Juegos y pol¨ªtica
LAS DECLARACIONES del presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico de la URSS en el sentido de que su pa¨ªs no boicotear¨¢ los Juegos de Se¨²l disipa los temores de que ¨¦stos se celebrar¨¢n sin la presencia de los pa¨ªses socialistas. La inscripci¨®n de Hungr¨ªa, Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, Bulgaria y Polonia indicaba ya el predominio en el Este de la corriente favorable a la participaci¨®n. Aunque siguen pendientes las inscripciones de 31 pa¨ªses -sobre un total de 167-, parece que van a ser superados los obst¨¢culos pol¨ªticos que entra?aba la designaci¨®n de Se¨²l como sede.La organizaci¨®n de los Juegos de Se¨²l part¨ªa de unas condiciones sumamente complicadas. Corea est¨¢ dividida en dos Estados, y de forma m¨¢s radical que Alemania. El corte entre el Norte y el Sur sigue siendo un frente militar, a pesar de que un armisticio puso fin a la guerra hace m¨¢s de 30 a?os. Se¨²l no tiene relaciones diplom¨¢ticas con los Estados socialistas y hasta hace poco el r¨¦gimen de Corea del Sur era una dictadura militar apoyada en m¨¦todos represivos.
A cambiar esta situaci¨®n ha contribuido en buena medida la convocatoria de los Juegos Ol¨ªmpicos. Cuando, en junio pasado, las manifestaciones populares contra la dictadura alcanzaron una fuerza arrolladora se puso en evidencia que, sin un cambio pol¨ªtico, Se¨²l no podr¨ªa organizarlos con garant¨ªas. Un sector del partido gobernante, agrupado en torno al general Roh, decidi¨® que era indispensable aceptar las principales demandas de la oposici¨®n, o sea, el establecimiento de una Constituci¨®n democr¨¢tica y la elecci¨®n por el pueblo de un nuevo presidente. Esta elecci¨®n tuvo lugar el mes pasado, y en ella la divisi¨®n de las fuerzas democr¨¢ticas dio la victoria a Roh. Hay sectores militares ultras que se resisten a aceptar el nuevo r¨¦gimen, pero la cercan¨ªa de los Juegos Ol¨ªmpicos representa un freno muy serio con vistas a cualquier plan subversivo.
Pa¨ªses que no tienen relaciones con Se¨²l desean buscar caminos para superar esa situaci¨®n. El desarrollo econ¨®mico estimula esa tendencia. Los Juegos Ol¨ªmpicos van a crear nexos entre todos los participantes y el pa¨ªs hu¨¦sped. Su impacto en las opiniones p¨²blicas ser¨¢ considerable, y sus efectos pol¨ªticos, indudables. En este orden, el caso m¨¢s llamativo es el de Corea del Norte. Despu¨¦s de la elecci¨®n de Roh se observa en Pyongyang una reacci¨®n m¨¢s bien favorable y el deseo, formulado de modo oficial, de entablar negociaciones para flexibilizar las relaciones. Ello indica que esta vez los Juegos Ol¨ªmpicos pueden servir para mejorar el clima internacional. ?sa es la esperanza.
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