Parir en Madrid
De la masificaci¨®n al alumbramiento humanizado, un recorrido de Norte a Sur
Aurora, una maestra de 30 a?os que recientemente ha dado a luz en el hospital Primero de Octubre, resume as¨ª su experiencia: "Tras conocer lo duro que es parir ser¨ªa incapaz de tener otro hijo en otro lugar y de otra manera". Su opini¨®n sobre la comadrona abunda en la misma l¨ªnea: no s¨®lo era buena profesional, sino que adem¨¢s ten¨ªa ilusi¨®n por su trabajo. Aurora agradece especialmente que le cogiera la mano en el momento m¨¢s doloroso de la contracci¨®n, y que al final, cuando todo acab¨®, le deseara "felicidad para los tres".
El Primero de Octubre ha sido el pionero en institucionalizar la presencia del padre en el parto. El h¨¢bito tambien se ha extendido al nuevo hospital de Legan¨¦s, cuyo paritorio est¨¢ regido por antiguos alumnos del anterior.La media de edad de las comadronas del Primero de Octubre no supera los 30 a?os. En los primeros tiempos del hospital, inaugurado en 1981, hab¨ªa un total de 50 comadronas; hoy el n¨²mero es menor, y la mitad de ellas tiene contratos de seis meses prorrogables a dos a?os o est¨¢n en comisi¨®n de servicio. Este hecho plantea graves inconvenientes para ur servicio que considera fundainental el trabajo en equipo.
La mayor¨ªa de los m¨¦dicos de la secci¨®n proviene de La Paz. Su objetivo al llegar aqu¨ª, seg¨²n el doctor Hem¨¢ndez, fue "recuperar la parte hurnana del parto". Y a?ade: "?rarnos conscientes de que la maternidad se abr¨ªa en una de las zonas de Madrid m¨¢s deprimidas social y culturalmente". En la parte t¨¦cnica se instaur¨® la monitorizaci¨®n con telemetr¨ªa, primera en Madrid, que ofrece a la mujer la posibilidad de pasear durante la dilataci¨®n, per¨ªodo m¨¢s conocido como el trabajo del parto.
La buena combinaci¨®n de medios humanos y t¨¦cnicos hace que este hospital sea el preferido por muchas parejas. Asunci¨®n y Javier, vejinos de Parla, pudieron elegir otros centros, pero, sin pensarlo dos veces, optaron por el Primero de Octubre. La raz¨®n la ofrece el padre, camarero de profesi¨®n: "Yo quer¨ªa estar en el parto".
Javier, que tacha la posterior atenci¨®n en planta de deficiente, ha quedado gratamente sorprendido del trato recibido en la sala de dilataci¨®n y en el paritorio. La opini¨®n de que "parir all¨ª es otra cosa", se ha extendido de tal manera que Concha, otra madre reciente, esper¨® en casa hasta llegar a tener cuatro cent¨ªmetros de dilataci¨®n para no exponerse a llegar al hospital y ser remitida, por falta de camas, a otro centro. Las menos osadas, utilizan un m¨¦todo similar: pasean rodeando el hospital hasta que, dado el avanzado prozeso de dilataci¨®n, hartas de ser ingresadas.
Soledad y desatenci¨®n
En el otro extremo de Madrid, el vest¨ªbulo de urgencias de la maternidad de La Paz acoge los paseos de los markos que, cigarrillo en mano, esperan durante horas una contrase?a: "Familiares de..., suban a la habitaci¨®n". Es la clave de que el parto ha finalizado.
El marido de Asunci¨®n lleva ya cuatro horas de espera sin recibir noticias. Entre tanto su mujer, permanece sola en la
sala de dilataci¨®n. Son de Villamayor de Santiago, de donde.
Hace dos a?os que em¨ªgraron a Madrid, donde ¨¦l trabaja en la construcci¨®n y viven en San Fernando de Henares. Asunci¨®n no realiz¨® preparaci¨®n al parto y en las cuatro horas que lleva en dilataci¨®n ninguna matrona le ha explicado c¨®mo respirar.
En la sala contigua, una mujer intenta seguir el ritmo de las respiraciones tumbada, pese a ser m¨¢s conveniente permanecer de pie. Es Mar¨ªa del Mar, 28 a?os, y dice encontrarse sola. En el pasillo, a escasa distancia, una matrona lee el peri¨®dico, otra practica la manicura y una tercera teje un jersei: son el turno de trabajo de tarde.
