Terminado el primero de los seis 'Amores dif¨ªciles', escritos por Garc¨ªa M¨¢rquez para TVE
El cubano Guti¨¦rrez Alea rueda en Matanzas el segundo t¨ªtulo de la serie
F¨¢bula de la bella palomera, dirigido por el brasile?o Ruy Guerra, es el primer firme de la serie Amores dif¨ªciles, escrita por Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y coproducida al 50% por Televisi¨®n Espa?ola y el International Network Group, que ya colabor¨® con TVE en Acta general de Chile, de Miguel Litt¨ªn. El filme se estren¨® privadamente en el festival de La Habana a mediados del pasado diciembre. El rodaje de otro de los seis meses de la serie, Cartas del parque, finaliza estos d¨ªas, dirigido por Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea, en la ciudad de Matanzas, situada unos 100 kil¨®metros al este de la capital cubana.
El tercer filme de la serie, escrita por Garc¨ªa M¨¢rquez con los respectivos directores de las pel¨ªcuas, se encuentra en proceso de montaje y afinamiento. Se trata de Milagro en Roma y ha sido rodado en Filandia (Colombia) e Italia por el colombiano Lisandro Duque. Con estos tres filmes, el proyecto de Amores dif¨ªciles llega as¨ª a su ecuador.Se encuentran en estado de preparaci¨®n los tres restantes filmes. El primero de ellos, cuyo rodaje est¨¢ previsto para los pr¨®ximos d¨ªas, tiene como director al mexicano Jaime Humberto Hermosillo y lleva por t¨ªtulo El verano de la se?ora Forbes. Se realizar¨¢ en M¨¦xico, con algunas secuencias cuyo rodaje se prev¨¦ que tenga lugar en Cuba, y su reparto est¨¢ encabezado por la actriz alemana Hanna Schygulla.
En febrero y marzo pr¨®ximos se rodar¨¢ en Venezuela el quinto de la serie, Un domingo feliz, que, despu¨¦s de indecisiones en la designaci¨®n de su director, ser¨¢ realizado por el venezolano Olegario Barrera. El sexto y ¨²ltimo, Yo soy el que t¨² buscas, se realizar¨¢ tambi¨¦n en esas mismas fechas. Tendr¨¢ como escenario Espa?a, en concreto Barcelona, y ser¨¢ su director el espa?ol Jaime Ch¨¢varri, que escribi¨® el gui¨®n con Garc¨ªa M¨¢rquez y Juan T¨¦bar, y contar¨¢ en el reparto con la participaci¨®n de Victoria Abril, Juan Echanove y Chus Lampreave.
El tiempo del cine
El presupuesto de la serie es de unos 600 millones de pesetas, alrededor de 100 por cada uno de los filmes, que tendr¨¢n un metraje convencional de hora y media, lo que permitir¨¢, adem¨¢s de su pase por la peque?a pantalla, su explotaci¨®n uno por uno, pues son relatos de argumento diferenciado y no cap¨ªtulos, en salas de cine. "F¨¢bula de la bella palomera", dice Max Marambio, chileno afincado en Par¨ªs y ejecutivo de International Network Group, "ha costado algo m¨¢s de 100 millones, pero se trata de un presupuesto peque?o para una producci¨®n de esta especie, en la que no hemos escatimado nada".El filme es, en efecto, de un ins¨®lito poder visual. Ruy Guerra se ha desquitado en ¨¦l de su tropiezo con la literatura del novelista en su frustrada adaptaci¨®n de Er¨¦ndira. La magia de las composiciones del director de Dulces cazadores logra adentrarnos ahora en un mundo turbulento, remoto, fastuoso y, sin embargo, reconocible. Se ve materialmente el universo imaginario de Garc¨ªa M¨¢rquez, su legendario Macondo. Y el esmero en la producci¨®n resulta patente no s¨®lo en la totalidad del relato, sino tambi¨¦n en cada una de sus composiciones y escenarios, a veces de deslumbrante belleza. "Es la primera vez", afirma Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez con evidente entusiasmo, "que veo en la pantalla una equivalencia perfecta con mi literatura".
Sin embargo, la cadencia del filme no es literaria. "Eso se debe", prosigue el novelista, "a que, cuando escribimos el gui¨®n, Ruy Guerra y yo ¨¦ramos conscientes de que deb¨ªamos manejar im¨¢genes no literarias. Palabra a palabra, detalle por detalle, hicimos cine y nos esforzamos por no caer en la literatura".
"Por eso", y Garc¨ªa M¨¢rquez enfatiza su aclaraci¨®n, "en el aspecto que m¨¢s a fondo trabajamos fue en el tiempo del filme. Es un tiempo dif¨ªcil, pues tiene una forma rara, una estructura asincr¨®nica. El verdadero tiempo de relato se desvela al final, y entonces se percibe el verdadero orden de los acontecimientos y su ritmo interior. El armaz¨®n del filme se hace evidente en la imagen final, de tal manera que, una vez vista la pel¨ªcula vuelve a verse otra vez en la memoria, y entonces la im¨¢genes y su tiempo, retrospectivamente, se reordenan".
La colina de los catalanes
Al oeste de la ciudad cubana de Matanzas hay una colina que vierte una de sus laderas a la lengua del Caribe que cobija al puertecillo y otra a la¨¢ ondulaciones verdes del interior de la isla. All¨ª la llaman colina de los catalanes porque en su lomo se levanta una peque?a y esbelta ermita de colores ocres pajizos dedicada a la Virgen de Montserrat.La ma?ana del d¨ªa 17 del mes pasado, Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea, un veterano cineasta que firm¨® admirables pel¨ªculas que han paseado la vida y la esencia de su pa¨ªs por todo el mundo, como Memorias del subdesarrollo, Muerte de un bur¨®crata y Las doce sillas, prepara en el lomo de la colina una escena de Cartas en el parque, tercer filme de la serie. Hac¨ªa alg¨²n tiempo que no rodaba. Tiene Alea problemas en la vista: cataratas. Le han operado de un ojo y aguarda la hora de que le intervengan el otro.
"Es una pena no poder ver bien qu¨¦ bonito es todo esto", dice el cineasta se?alando con un gesto circular al paisaje de ensue?o que lo envuelve, "pero tengo otros ojos que ven por m¨ª". Y se?ala a una mujer joven, su ayudante de direcci¨®n, que multiplica sus movimientos alrededor de la quietud de su maestro.
Habla Alea sin dejar de sonre¨ªr, escrutando el paisaje con sus ojos claros averiados. Alea es en Cuba una especie rara de instituci¨®n viviente. Todos le llaman Tit¨®n, nombre de guerra de este cineasta de rostro agresivamente pac¨ªfico. Sonr¨ªe: "Antes me acusaban de hacer pel¨ªculas duras y realistas. Pues ahora me van a tener que acusar de otra cosa, porque ¨¦sta es una historia de amor, y no precisamente de un amor corriente", a?ade. "La historia est¨¢ extra¨ªda de tres p¨¢ginas de El amor en los tiempos del c¨®lera. Garc¨ªa M¨¢rquez y yo estrujamos esas p¨¢ginas, y el gui¨®n nos sali¨® con relativa facilidad. Ahora veremos qu¨¦ sacamos de ¨¦l".
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