Rizar el rizo
AL ESPECT?CULO esperp¨¦ntico protagonizado por las autoridades en el proceso de descarga del barco de bandera paname?a Cason ha seguido el no menos esperp¨¦ntico que ha acompa?ado el peregrinaje por las rutas gallegas de los 255 bidones de material peligroso rescatados del mercante hasta su reembarque en el puerto lucense de Mor¨¢s para su env¨ªo a Holanda. Hay que decirlo sin rodeos: ni algunas de las poblaciones por donde deb¨ªan pasar los camiones cargados con los bidones, ni sus alcaldes, ni los trabajadores del complejo industrial de Al¨²mina-Aluminio, en cuyo puerto privado estaba previsto en un principio proceder al reembarque, han actuado con el m¨ªnimo de solidaridad exigida y, desde luego, de acuerdo con el inter¨¦s b¨¢sico que estaba en juego: alejar cuanto antes un peligro que se sent¨ªa tan cercano, a la vez que desconocido.No cabe duda de que la decisi¨®n de trasladar por carretera los bidones recuperados del Cason a m¨¢s de 300 kil¨®metros de distancia era atrevida. Hay que suponer que la autoridad que la adopt¨® no ten¨ªa a mano otra m¨¢s razonable y operativa, pues s¨®lo as¨ª se explica que se asumiese el riesgo suplementario de extender la alarma a otros n¨²cleos de la poblaci¨®n gallega, sensibilizada a flor de piel por un asunto mal explicado y peor llevado por las autoridades. Sin embargo, las dudas sobre lo acertado de la decisi¨®n son m¨¢s que razonables, pues, a la postre, los bidones repletos de ortocresol y formaldeh¨ªdo han salido con destino a Holanda a trav¨¦s de un peque?o puerto pesquero fuera de servicio: el de la localidad lucense de Mor¨¢s. Cuesta trabajo aceptar que no exista un punto de embarque apropiado m¨¢s pr¨®ximo a Finisterre y que haya sido necesario hacer tan largo recorrido con una mercanc¨ªa t¨®xica tan peligrosa.
Pero dicho esto, la actuaci¨®n exaltada con que numerosos grupos de personas se han opuesto al paso del cargamento por sus respectivos municipios tampoco es digna de aplauso. Precisamente porque la carga era altamente peligrosa, su retenci¨®n durante horas en medio de fuerzas policiales y manifestantes no hac¨ªa sino aumentar irresponsablemente el riesgo. Lo m¨¢s prudente -si lo que se pretend¨ªa realmente era alejar el peligro- hubiera sido, en todo caso, facilitar al m¨¢ximo el traslado de los bidones hasta su destino. Pero en esta ocasi¨®n se ha visto que a algunas personas -no se sabe si por ignorancia o por fines inconfesables- no les importa jugar con fuego. Como tambi¨¦n se ha hecho patente en esta ocasi¨®n el extra?o concepto de la solidaridad manifestado por algunos, aparentemente satisfechos de estar libres del peligro mientras lo tenga el vecino.
Desde esta perspectiva, la resistencia de los trabajadores del complejo industrial de Al¨²mina-Aluminio a que los bidones embarcasen rumbo a Holanda en el puerto de esta factor¨ªa es dif¨ªcilmente comprensible. Como tambi¨¦n lo es su decisi¨®n -tomando pie en este suceso y en la posible contaminaci¨®n por la presencia del cargamento peligroso- de retirarse de las instalaciones de la factor¨ªa, poniendo en peligro el complicado y altamente costoso proceso de producci¨®n. La actitud de los trabajadores no ha hecho sino retrasar durante tres d¨ªas -desde el s¨¢bado hasta el lunes- el embarque de los bidones, con lo cual se prolong¨® la existencia del peligro en la zona y se alimentaron innecesariamente los temores de la poblaci¨®n.
Es cierto que la responsabilidad m¨¢xima de la ins¨®lita semana que ha vivido Galicia hay que endos¨¢rsela a la impericia demostrada en la ocasi¨®n por los poderes p¨²blicos. La indecisi¨®n con que actuaron durante los tres primeros d¨ªas del naufragio del Cason sembr¨® entre la poblaci¨®n la semilla de la inseguridad y del alarmismo. Pero en esta historia no puede decirse que la irresponsabilidad de unos haya sido contrarrestada por la sensatez de los otros. En mayor o menor medida, todos han contribuido a rizar el rizo de los desprop¨®sitos. Mejor que ninguna encuesta, el embarrancamiento del Cason en la costa gallega ha puesto al descubierto el grado de madurez de una sociedad y el nivel de eficacia de quienes la gobiernan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Impacto ambiental
- Residuos t¨®xicos
- Opini¨®n
- Accidentes fluviales
- Transporte mercanc¨ªas
- Accidentes mar¨ªtimos
- Residuos
- Pol¨ªtica ambiental
- Saneamiento
- Galicia
- Accidentes
- Pol¨ªtica social
- Comunidades aut¨®nomas
- Salud p¨²blica
- Pol¨ªtica sanitaria
- Protecci¨®n ambiental
- Equipamiento urbano
- Sucesos
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Problemas ambientales
- Sanidad
- Urbanismo
- Transporte
- Administraci¨®n p¨²blica
- Salud