El festival que acab¨® en batalla
La primera incursi¨®n de Popc¨¢mera en el mundo del flamenco servir¨¢, esencialmente, para demostrar que el Palacio de los Deportes barcelon¨¦s es el lugar menos adecuado para celebrar una manifestaci¨®n de estas caracter¨ªsticas. La asistencia de p¨²blico estuvo muy por debajo de la esperada y las causas s¨®lo pueden buscarse en la falta de novedad del cartel (a Camar¨®n, N¨²?ez, Tomatito, Vargas y Merc¨¦ les hab¨ªamos visto recientemente por aqu¨ª) y en la inadecuaci¨®n del marco escogido.Posiblemente, en otro local los incidentes que obligaron a suspender el festival a menos de media hora del final no se hubiesen producido, pero all¨ª, tras casi cinco horas de soportar un entorno inc¨®modo e inh¨®spito, el ambiente estaba lo suficientemente tenso y cargado como para que cualquier cosa fuese posible. Lo cierto es que cuando Camar¨®n, a los 10 minutos (le su segunda presencia en el escenario, afinaba su guitarra con la de Tomatito estall¨® una pelea en las primeras filas de pista que, a pesar de las palabras apaciguadoras del cantaor y ante la inoperancia del servicio de orden, se convirti¨® r¨¢pidamente en batalla campal, requiriendo la presencia de las fuerzas del orden p¨²blico. El balance final fue algunas sillas rotas y la desbandada del p¨²blico.
Festival flamenco
Mayte Mart¨ªn, Jos¨¦ el de la Tomasa, Aurora Vargas, Jos¨¦ Merc¨¦ y Camar¨®n de la Isla, cante. Gerardo N¨²?ez, Mario Cort¨¦s, El Califa, Quique Paredes y Tomatito, guitarras. Palacio de los Deportes, 4 de diciembre.
El festival tuvo un gran comienzo y un buen final (los 10 minutos anteriores a la suspensi¨®n); entre medio no pas¨® gran cosa. Abri¨® la noche Gerardo N¨²?ez. Su actuaci¨®n fue extraordinaria, demostrando que el futuro de la guitarra flamenca pasa, indefectiblemente, por sus manos.
Sigui¨® Mayte Mart¨ªn, que, algo acartonada por la responsabilidad de su presentaci¨®n barcelonesa y con un acompa?amiento guitarr¨ªstico poco adecuado, no supo dar de s¨ª todo lo que su voz y sus maneras, insin¨²an. Su actuaci¨®n y la que le sigui¨®, la de Jos¨¦ el de la Tomasa, fueron sencillamente aburridas.
Y despu¨¦s sali¨® Camar¨®n para defraudar a la mayor¨ªa con buler¨ªas, soleares, y tarantos escasamente inspirados que s¨®lo sirvieron para constatar el mal momento por el que, aparentemente, pasa su voz. ?sta fue la de arena, porque noventa minutos despu¨¦s Camar¨®n iba a dar la de cal, demostrando lo contrario.
La primera parte del festival se cerr¨® con el mal sabor en la boca. La segunda se abri¨® con una Aurora Vargas derrochando simpat¨ªa. A veces saber moverse en el escenario es, m¨¢s importante que cantar con profundidad y la Vargas se meti¨® al p¨²blico en el bolsillo, con un discreto desmelene y cuatro pasos de baile.
A Jos¨¦ Merc¨¦ le toc¨® el peor momento de la noche: un p¨²blico ya cansado y un ambiente enrarecido que se centraba m¨¢s en el bar que en el escenario. Poco pod¨ªa hacerse en esas circunstancias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.