Conductores temerarios
Me dirijo a EL PA?S para expresar mi desaprobaci¨®n por el tratamiento que la Prensa en general ha dado a estos conductores. Con tan s¨®lo darles el nombre de kamikazes, titular que habr¨¢ vendido mayor n¨²mero de ejemplares por sensacional, se ha logrado que cale en la opini¨®n p¨²blica para describir unos hechos que no son comparables. Kamikaze parece una palabra que en s¨ª misma es inofensiva, pero, en mi opini¨®n, ha ido fomentando este comportamiento m¨¢s que extinguirlo.La palabra kamikaze despierta en la mente de algunos im¨¢genes de guerra, de guerreros arrogantes con armadura. En fin, el asunto es que est¨¢ siendo lo suficientemente atractivo para que se alisten algunas pobres gentes con problemas ps¨ªquicos, sociales y/o econ¨®micos, y est¨¢ dejando de ser el inicial juego brutal de algunos amantes del riesgo. Es muy grave que las autopistas se est¨¦n convirtiendo en un lugar terap¨¦utico donde liberar las frustraciones, iras, miedos y odios.
Creo que todos deseamos que se acabe esta pesadilla por la sencilla raz¨®n de que queremos vivir, y exigimos que exista un entorno de seguridad suficiente para vivir la vida como queramos, pero para ello hay que vivir.
Quiero tambi¨¦n llamar la atenci¨®n de aquellos que han encontrado ciertas analog¨ªas en el comportamiento de estos conductores con el de los kamikazes. Para m¨ª no hay parecido posible. Los kamikazes eran j¨®venes japoneses, que no ten¨ªan m¨¢s de 20 a?os de edad, que eran lanzados, en nombre de su emperador, en sus aparatos, privados de tren de aterrizaje, como granadas contra los barcos enemigos. Fueron otras v¨ªctimas m¨¢s de la guerra. y, m¨¢s a¨²n, creo que su sacrificio no sirvi¨® para nada. Por el contrario, los conductores temerarios son ventajistas, verdugos y ejecutores de un salvaje, escalofriante y abominable atentado contra la vida de ciudadanos quo intentan, cotidianamente, llega a su trabajo o volver de ¨¦ste hacia sus hogares por las autopista: madrile?as.
Quiero pedir, a trav¨¦s de El PA?S, a las autoridades que act¨²en con las medidas preventiva: y que castiguen estos hechos con la m¨¢xima dureza que permita la ley, as¨ª como recordar a ciudadanos y poderes del Estado que todos nos hemos comprometido por la Constituci¨®n en defender y respetar el derecho a la vida.-
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