El reino del vud¨²
Los recientes acontecimientos son una losa sobre las esperanzas de Hait¨ª
ENVIADO ESPECIALHait¨ª, segundo pa¨ªs independiente del continente americano despu¨¦s de EE UU, se encuentra en un momento crucial tras el fracaso de su primer intento de realizar unas elecciones libres, el pasado 29 de noviembre. No resignados a su exclusi¨®n del poder en febrero de 1986, los duvalieristas desencadenaron el terror el domingo sangriento de las elecciones, contando con la connivencia o, cuando menos, la pasividad del Gobierno que preside el teniente general Henry Nampy.
"Duvalier, desgraciadamente, no fue Franco", declar¨® a este enviado Louis Dejoie II, candidato a la presidencia haitiana, la v¨ªspera de las elecciones. Resum¨ªa as¨ª la magnitud de la destrucci¨®n de la vida pol¨ªtica, social y econ¨®mica del pa¨ªs, condicionando fatalmente la posibilidad de una transici¨®n hacia una democracia plena en la isla car¨ªbe?a.Quedan lejos las esperanzas de febrero de 1986, tras la huida del pa¨ªs de Jean Claude Duvalier Baby Doc, hijo del fundador de la dinast¨ªa, Fran?ois Duvalier, conocido como Papa Doc. "La revoluci¨®n de febrero no fue tal, se trat¨® de un simple traspaso de poderes" afirma Dejoie.
En un reciente viaje a Caracas, el n¨²mero dos del Gobierno, el ministro del Interior y de Defensa, Willians Regala, advirti¨® a sus anfitriones venezolanos que no se hiciesen ilusiones, que cumplir¨ªan el calendario electoral prometido, pero sin retirarse plenamente a los cuarteles.
Tras el fin oficial de la dictadura, en menos de dos horas se elabor¨¦ una nueva Constituci¨®n que dejaba atr¨¢s el ancestral presidencialismo paternalista, pero sin llegar al parlamentarismo; fue aprobada en refer¨¦ndum y se fij¨® un calendario electoral.
Tras el sobresalto del pasado julio, con una semana de huelga general y manifestaciones violentamente reprimidas -hubo m¨¢s de 30 muertos-, parec¨ªa que con las elecciones generales de noviembre pod¨ªa llegarse al final del largo t¨²nel. La esperanza era que fuese posible combatir la miseria que amenaza con invalidar cualquier proyecto pol¨ªtico.
1957, esperanza
Cuando Fran?ois Duvalier inici¨® su mandato presidencial en 1957 tambi¨¦n nacieron algunas esperanzas de que este m¨¦dico resultase un mandatario diferente, debido a sus promesas de realizar reformas sociales en el pa¨ªs, de corte de tiranos que salpican su historia y entre los que hubo uno que se coron¨® rey, Christophe, y otro, emperador, Dessalines. Y fue distinto, pero por s¨² brutalidad y codicia.Durante su mandato, interrumpido por su fallecimiento el 22 de abril de 1971, murieron o desaparecieron decenas de millares de personas, v¨ªctimas de los llamados Voluntarios de la Seguridad Nacional, los tonton macoutes. Era una milicia de m¨¢s de 200.000 hombres montada por un dictador que no se fiaba de su ej¨¦rcito.
Todo val¨ªa para sacar dinero. Macabro tr¨¢fico de ¨®rganos y cuerpos humanos para las clases pr¨¢cticas en las facultades de Medicina de Estados Unidos, o las exportaciones de sangre barata para los hospitales de Estados Unidos. O vender la fliotilla de guerra, como si fuera propia, como hizo Duvalier, a la Marina haitiana. O arrancar miles de millones de d¨®lares, en buena parte para sus arcas particulares, a Washington, esgrimiendo el fantasma del castro-comunismo.
Cierto es que hubo guerrillas operando en el pa¨ªs. Las primeras se remontan hacia 1964. J¨®venes estudiantes y cl¨¦rigos deciden lanzarse a la lucha armada contra el tirano, siguiendo el ejemplo cubano. Pero para que no los tachen de comunistas se denominan camoquins, que es el nombre de una conocida med¨ªcina contra la malaria, dando as¨ª la imagen de que son el ant¨ªdoto contra el mal end¨¦mico que destruye a los hait¨ªanos. Acabaron refugi¨¢ndose en un manicomio en la Rep¨²blica Dominicana.
Pol¨ªtica y sedas
No sufrieron mejor suerte los componentes de la Joven Hait¨ª, que, tras unas operaciones brillantes, acabaron siendo exterminados. La ¨²ltima experiencia s¨®lo dur¨® 18 meses y la protagoniz¨® el Partido Unificado de los Comunistas Haitianos. La lucha armada contra Duvalier desapareci¨® en 1969.El hijo de Duvalier, Jean Claude, Baby Doc, no fue a la zaga del padre, pero dicen que su ca¨ªda se produjo cuando perdi¨® la confianza de los houngan, sacerdotes del vud¨² de los que era devoto Papa Doc, por haberse casado con una mulata. ?sta, Michele, manten¨ªa una temperatura de seis grados en algunos salones del palacio presidencial -cuando en el exterior era de 30- para poder exhibir su colecci¨®n de visones. Ahora Baby Doc se permite el lujo e hacer un llamamiento a la reconciliaci¨®n y ofrecerse como candidato de la concordia.
La miseria haitiana no tiene, sin embargo, como ¨²nicos culpables a los Duvalier. La historia de la naci¨®n est¨¢ jalonada de violencia y luchas entre caudillos, de sangrientas guerras civiles en las que los mulatos trataron de mantener su hegemon¨ªa pol¨ªtico-econ¨®mica frente a los negros, que constituyen el 80% de la poblaci¨®n.
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