La negociaci¨®n por la paz en Nicaragua fracasa por la ofensiva 'contra' y la discusi¨®n sobre las delegaciones
ENVIADO ESPECIAL Seis horas de negociaciones en Santo Domingo fueron suficientes para poner en evidencia lo lejos que est¨¢n el Gobierno nicarag¨¹ense y la contra de conseguir un acuerdo para devolver la paz a su pa¨ªs. El ruido de las balas en Nicaragua y la negativa de la contra a reunirse con los asesores extranjeros nombrados por el Gobierno hicieron fracasar la segunda ronda del di¨¢logo que trata de poner fin a una guerra que ha costado ya m¨¢s de 40.000 vidas.
El cardenal Miguel Obando y Bravo, mediador en estas conversaciones, anunci¨®, irritado, poco despu¨¦s de la una de la madrugada de ayer, en la puerta del arzobispado de la capital dominicana, que se hab¨ªa llegado a un callej¨®n sin salida en las negociaciones, ante la imposibilidad desertar en la misma mesa a representantes de los dos bandos. No quiso decir que toda esperanza de proseguir el di¨¢logo se hab¨ªa perdido; prefiri¨® confiar en que "la consulta con la almohada haga reflexionar" a las dos partes, pero el fracaso estaba pintado en su rostro. En la tarde de ayer, las dos delegaciones permanec¨ªan en Santo Domingo, inamovibles en sus posiciones, por si el cardenal quer¨ªa hacer una propuesta de ¨²ltima hora.Obando se hab¨ªa reunido primero en la noche del lunes con la delegaci¨®n del Gobierno, presidida por el vicecanciller V¨ªctor Hugo Tinoco, quien le transmiti¨® que el Gobierno de Nicaragua depositaba en los asesores extranjeros toda la autoridad para negociar "Ios aspectos concretos" de un alto el fuego. Estos asesores son el socialdem¨®crata alem¨¢n Hans Joergen Wischnewski, y los norteamericanos Paul Richter y Roger Fischer.
Posteriormente, en la reuni¨®n con la delegaci¨®n de la contra, encabezada por el economista y ex banquero, Jaime Morales Carazo, el cardenal recibi¨® la negativa a sentarse con la comisi¨®n gubernamental si no formaba parte de ella al menos un nicarag¨¹ense. "No es que rechacemos a los asesores extranjeros; cada parte tiene derecho a elegir como miembros de su delegaci¨®n a quien considere conveniente, pero creemos que ¨¦ste es un conflicto entre nicarag¨¹enses y queremos que forme parte de la delegaci¨®n al menos un nicarag¨¹ense", manifest¨® Morales al t¨¦rmino de su encuentro con Obando.
El cardenal, por su parte, no quiso se?alar ning¨²n culpable, pero narr¨® los hechos diciendo cue la delegaci¨®n del Gobierno se hab¨ªa negado a incluir a un nicarag¨¹ense en la comisi¨®n que deb¨ªa negociar un alto el fuego.
En definitiva, tal como estaba previsto, se consigui¨® s¨®lo lo que ya estaba conseguido: una tregua de Navidad de dos d¨ªas, ma?ana y pasado ma?ana.
Incluso esta tregua est¨¢ actualmente en peligro si no se pone r¨¢pidamente fin a los combates que se libran todav¨ªa en el este del pa¨ªs como consecuencia de lo que la contra denomina la ofensiva m¨¢s importante que ha lanzado desde el comienzo de la guerra en 1981. El Gobierno nicarag¨¹ense afirma haber recuperado el control en dos de las tres ciudades atacadas, pero reconoce que la batalla contin¨²a en la localidad de Bonanza. La contra, que dice haber movilizado en esta operaci¨®n 7.000 hombres en una zona de 250 kil¨®metros cuadrados, da por cumplidos todos los objetivos militares, incluido el ataque contra un moderno sistema de radares y aparatos de comunicaci¨®n e intercepci¨®n.
En el otro frente de la guerra, en la frontera con Costa Rica, la contra alcanz¨® el lunes un avi¨®n comercial de carga de la compa?¨ªa Aeronica. Cuatro de los tripulantes resultaron heridos como consecuencia del ataque realizado con misiles norteamericanos Red Eyes. El aparato tuvo que efectuar un aterrizaje de emergencia.
"Los due?os del circo"
No era ¨¦sta, desde luego, la mejor carta de presentaci¨®n para conversar en Santo Domingo. La reacci¨®n del Gobierno sandinista a estos ataques fue el mismo lenguaje cerrado de siempre "queremos negociar con los due?os del circo, no con los payasos", dec¨ªa Tinoco para referirse al deseo del Gobierno de discutir directamente con la Administraci¨®n norteamericana- y el alejamiento a distancias siderales de la posibilidad de paz.Cuesta trabajo suponer a qu¨¦ fueron las dos delegaciones a Santo Domingo, si no es que lo hicieron forzados por una din¨¢mica de di¨¢logo regional en la que verdaderamente no creen. La contra, enardecida por los ¨²ltimos ¨¦xitos militares y por el acuerdo del pasado domingo en el Congreso norte americano para conceder una nueva ayuda de ocho millones de d¨®lares a los antisandinistas, expres¨® su poslici¨®n sobre el territorio minero de Bonanza, Siuna y La Rosita. El Gobierno, por su parte, no est¨¢ en condiciones de negociar la paz a cambio de la concesi¨®n de reunirse cara a cara con los rebeldes.
Tampoco se acaba de entender el papel del cardenal, quien hab¨ªa dicho a su llegada a Santo Domingo que contaba con la promesa, de Daniel Ortega y de Ar¨ªstides S¨¢nchez, miembro de la direcci¨®n de la contra, de que se mantendr¨ªan contactos directos entre las dos delegaciones. O le han enga?ado o nadie quiere perder la oportunidad de lucirse en Santo Domingo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.