La recompensa del artista
Los creadores actuales concilian sin pudor la autenticidad con el dinero
Salvador Dal¨ª y Andy Warhol est¨¢n considerados como dos de los m¨¢s cualificados transmutadores de arte en dinero. Ambos simbolizan las inquietudes de su siglo y han recogido sin pudor los beneficios que esa cualidad les ha deparado. Los creadores actuales, herederos de un tiempo en que el mercado es la ley, han sabido conciliar venta y autenticidad. El pintor Ferr¨¢n Garc¨ªa Sevilla cree que "nunca como ahora se ha dado una relaci¨®n tan fuerte entre arte, fama y dinero". El cineasta Pedro Almod¨®var afirma: "Cuanto m¨¢s aut¨¦ntico soy, m¨¢s comercial resulto". Al pintor Miquel Barcel¨® no le preocupa el dinero, sino "la transmutaci¨®n". "Quiero llegar a tener el dinero suficiente para dejar de pensar en el dinero", dice el novelista Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n, mientras que al tambi¨¦n escritor Javier Mar¨ªas no le parece mal que sea el mercado el que valore la obra. Jaime Urrutia, del grupo musical Gabinete Caligari, quiere ganar dinero "porque ayuda a ser feliz". Pablo Carbonell, de Toreros Muertos, piensa que "el dinero empobrece la autenticidad art¨ªstica". El escultor Miquel Navarro no ata los perros con longanizas, pero se considera afortunado. Al dise?ador Oscar Tusquets, por su parte, le crear¨ªa conflicto "no crear para el mercado".
El dinero ha estado en el centro de la vida y de la producci¨®n art¨ªstica de grandes creadores de este siglo. Andy Warhol -el artista que convirti¨® en arte las latas de sopa Campbell-, ve¨ªa en el dinero su m¨¢xima meta, seg¨²n su amigo Jed Johnson. Johnson recuerda, por ejemplo, que una vez le pregunt¨® qu¨¦ era lo que ped¨ªa cuando iba a la iglesia. Warhol le contest¨® sin vacilar: "Dinero". Y explica, adem¨¢s: "A menudo le o¨ª animar a su perro salchicha para que h¨¢blase; le dec¨ªa muy serio: 'Habla, Archie, habla. S¨¦ que puedes y no entiendo por qu¨¦ te empe?as en no hacerlo. Si hablaras, podr¨ªamos hacer muchos millones".El cineasta Luis Bu?uel, que firm¨® junto a Dal¨ª el filme El perro andaluz, dice en su libro Mi ¨²ltimo suspiro que Dal¨ª se convirti¨® en avida dollars por la influencia de Gala, la musa del pintor. "Sus primeros contactos con Breton, que se entusiasm¨® por su m¨¦todo paranoico-cr¨ªtico, fueron excelentes. La influencia de Gala no tardar¨ªa en transformar a Salvador Dal¨ª en avida dollars. Tres o cuatro a?os despu¨¦s, fue excluido del movimiento [superrealista]". Para los superrealistas, que hac¨ªan coincidir su pasi¨®n est¨¦tica con un compromiso pol¨ªtico que les acercaba a los comunistas, la actitud del pintor espa?ol no ten¨ªa cabida en sus huestes. Esa reserva pol¨ªtica ya no tiene hoy predicamento.
"No trabajo por dinero. Pertenezco a una generaci¨®n de pintores que cuando empezamos era en medio de una gran desesperanza. La pintura era algo mal visto y nadie se imaginaba que iba a ganar dinero con ella, sino m¨¢s bien a intentar sobrevivir". Eso piensa el pintor mallorqu¨ªn Miquel Barcel¨® (Felatnix, 1957), uno de los pintores espa?oles m¨¢s cotizados en el mundo. Dice que no ahorra, no hace negocio y no practica otro tipo de especulaci¨®n "que no sea intelectual".
