¨®n real de Centroam¨¦rica les ha impulsado a buscar soluciones en el marco de acuerdos globales de car¨¢cter pol¨ªtico, no militar. La experiencia de Cuba indica, por otra parte, que la influencia sovi¨¦tica no se combate, sino todo lo contrario, con pol¨ªticas de acogotamiento pol¨ªtico y econ¨®mico.
En ese contexto, la actitud europea, contraria a aventuras intervencionistas como las que alentaron durante a?os en el seno de la Administraci¨®n de Reagan, y favorable a soluciones como la que supuso en su d¨ªa el plan de Contadora y luego el de ?scar Arias, ha sido muy importante para evitar un deterioro irreversible de la situaci¨®n en varias coyunturas cr¨ªticas. Ahora puede ser decisiva para impulsar, en positivo, alternativas de estabilizaci¨®n de la democracia en la regi¨®n. Ello pasa por una participaci¨®n generosa de la Europa comunitaria en planes de ayuda econ¨®mica que permitan a estos pa¨ªses hacer frente a la grave crisis que padecen. Ese desarrollo econ¨®mico ser¨ªa, a su vez, la mejor garant¨ªa para la normalizaci¨®n democr¨¢tica de la zona.
Por sus dimensiones, Centroam¨¦rica constituye una regi¨®n en la que una potencia media como Espa?a puede hacer pesar su influencia si act¨²a con inteligencia. Actuar con inteligencia supone, entre otras cosas, comprender que una presencia pol¨ªtica y econ¨®mica considerable en Centroam¨¦rica no s¨®lo puede ayudar al asentamiento de la democracia en esos pa¨ªses, sino que refuerza el peso de Espa?a en Europa. Alfonso Guerra, que viaja acompa?ado por el secretario de Estado para la Cooperaci¨®n Internacional y varios asesores econ¨®micos, tendr¨¢ ocasi¨®n de discutir en Managua las ayudas econ¨®micas solicitadas por Nicaragua, as¨ª como las posibilidades de recabar de las instituciones de la CE cr¨¦ditos y ayudas m¨¢s amplios. Ello otorga a Espa?a autoridad para convencer a sus interlocutores sandinistas de la conveniencia de profundizar en la apertura del r¨¦gimen de Managua hacia un mayor y m¨¢s efectivo pluralismo pol¨ªtico.
Por ello, las voces demag¨®gicas que peri¨®dicamente se alzan en Espa?a contra la pol¨ªtica de cooperaci¨®n econ¨®mica y est¨ªmulo pol¨ªtico a la democratizaci¨®n desarrollada por nuestro pa¨ªs en relaci¨®n a Nicaragua est¨¢n inspiradas en cualquier cosa excepto en un deseo sincero de paz y estabilizaci¨®n de la regi¨®n.
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