Testigo de Nicaragua
Juli¨¢n Egea es un espa?ol que trabaja como cooperante en un hospital de recuperaci¨®n en Nicaragua; ve¨ªa -dice ¨¦l- a 30 muchachos cada d¨ªa, llegados del frente, con heridas duras y con la mente vulnerada. Uno de estos casos le impresion¨® m¨¢s profundamente: no porque fuese m¨¢s espectacular o m¨¢s profundo que otros, sino porque, simplemente, le impresion¨® m¨¢s. Al d¨ªa siguiente de escuchar al soldado escribi¨® de un tir¨®n su relato, procurando que fuese lo m¨¢s fiel al lenguaje que hab¨ªa escuchado. Se public¨® en EL PA?S, y el joven actor Eduardo Fuentes (director en una obra de Dar¨ªo Fo y en El indio quiere el Bronx) lo ley¨® y quiso representarlo como mon¨®logo: lo ha dirigido Manuel Egea, director ya conocido y hermano del autor.Lo que cuenta el mon¨®logo es el alistamiento de un joven, su conducci¨®n a la selva para enfrentarse a los contras y su condici¨®n de prisionero de ¨¦stos. Obligado a despiezar a machetazos a un compa?ero, a guardar los trozos en su propia mochila y caminar con ella d¨ªas y d¨ªas, en tanto la carne humana se va descomponiendo y penetr¨¢ndole. Cuando le liberan, est¨¢ loco: quiere matar a toda costa y a todos los que le rodean, sin excepci¨®n. Es el Caso 315 en el hospital D¨¢vila Bola?os, de Nicaragua.
Caso 315
De Juli¨¢n Egea. Int¨¦rpretes: Eduardo Fuentes. Drarnaturgia de Carlos L¨®pez. Escenograf¨ªa y direcci¨®n: Manuel ?ngel Egea. Sala Olimpia (Centro Nacional de Nuevas Tendencias).
Sinceridad
El texto excede toda cr¨ªtica teatral: no se discute la verdad, ni siquiera el testimonio directo de una verdad. Est¨¢ contado sobriamente, sin cargar las tintas y aparece sincero. La dramaturgia -de Carlos L¨®pez- y la direcci¨®n, de Manuel ?ngel Egea, contribuyen a la teatralizaci¨®n con la sobriedad del escenario limpio -la somera habitaci¨®n del hospital, sobre un enorme diorama blanco-, algunos ruidos de fondo, unos cambios de luces que s¨®lo obedecen a subrayados del relato (todo un poco m¨¢s all¨¢ del naturalismo del testimonio). El actor Eduardo Fuentes interpreta momentos de lo que cuenta; mima su paso por la selva, el combate, la captura, el paso tardo y agobiado bajo el peso de la mochila tremenda. Va creciendo de veracidad a medida que avanza su representaci¨®n; se va haciendo convincente. Es un solitario trabajo muy dif¨ªcil, que carga mucha tensi¨®n en una hora. Tal vez con menos luces y menos sonidos ganar¨ªa en fuerza.El p¨²blico -el domingo hac¨ªa un largo puente- no era muy abundante. Suele buscar en esos d¨ªas algo que le inmiscuya menos con una realidad lejana, aun siendo tan pr¨®xima.
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