El novelista Del Giudice busca los temas de nuestro tiempo
Termin¨® en Barcelona un encuentro con escritores italianos
Daniele del Giudice aprendi¨® a pilotar avionetas al terminar la novela Atlas occidental, y supo que ya nunca podr¨ªa escribir sobre un piloto. Aunque es incierto que la novela trate de pilotos; trata de un escritor y un cient¨ªfico nuclear que se encuentran por su mutua afici¨®n a los aviones y, sobre todo, por su intento, en sus campos, de ver otra cosa. Su b¨²squeda recuerda la que emprende un erudito en El estadio de Wimbledon, y que quiz¨¢ sea lo que, al intentar definir la joven novela espa?ola e italiana, un editor llam¨® el estado de la ¨¦poca. Del Giudice particip¨® en un encuentro con novelistas italianos en Barcelona.
Tiene una mirada intensa y t¨ªmida, Del Giudice, un poco como la de Kafka, y decirlo viene a cuento porque detr¨¢s de sus pausados modales de italiano del norte -lo es por adopci¨®n, por nacimiento es romano- se adivina una tensi¨®n casi el¨¦ctrica. Baste decir que hubo que convencerlo para que viajase a Barcelona, y s¨®lo lo hizo por 24 horas, pues cuando escribe lo hace a todas horas, de 9 de la ma?ana a 6 de la tarde, y se detiene ¨²nicamente por taca?er¨ªa de estratega, para conservar fuerzas. "Tengo que defenderme contra la escritura", dice textualmente. Sus novelas, en las que emplea de 5 a 8 meses de ese ritmo sin pausas, son breves y sobrias, con muy pocos elementos y un estilo en apariencia sencillo. En realidad cada p¨¢gina le cuesta d¨ªas, aunque una vez escrita podr¨ªa mandarla a la imprenta pues jam¨¢s la retoca.
Todo est¨¢ cambiando
Las dos novelas de Del Giudice (traducidas por Anagrama) han sido premiadas y saludadas por la cr¨ªtica, despu¨¦s de que Italo Calvino recomendara la publicaci¨®n de El estadio de Wimbledon: Un investigador rastrea por la provincia italiana la huella de un escritor que en realidad no lo era, era m¨¢s bien ¨¢grafo, pero que tuvo una importancia decisiva en otros escritores y en general en las personas con las que se cruz¨®. Es como si hubiera escrito su obra en los otros.Del Giudice s¨®lo menciona una vez el nombre del escritor investigado, y esa sobriedad buscada define toda la novela: omite muchas cosas, con la intenci¨®n explica, no de decir, sino de .conducir al lector al lugar en el que las cosas se muestran a s¨ª mismas". Y ello, sin la intenci¨®n de construir una met¨¢fora. "El trabajo del escritor consiste en encender la luz".
Quiz¨¢ una de las novedades m¨¢s visibles de Atlas occidental su segunda novela, sea la aportaci¨®n de dos escenarios t¨¦cnicos, cuya jerga el autor domina. Uno de ellos es la aviaci¨®n de recreo los dos personajes se encuentran en un peque?o aeropuerto suizo en el que practican su afici¨®n con la po¨¦tica de los aeroplanos peque?os y antiguos; es una aviaci¨®n m¨¢s pr¨®xima de Saint-Exup¨¦ry que de Top Gun.
El otro escenario es el de la ingenier¨ªa at¨®mica: Brahe, coprotagonista, trabaja en un acelerador at¨®mico de 230 kil¨®metros de largo; de una forma simple, un acelerador at¨®mico es un t¨²nel en el que se intenta crear, mediante aceleraciones de espanto, una suerte de caos entre los ¨¢tomos, para estudiar sus reacciones. Brahe intenta ver determinado instante entre dimensiones que se miden con el lenguaje vertiginoso de la astrof¨ªsica.
"Hubo un tiempo en el que la gente conoc¨ªa los objetos que compon¨ªan su mundo", dice Del Giudice. "Hoy, s¨®lo unas pocas personas conocen los objetos que hacen y determinan nuestras vidas". A sus 38 a?os, Del Giudice vive de sus libros y de leer originales para su editorial, pero su verdadera afici¨®n, desde siempre, ha sido la f¨ªsica, la mec¨¢nica. No se tuvo que documentar para escribir sobre aviones, pues les conoc¨ªa el reverso de las alas desde ni?o, y tampoco tuvo que investigar sobre energ¨ªa at¨®mica porque ha venido leyendo sobre ella desde siempre. Parece ser que tambi¨¦n naci¨® con talento natural de mec¨¢nico, como otros nacen con el de jardinero.
Pero la elecci¨®n de la astrof¨ªsica como escenario no vino s¨®lo por su afici¨®n. "El genocidio de los jud¨ªos y la revoluci¨®n at¨®mica son los dos hechos centrales en este siglo", piensa Del Giudice, y durante parte de las tercera y cuarta d¨¦cadas, ambos estuvieron estrechamente conectados. Adem¨¢s, piensa, "la religi¨®n y la f¨ªsica son las ¨²nicas formas de narraci¨®n que a¨²n mantienen el coraje de hablar del pasado y el futuro."
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