El acuerdo de los vascos
Que el problema vasco es una mezcla de pol¨ªtica, fanatismo y derechos hist¨®ricos no se le escapa a nadie, aunque lo dif¨ªcil est¨¢ en coordinar todo esto y hacerlo compatible con nuestra Constituci¨®n y el objetivo que tenemos marcado en cuanto a construir un pa¨ªs libre y moderno.Nuestro presente empieza con fecha 15 de junio de 1977 -aunque los socialistas pretendan introducir el octubre de 1982-, pero no podemos olvidar que antes hubo un par¨¦ntesis de 40 a?os y que nadie puede evadirse de dar cumplimiento a lo atrasado. Los ciudadanos vascos, con argumentos fan¨¢ticos unos y racionales otros, exigen como m¨ªnimo una autonom¨ªa con m¨¢s competencias que las del resto de Espa?a, y matizada sobre todo en lo que concierne a las fuerzas de orden p¨²blico y al Ej¨¦rcito. A esto se le puede Hamar como se quiera, pero el nombre m¨¢s exacto es autodeterminaci¨®n.
A mi juicio, el acuerdo firmado hace unos d¨ªas por los partidos pol¨ªticos vascos ha sido demasiado ensalzado por los medios de comunicaci¨®n. Vivimos una ¨¦poca de firmas solemnes y declaraciones altisonantes; sin embargo, los resultados contradicen a las intenciones. Ya sab¨ªamos que los partidos firmantes detestan el terrorismo y quieren la paz, pero la mayor¨ªa de ellos, esto es, los nacionalistas, demuestran siempre que sus objetivos coinciden en gran medida con los de los terroristas, aunque los m¨¦todos son diametralmente opuestos.
En este orden de cosas, pensar que el acuerdo (por muy aparatoso que sea) puede acabar por aislar a ETA es una mera utop¨ªa. Est¨¢ hist¨®ricamente probado que el terrorismo basado en los nacionalismos existe mientras est¨¢ apoyado por una parte de la poblaci¨®n, y es evidente que as¨ª es en el Pa¨ªs Vasco.
No quiero parecer catastrofista por exponer mis opiniones, pero entiendo que los comentaristas pol¨ªticos est¨¢n dando unaimagen equivocada del problema y creando entre los espa?oles falsas esperanzas. Creo que la raz¨®n se puede encontrar en la excesiva afinidad que existe entre los periodistas, la clase pol¨ªtica y los poderes f¨¢cticos. Las corrientes de opini¨®n son trazadas desde arriba hacia abajo, y los profesionales de la informaci¨®n no pueden o no saben evadirse de esto: como resultado, en la mayor¨ªa de las ocasiones sirven s¨®lo de altavoces o loritos de los que mandan.
Con todo, mi conclusi¨®n es que el problema vasco se solucionar¨¢ el d¨ªa en que los responsables oportunos empiecen a pensar en que aquel pa¨ªs, por encima de clases sociales y condiciones humanas, alberga una general esperanza: la autodeterminaci¨®n. Pensar otra cosa es cerrar los ojos a la realidad.
Oviedo, Asturias.
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