En la densidad de Angeles Marco
?ngeles Marco (Valencia, 1947) se cuenta entre las principales figuras responsables de ese flujo de intensidad que ha renovado el panorama de la escultura espa?ola durante la presente d¨¦cada. La huella de esta escultora -la de su obra, pero tambi¨¦n la de su labor pedag¨®gica- se ha dejado sentir fundamentalmente en el ¨¢rea valenciana, generando una sensible influencia en una generaci¨®n de j¨®venes escultores, y donde es, sin duda, la personalidad de mayor inter¨¦s surgida en el dominio de la escultura tras Miquel Navarro.Las propuestas que fijaron la atenci¨®n en torno al trabajo de ?ngeles Marco se basaban en peque?as piezas escenogr¨¢ficas cuya acentuaci¨®n perspectiva alteraba la percepci¨®n visual y conceptual del espacio en el que se insertaban. Pero, b¨¢sicamente a partir del pasado a?o, su trabajo comenzar¨ªa a evolucionar hacia un planteamiento m¨¢s ambicioso de esa equivocidad perceptiva y simb¨®lica, a trav¨¦s de piezas que concretaban campos de evocaci¨®n formal y funcional m¨¢s extensos o, mejor dicho, que abr¨ªan en dichos campos situaciones de inestabilidad y contradicci¨®n. Su anterior instalaci¨®n en la propia galer¨ªa Montenegro y la pieza presentada en la muestra, Una obra para un espacio, defin¨ªan ya la orientaci¨®n de ese cambio en el trabajo de ?ngeles Marco.
?ngeles Marco
Galer¨ªa Montenegro. Santa Teresa, 7, y Argensola, 4. Madrid. Hasta el 15 de enero.
Doble exposici¨®n
La doble exposici¨®n que ahora presenta es, sin duda, tanto por el n¨²mero de piezas como por el propio giro que ¨¦stas implican, el proyecto m¨¢s ambicioso presentado en Madrid por ?ngeles Marco. En ¨¦l, esa v¨ªa de evoluci¨®n que hemos apuntado en su trabajo alcanza un punto mucho m¨¢s radical. Reflejo de su producci¨®n en el presente a?o, no s¨®lo acent¨²a los l¨ªmites de esas ambiguas estructuras po¨¦ticas que iban definiendo su nueva etapa, sino que introduce, junto al hierro, otros muchos materiales que imponen una mayor complejidad referencial. Esa extensi¨®n del campo de juego ha supuesto ante todo el desplazamiento desde aquel formalismo b¨¢sico y equ¨ªvocamente l¨ªrico en el que su discurso acerca del desplazamiento perceptivo y conceptual alcanzaba puntos sutilmente perturbadores, y que ahora se orienta hacia un terreno m¨¢s diversificado en sus mecanismos de evocaci¨®n formal y simb¨®lica. Con todo, me parecen aqu¨ª mejor resueltas todav¨ªa aquellas obras que suponen una suerte de culminaci¨®n del per¨ªodo inmediatamente anterior que las que asumen nuevas v¨ªas de intensidad po¨¦tica, indudablemente sugerentes, pero que no siempre alcanzan una potencia acorde a su planteamiento. Entre las primeras, prefiero las tituladas Palanca y Escalera mec¨¢nica, y entre estas ¨²ltimas Pasadizo y Deslizantes.
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