Para Maite, asm¨¢tica y administrat¨ªva de profesi¨®n, "todo cambiar¨ªa tan s¨®lo con que te llamasen por tu nombre". Sin embargo, dice, "la frialdad de ser un aseguradoveintiocho barra se siente m¨¢s que nunca aqu¨ª, donde har¨ªa falta m¨¢s calor humano". Mai te, tumbada en la cama, pidi¨® su nebulizador y la primera respuesta de su matrona, sentada fuera, fue una especie de grito informandole de que ese servi cio era misi¨®n de la auxiliar de cl¨ªnica. Seg¨²n el personal de este hospital, tales modos se deben a "la sobresaturaci¨®n y la falta de medios".
En el Primero de Octubre, por el contrario, el doctor Hern¨¢ndez Garc¨ªa insiste en el discurso que ha llevado a este hospital a crear un estilo de parto que tiene en cuenta hasta el color de las paredes de la sala de dilataci¨®n. Pero lo que importa, sobre todo, es la posibilidad de que la mujer adopte la postura deseada y pueda tener a su hijo en contacto con su piel desde que nace, a fin de que el beb¨¦ practique la succi¨®n como primera actividad placentera.
En el Primero de Octubre se considera una exigencia "parir con calor, en un clima afectuoso y con todas las garant¨ªas que proporciona la t¨¦cnica". Durante las siete horas que suele durar el parto, hay una matrona para cada dos mujeres, aunque lo ideal ser¨ªa que cada mujer dispusiera entermente de los servicios de una de ellas.
La zona sur
En la zona Sur, en Legan¨¦s, se encuentra el hospital Severo Ochoa, de acogedora estructura. Inaugurado el pasado abril, tiene en su haber ya 2.000 alumbrarnientos, lo que le ha convertido en el tercer hospital de la Comunidad en cuanto al volumen de partos. El servicio de g¨ªnecolog¨ªa cuenta con 12 m¨¦dicos, la mitad mujeres, y 18 matronas, cuya media de edad no llega a los 30 a?os. Seg¨²n el jefe del servicio, el doctor Mart¨ªnez Salme¨¢n, "se funciona en equipo, ya que ¨¦ste es el unico modo de garantizar actitudes iguales frente a situaciones id¨¦nticas". El hospital cuenta con tres salas de dilataci¨®n y una en proyecto, dos paritorios, un quir¨®fano y una sala para mujeres expectantes con cuatro camas.
Seg¨²n el doctor Fern¨¢ndez Dopico, impulsor en 1983 de la Unidad de Psicoprofilaxis Obst¨¦trica y Medicina Ginecol¨®gica del hospital Primero de Octubre, el camino andado es positivo: "la experiencia ha demostrado que la mujer es ahora m¨¢s ambiciosa y exigente: de pedir no morir ha pasado a requerir un bienestar ps¨ªquico para ella y para su hijo que desea compartir tamb¨ªen con su pareja".
M¨¢s de 2.500 nacimientos mensuales
Todos los meses se producen en los hospitales de la Seguridad Social de Madrid alrededor de 2.300 partos y 282 ces¨¢reas. La mayor¨ªa en el Primero de Octubre y La Paz, que son los que cuentan con mayor n¨²mero de camas: de las 633 que tiene la comunidad acogen m¨¢s de la mitad, 156 el primero y 214 el segundo.En las ant¨ªpodas de la historia, las vecinas del cintur¨®n sur pueden ya tener a sus hijos sin desplazarse a Madrid M¨®stoles y Legan¨¦s lo permi ten, con dos hospitales que cuentan, respectivamente, con 40 y 44 camas.
De los 2.000 partos realizados en el hospital Severo Ochoa, de Legan¨¦s, el 30% de ellos ha requerido anestesia epidural, lo cual convierte al centro de Legan¨¦s en el ¨²nico hospital p¨²blico donde se practica este m¨¦todo de parto sin dolor de manera sistem¨¢tica.
La anestesia epidural se ofrece a todas las mujeres que llegan con menos de cinco cent¨ªmetros de dilataci¨®n y en todas las inducciones.
Los ¨²nicos inconvenientes que se?alan son las cefaleas, producidas en uno de cada 200 casos, y la utilizaci¨®n de f¨®rceps, que pasa del 5% en los partos tradicionales all5%.
Por otra parte, el goteo, que en Legan¨¦s se utiliza en un 30%, resulta imprescindible, al disminuir la intensidad de las contracciones uterinas.
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