Defensa de Lled¨®

Una vez le¨ªda la carta publicada el pasado d¨ªa 8 de diciembre en EL PA?S en la que con toda justicia se subrayaba la val¨ªa personal, intelectual y acad¨¦mica de don Emilio Lled¨® -raz¨®n por la que no dudamos en adherirnos desde un principio a ella sin conocer su texto-, quisi¨¦ramos hacer constar nuestro malestar ante la ambig¨¹edad de la redacci¨®n del primer p¨¢rrafo de la misma, que puede muy bien contribuir a oscurecer el nada ejemplar proceso por el que el doctor Lled¨® no ha obtenido la c¨¢tedra a que aspiraba.Para obtener una c¨¢tedra universitaria hacen falta, como es notorio, tres votos. Pues bien, no parece que el mejor modo de defender la candidatura del doctor Lled¨® fuera:

1. Retirarse ya en un primer momento de la comisi¨®n en el caso de uno de los miembros de la misma a que se alude en la carta, esto es, retirarse cuando dif¨ªcilmente pod¨ªa la discusi¨®n estar lo suficientemente avanzada como para prever con claro ftindamento la decantaci¨®n de los votos.

2. Votar en blanco, o lo que es igual, a favor de la no provisi¨®n de plaza, en el otro.

De acuerdo con los datos disponibles -hechos p¨²blicos, por lo dem¨¢s, por uno de los miembros de la comisi¨®n- tampoco est¨¢ tan claro, como la carta parece sugerir, que el doctor Lled¨® fuera el candidato un¨ªvoco de dichos jueces. En cualquier caso, y dado que el doctor Lled¨® -y ah¨ª est¨¢ el verdadero motivo de bochorno de este asunto- no ha obtenido finalmente un solo voto, ni siquiera testimonial; tampoco resulta tan obvio que todas las culpas de lo ocurrido se deban a la utilizaci¨®n del sistema de nombramientos de las comisiones que establezca la LRU.- Catedr¨¢ticos de Filosof¨ªa de la universidad Complutense de