Los comunistas franceses intentan salir del hoyo
El Partido Comunista Franc¨¦s (PCF) empez¨® ayer su 26? congreso en Saint-Ouen, en el cintur¨®n cada a menos rojo de Par¨ªs, en uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de su historia. En los ¨²ltimos 40 a?os, PCF ha pasado de ser el primer partido de Francia, con casi el 29% de votos, a la mitad de los sufragios y menos del 10% en las ¨²ltimas legislativas, y de 166 a 35 diputados. Casi superado en n¨²mero de votos por la extrema derecha del Frente Nacional, desangrado por las disidencias y las expulsiones, el PCF intenta en este congreso abrir una brecha.
Y tambi¨¦n rehacer en algo de su antigua envergadura en la reorganizaci¨®n del espacio pol¨ªtico que se prev¨¦ para 1988, en el momento de la elecci¨®n presidencial. Pero su candidato a la presidencia, Andr¨¦ Lajoinie, cuenta, por el momento, con unas encuestas claramente desfavorable, que le sit¨²an en plano de pr¨¢ctica igualdad con Pierre Juquin, el candidato comunista renovador -expulsado del partido- y apoyado por la Liga Comunista Revolucionaria de Alain Krevine.El proyecto de resoluci¨®n presentado al congreso y el discurso de apertura pronunciado ayer, en la primera jornada, por el secretario general, Georges Marchais, intentan buscar una base social m¨¢s amplia para el comunismo, proporcionar una inyecci¨®n de moral y de radicalismo a los cuadros y a los militantes, y, a base de trabajo y de discursos revolucionarios, contribuir a disciplinar las filas m¨¢s desordenadas y m¨¢s influenciadas por los renovadores. "Se nos dir¨¢ que somos el partido de los descontentos", dijo Marchais. Y a?adi¨®: "Si esto significa que no proponemos nada, es ciertamente falso. Pero si significa que los que est¨¢n descontentos de la suerte que se les depara pueden estar seguros de encontrar en nuestro partido el eco de su protesta, de su c¨®lera, de su revuelta, entonces s¨ª, esta f¨®rmula nos conviene".
Partido de la protesta
El "partido de la protesta y de la ira" definido por Marchais debe agrupar y defender, junto a las bases cl¨¢sicas del PCF, a todos los afectados por la internacionaIizaci¨®n y la modernizaci¨®n de la econom¨ªa. Los parados, los peque?os artesanos, comerciantes y campesinos encolerizados contra Bruselas, los j¨®venes, estudiantes y bachilleres, los hijos de inmigrados, las mujeres. Los enemigos pol¨ªticos m¨¢s denostados son, evidentemente, los m¨¢s pr¨®ximos, los socialistas, porque su pol¨ªtica es id¨¦ntica a la de la derecha; los comunistas renovadores, porque son socialdem¨®cratas.Pero la maniobra m¨¢s denunciada fue el recentramiento de la vida pol¨ªtica francesa, que permite perfilar la posibilidad de una coalici¨®n de centro-izquierda para despu¨¦s de la elecci¨®n presidencial. Para tal circunstancia est¨¢ pensado el lenguaje airado de Marchais y su denuncia del programa com¨²n con los socialistas como un error. Lo ¨²nico que queda de 1981, dijo Marchais, es Mitterrand, que ya no es la fuerza tranquila sino la fuerza tranquilizante", en referencia al esl¨®gan electoral.
Como una primera y tradicional contribuci¨®n a la asc¨¦tica comunista, los 1.800 delegados escucharon imp¨¢vidos, durante m¨¢s de cinco horas, el discurso de Marchais, que se qued¨® en mangas de camisa a media lectura del mamotreto de 143 p¨¢ginas. Entre los invitados se hallaba Egor Ligachov, secretario de organizaci¨®n e ideolog¨ªa del Comit¨¦ Central del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
El dirigente sovi¨¦tico cuenta entrevistarse con el presidente de la Rep¨²blica, Frangois Mitterrand; el primer ministro, Jacques Chirac, y el ex primer ministro y candidato a la presidencia Raymond Barre, durante su estancia en la capital francesa.
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