Torrej¨®n, el d¨ªa despu¨¦s
Los vecinos esperan con tranquilidad que termine el ruido de los 'cazas'
AMELIA CASTILLA, Los vecinos de Torrej¨®n han reaccionado con tranquilidad ante el anuncio oficial de que los aviones norteamericanos abandonar¨¢n la base en un plazo de tres a?os, aunque muchos de ellos no ocultan su satisfacci¨®n porque esperan que se acaben los ruidos de los cazas. Mar¨ªa, ama de casa, se enter¨® por la tele de que los cazas norteamericanos instalados en la base de Torrej¨®n de Ardoz, pr¨®xima a su domicilio, ser¨¢n retirados. La noticia le pareci¨® buena porque "los ruidos nos vuelven locos", pero sigui¨® preparando la cena y no coment¨® el tema con su familia. El Ayuntamiento de esta localidad, situada a 20 kil¨®metros de Madrid, no ha reaccionado tampoco de manera especial. Sin embargo, para Archibald, un soldado norteamericano de la base, la retirada de los F-16 es "una bomba".
El pub Kingston, situado en el parque de Catalu?a, la zona de Torrej¨®n donde vive mayor n¨²mero de norteamericanos, ofrece men¨²s escritos en espa?ol y en ingl¨¦s y entre sus especialidades se cuenta la hamburguesa. El local, adornado con cortinas de encaje y mesas bajas con manteles, es frecuentado por clientes norteamericanos, muchos de ellos de raza negra, y chicas espa?olas. Archibald, natural de Florida, lleva nueve meses en Espa?a y le encanta "el pa¨ªs y sus mujeres". Viste atuendo deportivo, unos zapatones negros y una gorrita. Trabaja en la base y se encarga de organizar los traslados del personal.Mientras toma una coca-cola, Archibald asegura que la retirada de los F-16 le parece "una bomba" y cree que "la econom¨ªa espa?ola se ver¨¢ perjudicada", aunque a ¨¦l personalmente el tema le da lo mismo. "Ir¨¦ all¨ª donde me manden. Si me dicen que me vaya me voy y si me dicen que me quede me quedo. Cumplo ¨®rdenes", asegura con cara de circunstancias.
Otro soldado, sentado en la barra, se niega a pronunciarse sobre el tema: "?Joder, macho!", asegura en espa?ol y remata en ingl¨¦s que no quiere tener problemas. El resto de la clientela norteamericana tampoco quiere hacer declaraciones ante posibles problemas con sus mandos.
No muy lejos de all¨ª, en una c¨¦ntrica calle del pueblo, tres jovencitas, de entre 13 y 15 a?os, que se dirigen a un bar a escuchar sevillanas, califican la noticia como "una cat¨¢strofe" Una de ellas, estudiante de octavo de EGB, asegura que "si Espa?a tiene riqueza es porque est¨¢n los americanos; si ellos se van seremos pobres. Nos molestaba el ruido de los aviones, pero si no hacen ruido ellos lo har¨¢n los aviones espa?oles". Otra apunta que "Torrej¨®n es famoso por la base, pero si se van esto se convertir¨¢ en un pueblacho".
"Mola que se vayan"
De opini¨®n radicalmente opuesta son dos j¨®venesque se preparan para pasar la tarde del s¨¢bado de bar en bar en busca de ligue. "Mola que se vayan", dice uno de ellos. "As¨ª podremos dormir tranquilos. Si los americanos quieren atacar a Gaddafi, que se busquen la vida en sus propias bases pero que no nos utilicen a nosotros". Su amigo es m¨¢s conciliador y cree que se deber¨ªan ir los norteamericanos, "pero que se queden las americanas".
Para Antonio Navarro, encargado de prensa del Ayuntamiento, el pueblo "sigue su vida normal y no ha habido manifestaciones de ning¨²n tipo desde que se anunci¨¦ la retirada de los F-16". Navarro explica que no hay un sentin¨²ento antiamericano porque los yanquis ni se relacionan con la gente ni crean mayores problemas de convivencia. "Muchos ni siquiera salen de la base. All¨ª tienen de todo, economato, hospital, teatro y hasta pista de golf", dice. "En los cincuenta, cuando se instal¨® la base, proliferaron los puticlubs, pero ahora no tenemos ese problema. La principal pega es el ruido, que nos est¨¢ dejando sordos, y el riesgo que implica que sobrevuelen aviones constantemente una poblaci¨®n de 80.000 habitantes".
Para otras personas, eLdesprecio de los norteamericanos hacia lo espa?ol se puede calificar como "ol¨ªmpico". "Una pareja se tir¨® tres a?os viviendo en Torrej¨®n y ni siquiera se acercaron a Madrid", manifest¨® un espa?ol que trabaja en la base.
Sin embargo, el tema s¨ª resulta "muy preocupante" para Jos¨¦ Luis L¨®pez, presidente del comit¨¦ de empresa de los 1.200 espa?oles que trabajan en la base. Los espa?oles tienen un contrato del Ministerio de Defensa, pero les pagan los norteamericanos y ahora esperan "que los militares espa?oles nos ofrezcan una alternativa aceptable".
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