La teor¨ªa de 'La Escandalera'
Se cumplen ahora dos d¨¦cadas desde la nacionalizaci¨®n de las grandes industrias asturianas y de la puesta en marcha de los primeros incentivos regionales para superar la crisis de las empresas mineras y sider¨²rgicas, pero des de entonces el enfeudamiento estatal de la econom¨ªa del Principado ha ido aumentando sin generar una nueva estructura industrial. Ahora mismo, con Hunosa pendiente de la aprobaci¨®n de un plan de futuro, las fuerzas sociales de izquierda y derecha llaman a la movilizaci¨®n regional contra Madrid para pedir ayudas, en una huida hacia adelante que responde a una experiencia hist¨®rica y que llamar¨¦ el s¨ªndrome de La Escandalera.Me explico. La Escandalera es el centro de Asturias, el coraz¨®n de Oviedo, la plaza del capital del Principado. De ella parten los caminos radiales que comunican la regi¨®n con el mundo, y all¨ª confluyen los poderes pol¨ªticos -la Junta del Principado-, los financieros -la Caja de Ahorros- y hasta los culturales -la universidad- Es el lugar que concentra a la regi¨®n entera y lleva el nombre de un gran esc¨¢ndalo: aqu¨ª se celebr¨® hace un largo siglo la mayor manifestaci¨®n regional que recuerdan las cr¨®nicas contempor¨¢neas para exigir al Gobierno la terminaci¨®n del ferrocarril por Pajares. Desde entonces, La Escandalera es nuestra identidad: no hemos parado despu¨¦s de exigir a los poderes p¨²blicos carreteras y caminos, ferrocarriles y puertos, ayudas y subvenciones.
Y venimos pidiendo desde hace un siglo lo que nos corresponde: medios para trajinar. Lo pidieron antes las llamadas fuerzas vivas y lo piden ahora las fuerzas sociales, los pol¨ªticos y los intelectuales, pedimos en tiempos de crisis o en ¨¦pocas de bonanza. Por ejemplo, Llaneza reclamaba durante la recesi¨®n de 1921 la nacionalizaci¨®n de las minas porque "eran de todos y deb¨ªan servir al pa¨ªs", pero en plena expansi¨®n econ¨®mica anterior, en 1917, el representante patronal Alas Pumari?o proclamaba que "este rinc¨®n asturiano tiene derecho a una mayor estimaci¨®n de los gobiernos y debe intervenir por manera muy principal en la pol¨ªtica espa?ola, imponiendo aquellos proyectos que nos aseguren la vida y aumenten nuestro patrimonio". Cuando Fern¨¢ndez Villa, reclama un mayor compromiso del INI con las cuencas mineras, o cuando el presidente de la patronal, Somohano, pide grandes inversiones p¨²blicas para superar la crisis, como Llaneza o como Pumari?o, los dirigentes asturianos est¨¢n bajo el s¨ªndrome de La Escandalera, aunque los l¨ªderes obreros reclamen la intervenci¨®n para "bien del obrero", y Pumari?o y Somohano, para "bien de la industria".
En realidad, la evoluci¨®n econ¨®mica del siglo XX en Asturias es la historia de una intervenci¨®n exigida por los asturianos; unos, porque quer¨ªan trabajo -los obreros-, y otros, porque quer¨ªan dividendos -los empresarios- Primero fueron los aranceles protectores para el carb¨®n y el hierro; luego las primas a la producci¨®n; despu¨¦s la reserva de mercados; durante la autarqu¨ªa, las cuotas; con la estabilizaci¨®n, la acci¨®n concertada; en. el tardofranquismo, la nacionalizaci¨®n, y con la democracia, los contratos programas y las subvenciones: en menos de un siglo hemos pasado de un capitalismo manchesteriano a un industrialismo socializante, pues, arrastrados por el s¨ªndrome de La Escandalera, hemos llegado a convertirnos, como dijo el dirigente empresarial F¨¦lix Maz¨®n, en un peque?o pa¨ªs a mitad de camino entre el capitalismo y el socialismo.
Y, para seguir, los empresarios asturianos piden al Gobierno dinero a espuertas; los sindicatos, inversiones para mantener el empleo, y la Administraci¨®n regional, instrumentos de apoyo a la actividad econ¨®mica. El resultado es que ninguna regi¨®n como ¨¦sta tiene tal panoplia de instrumentos de reactivaci¨®n econ¨®mica.