Laureles y billetes
Barcel¨® confiesa que le interesa la reflexi¨®n sobre la usura y "la extra?a alquimia que transforma la mierda en pintura, que a su vez se transforma en oro". "Recuerdo", explica, "un cuadro de Chardin, Las herramientas del arte y las recompensas que le son concedidas. Este cuadro se refer¨ªa a la transformaci¨®n de la mierda en oro. La recompensa por el esfuerzo se plasmaba en laureles. En mi versi¨®n del cuadro, la recompensa eran fajos de billetes. Pienso que el artista debe hacer cosas importantes. La relaci¨®n arte-dinero no entra en esas cosas importantes. Es algo m¨¢s superficial. Uno tiene que ocuparse de ello y reflexionar, pero de la parte puramente econ¨®mica debe ocuparse el marchante. Yo me ocupo de la transmutaci¨®n".El pintor Ferr¨¢n Garc¨ªa Sevilla (Palma de Mallorca, 1949) piensa que "nunca como ahora se ha dado una relaci¨®n tan fuerte entre arte, fama y dinero. La misma histeria que se da en el arte contempor¨¢neo se daba cita en el Hollywood de los a?os cincuenta. Dinero y cine son algo que siempre han ido muy unidos. El dinero es algo b¨¢sico. No se har¨ªa arte si no se pagara. Yo tengo una teor¨ªa catastr¨®fica: las ideas que tiene un artista a lo largo de su vida son muy pocas, cuatro o cinco. Mozart ten¨ªa cuatro o cinco composiciones; el resto son derivaciones y trabajos para ganar dinero".
A Garc¨ªa Sevilla, que acaba de inaugurar una exposici¨®n en Madrid, el contacto con el mundo del arte le ha ido decepcionando. "No encuentro lo que buscaba. Cada vez me vuelvo m¨¢s raro y m¨¢s solitario. Todo termina en grupos de poder, son cuatro o cinco mafias que se reparten el pastel".
Garc¨ªa Sevilla, que ha participado en la ¨²ltima edici¨®n de la Documenta de Kassel (RFA), considera que una cosa es el consumo -"que est¨¢ muy bien"- y otra "la tentaci¨®n de sacar de ah¨ª conclusiones trascendentes". Dice que pinta sobre todo para s¨ª. "No me importa el mercado. Es muy cierto lo de que el ¨¦xito tiene cien padres. Cuando eres desconocido, nadie quiere ser tu padre. Los que hace 10 a?os dec¨ªan que estaba loco, ahora est¨¢n locos por conseguir un cuadro".
"Yo, millonario no soy", advierte el escultor Miquel Navarro (Mislata, Valencia, 1945), que trataba el pasado lunes de no pensar en su dedo magullado a causa de un martillazo a las ocho y media de la ma?ana, "doblando una plancha de hierro, que estaba muy fr¨ªa". Navarro asegura que vive como cualquier empleado, "con un sueldo -si a esto se le puede llamar sueldo-, con unas galer¨ªas que me representan". Dice estar en un buen momento: "No ato los perros con longanizas, pero me considero afortunado, hago lo que quiero y lo vendo m¨¢s o menos".
"Si tienes dinero, mejor", confiesa Navarro, "pero te puede distraer el tener dinero. Debes intentar que no ocurra". Subraya que a la hora de crear no piensa para nada en el dinero, pero tampoco adopta una actitud moralista. "Lo que tiene que primar es el sentido de libertad: si el dinero te condiciona a la hora de crear, entonces no compensa. Se puede tener dinero y ser un buen artista. Y se puede ser un buen artista y no tener dinero. El dinero es importante, muy importante. A veces el no tener dinero te limita la libertad de crear".
?scar Tusquets (Barcelona, 1941) tiene tres actividades fundamentales: pintor ("no vendo, es una actividad personal, terap¨¦utica"), arquitecto ("no he ganado mucho dinero como arquitecto") y dise?ador ("s¨ª gano dinero con el dise?o, percibo un 3% o un 4% de royalties por las piezas que fabrico"). Afirma sin ambages: "Si lo que hago se vende y me permite ganar dinero, eso demuestra que es interesante lo que has hecho. No me crea ning¨²n trauma".
Tusquets equipara en cierta medida el dise?o industrial al cine, porque ambos "trabajan con un arte de masas". "No me interesan ni el cine ni el dise?o de vanguardia. Si hago dise?o me interesa ser comercial. El p¨²blico es el mejor juez. No hago dise?o por dinero. Me produce alegr¨ªa que se venda lo que hago. Me crear¨ªa conflicto el no crear para el mercado. El arte que no crea para el mercado no me interesa. El mercado del arte puede estar formado por 6.000 personas en todo el mundo, guiadas por 20 marchantes. El mercado del dise?o son decenas de miles de personas. Me interesa precisamente ese mercado no condicionado por los cr¨ªticos. La mayor¨ªa de la gente que compra objetos dise?ados por m¨ª no sabe qui¨¦n soy qui¨¦n es el autor del dise?o".
Babelia
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