Del dualismo al pluralismo
?rase una vez un tiempo en el que imperaba el dualismo: el mundo se divid¨ªa en materia y forma; el hombre, en cuerpo y alma; los fil¨®sofos eran materialistas o idealistas, y aun en cada autor, los estudiosos distingu¨ªan dos aspectos: el m¨¢s joven y el viejo, un Arist¨®teles p¨²blico y otro privado, el Kant cr¨ªtico y el precr¨ªtico, un Wittgenstein del Tractatus y otro de las investigaciones.Eso era, sin embargo, hace mucho tiempo. Hoy el dualismo se lleva menos. El dualismo, como el monismo, es creencia para tiempos de claridad y dogma; para ¨¦pocas de confusi¨®n como la nuestra es m¨¢s adecuado el pluralismo, e incluso la dispersi¨®n. No se trata, obviamente, de cuestiones ¨¦ticas, de que uno u otro sea bueno y el opuesto malo; se trata de opciones ontol¨®gicas, de una apuesta por lo que se cree que hay, si es que hay algo. Hemos entrado, pues, de lleno en el pluralismo.
Maestro del ajedrez
As¨ª, no es de extra?ar que, como hiciera notar Jacques Alain Miller, profesor del departamento del campo freudiano de la universidad de Par¨ªs VIII, en la reuni¨®n hayan aparecido muchos Foucaults.Alain Miller confesaba tener la impresi¨®n, tras o¨ªr a sus colegas, de que Michel Foucault era un maestro del ajedrez jugando partidas simult¨¢neas: contra Canguilehm, contra Karl Marx, contra Maurice Merleau-Ponty, contra Sigmund Freud, incluso contra Althuser. Y a?ad¨ªa que, si lo hizo, debi¨® utilizar siempre un ¨²nico tablero.
El objetivo de Miller era especialmente Etienne Balibar, que inmediatamente antes hab¨ªa intentado mostrar que, aunque Foucault no era marxista y hab¨ªa mantenido distancias respecto a Marx, no tuvo reparo en aceptar una cierta alianza con elementos del marxismo con el fin de destruir la ideolog¨ªa freudiana.
Para Alain Miller, la cosa no era tan clara como Etienne Balivar pretend¨ªa, por eso quiz¨¢ ¨¦l abandon¨® a Marx e intent¨® lo que a todas luces parec¨ªa un psicoan¨¢lisis de Foucault desde Lacan.
Pese a Miller, la multiplicidad de Foucaults presentes en el encuentro no va a decaer Para ma?ana, sin ir m¨¢s lejos, est¨¢ prevista la intervenci¨®n del estadounidense Richard Rorty, que proyecta analizar dos nuevas versiones de Foucault: una, para uso interno de Francia, fundamentalmente nietzschiana, y otra, para consumo de Estados Unidos, con aspecto liberal.
Aunque en el discurso de Richard Rorty ¨¦sta es la an¨¦cdota de partida, en realidad va a tratar sobre aspectos relacionados con la identidad moral el hecho de que incremente la pluralidad de aspectos del pensador franc¨¦s no deja de ser representativo de la tendencia pluriformista que aparece no s¨®lo en el congreso, sino tambi¨¦n en otros lugares como una de las corrientes m¨¢s constantes del pensamiento contempor¨¢neo: frente a los esfuerzos de ciertos acad¨¦micos por clasificar y homogeneizar, se alza con fuerza una clara pretensi¨®n de establecer diferencias.
No deja de resultar una paradoja que este hecho, el de la interpretaci¨®n pluralista, en cuyo fondo late con fuerza el nuevo despertar del sujeto y del subjetivismo, se haga tan expl¨ªcita en una reuni¨®n centrada en la obra de un pensador que dicen que dijo que el sujeto ha muerto.
Dicotom¨ªa
Se podr¨ªa volver por pasiva una afirmaci¨®n hecha por el pensador franc¨¦s Jean-Paul Sartre cuando invitaba a participar en un congreso titulado Kierkegaard vivo. El fil¨®sofo empez¨® pregunt¨¢ndose por la raz¨®n del adjetivo a?adido a Kierkegaard. Nadie dice, afirm¨® en aquella ocasi¨®n el autor de La n¨¢usea, de un vivo que lo est¨¢, luego la presencia del calificativo aplicado a Kierkegaard se debe precisamente a que est¨¢ muerto.?Est¨¢ muerto el sujeto? ?O, m¨¢s bien, la afirmaci¨®n de esta muerte se produce precisamente porque est¨¢ vivo? A no ser que la dicotom¨ªa vivo o muerto no sea m¨¢s que una manifestaci¨®n sutil de un dualismo supuestamente desaparecido, pero, en realidad, simplemente agazapado.
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