Pero esta incontinente marcha regional desde la protecci¨®n arancelaria a la nacionalizaci¨®n empresarial para continuar con las industrias hullera y sider¨²rgica tradicionales, y desde los viejos polos de desarrollo a los nov¨ªsimos PNIC para poner en marcha modernas iniciativas industriales, prueba que los caminos que salen de La Escandalera est¨¢n llegando a su destino.
La regionalizaci¨®n
A prop¨®sito propongo una nueva reflexi¨®n con expresa voluntad pol¨¦mica, tanto por las consecuencias que tendr¨ªa para Asturias como por los cambios que provocar¨ªa en el conjunto del sector p¨²blico espa?ol, consistente en regionalizar las grandes empresas p¨²blicas asturianas.
Para empezar quiero hacer una precisi¨®n. El problema del Principado no es, como se dice, que falten empresarios schumpeterianos -que propiamente ya no existen por ning¨²n sitio o que sobren conflictos obreros -que abundan por todas partes-, porque no puede haber paz social donde no hay bienestar econ¨®mico, ni empresarios innovadores donde no hay oportunidades ciertas. El problema de Asturias no es de obreros ni de empresarios, no depende de los agentes sociales, que son en general responsables, expertos y bien cualificados; es que faltan -pese a tanta parafernalia de siglas y subvenciones- los instrumentos de poder para decidir nuestro destino.
Haciendo una teor¨ªa de esta situaci¨®n -el mismo Schumpeter dec¨ªa que la teor¨ªa no es m¨¢s que una forma refinada de sentido com¨²n-, entiendo que el Principado s¨®lo podr¨¢ cambiar de modelo econ¨®mico cuando sea capaz de controlar los recursos financieros y los medios de planificaci¨®n que le otorgan, superando as¨ª lo que vengo llamando el s¨ªndrome de La Escandalera.
?sta es por lo dem¨¢s, una reflexi¨®n ya iniciada por el propio presidente del Gobierno asturiano, Pedro de Silva, cuando acaba de pedir "la territorializaci¨®n del INI", esto es, que el INI opere m¨¢s con criterios territoriales ajustados al Estado de las autonom¨ªas que con criterios sectoriales ajustados al estado de la econom¨ªa.
Sin embargo, esta propuesta -realizada desde mi comprom¨ªso con el sector p¨²blico- tiene m¨¢s concreci¨®n: se tratar¨ªa de regionalizar la empresa p¨²blica, o, dicho en t¨¦rminos precisos, de asturianizar Hunosa y Ensidesa, lo que implicar¨ªa la transferencia de recursos y la asunci¨®n por la comunidad aut¨®noma de las competencias sobre estas grandes empresas, hoy del INI.
Seg¨²n este planteamiento, el Principado recibir¨ªa el llamado valor presente de la serie de p¨¦rdidas previstas en las empresas p¨²blicas durante un futuro cuyo plazo habr¨ªa de determinarse, adquiriendo asimismo su titularidad. En consecuencia, las instituciones del Principado nombrar¨ªan a los directivos, decidir¨ªan las pol¨ªticas de subvenciones y tendr¨ªan la completa soberan¨ªa para determinar las estrategias de actuaci¨®n, con lo que el compromiso de las empresas p¨²blicas en el desarrollo regional no depender¨ªa de la relativa capacidad de presi¨®n sobre el INI, sino exclusivamente de la voluntad pol¨ªtica del Principado.
Por otra parte, el saldo que fuera transferido por el Estado se destinar¨ªa a cubrir las p¨¦rdidas de las empresas que generasen balances negativos en sus cuentas anuales, o bien en la promoci¨®n de nuevas actividades, reasignando de esta forma recursos de unos sectores a otros en funci¨®n de nuestra pol¨ªtica industrial. En todo caso, el resultado de este proceso ser¨ªa que Asturias asumir¨ªa directamente el riesgo de sus propias decisiones y fijar¨ªa el dise?o de su futuro industrial.
En definitiva, el traspaso de la titularidad legal y de los medios financieros de Hunosa y Ensidesa al Principado dar¨ªa soberan¨ªa a la regi¨®n para decidir el destino de las cuantiosas inversiones p¨²blicas, permitiendo la articulaci¨®n de un entramado industrial m¨¢s din¨¢mico, porque, al desaparecer la posibilidad de seguir presionando al Estado para financiar p¨¦rdidas, se reducir¨ªan los comportamientos en defensa a ultranza de la estructura industrial: el Principado tendr¨ªa el poder y los medios para determinar su modelo industrial.
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