Bancos con marcha
EL ANUNCIO de la proyectada fusi¨®n entre los bancos de Bilbao y de Vizcaya es una buena noticia por cuanto supone el inicio de un proceso orientado a dotar al sistema financiero espa?ol de la dimensi¨®n imprescindible para afrontar, a partir de 1992, el reto de la nueva competitividad asociada a la liberalizaci¨®n comunitaria y para preservarlo de la codicia de especuladores expertos en las artes del tibur¨®n. Pero la noticia es buena, adem¨¢s, porque constituye una muy pl¨¢stica demostraci¨®n de que, en materia econ¨®mica, la sociedad espa?ola no est¨¢ anquilosada, de que las ideas inteligentes asociadas a la tenacidad y al ¨ªmpetu renovador todav¨ªa pueden vencer las resistencias acumuladas por la historia reciente, por m¨¢s que las peque?as miserias, los protagonismos personales y las inercias se hayan impuesto en batallas parciales.El proyecto de fusi¨®n que ahora se anuncia resulta tanto m¨¢s destacable por cuanto sucede, sin m¨¢s pausa que la navide?a, a la primera escaramuza, frustrada, entre el Banco de Bilbao y el Banesto. Se ha manifestado que aquella apuesta era algo m¨¢s que una jugada de p¨®quer de S¨¢nchez Asia¨ªn, que ha demostrado una tenacidad envidiable a la hora de poner en pr¨¢ctica las cosas en las que cree. La operaci¨®n, aunque por v¨ªas no previstas, se ha mostrado eficaz con vistas a su designio ¨²ltimo: remover las aguas del inmovilismo en que se hallaban ancladas no pocas c¨²pulas de la banca espa?ola. Visto con perspectiva, el programa renovador que han dibujado los nuevos dirigentes del Banco Espa?ol de Cr¨¦dito le debe bastantes cosas a aquella OPA, por mucho que entonces recibiera el calificativo de "hostil".
Si el proyecto Bilbao-Banesto ofrec¨ªa el sugerente atractivo de la consiguiente renovaci¨®n en un monstruo cl¨¢sico, atenazado por su propio peso -y que ahora busca por otros caminos ese mismo efecto-, el intento Bilbao-Vizcaya presenta otros rasgos no menos interesantes. Estos dos bancos pertenecen a la misma cultura empresarial y tienen entre s¨ª una coherencia de estrategia general, de filosof¨ªa competitiva, de estilo profesional, que augura menos problemas de adaptaci¨®n en la fusi¨®n de sus respectivas estructuras que en otros hipot¨¦ticos casos. Adem¨¢s, ambos tienen ra¨ªces geogr¨¢ficas comunes y un cierto esp¨ªritu perif¨¦rico, nada opuesto a la necesaria centralidad y coordinaci¨®n en lo esencial de sus l¨ªneas ejecutivas y en sus consejos. Tambi¨¦n es destacable que el proyecto se haya cocinado precisamente en Bilbao: es motivo de satisfacci¨®n que noticias que engendran futuro nazcan en el Pa¨ªs Vasco, compensando as¨ª la inevitable y constante presencia atribulada de dicha comunidad aut¨®noma en los medios de comunicaci¨®n.
Los anteriores motivos de satisfacci¨®n no ocultan, sin embargo, la previsible existencia de grandes inc¨®gnitas y presumibles dificultades a la hora de llevar a la pr¨¢ctica la fusi¨®n. Cierto es que ambas entidades son complementarias en muchos renglones de actividad: el Bilbao, m¨¢s internacionalizado y vinculado a las econom¨ªas dom¨¦sticas, que ha crecido por la v¨ªa de la regionalizaci¨®n y descentralizaci¨®n; el Vizcaya, ducho en la intermediaci¨®n financiera y parejo a su colega en la innovaci¨®n de productos, que ha elevado su dimensi¨®n geogr¨¢fica en toda Espada sobre todo por el camino de la gesti¨®n de fichas bancarias adquiridas con motivo de la ya casi lejana crisis. bancaria. Pero la duplicaci¨®n de redes y la concentraci¨®n de un amplio segmento de actividad en el propio Pa¨ªs Vasco constituyen algunos de los nuevos retos que no son de f¨¢cil y r¨¢pida asimilaci¨®n.
Pero m¨¢s all¨¢ de estas cuestiones concretas, un hecho ha quedado ya despejado ante el incierto horizonte de 1992: la banca espa?ola se ha puesto a caminar en serio, mientras las consideraciones y estrategias profesionales han empezado a pesar m¨¢s que las r¨¦moras del pasado. Las tribus econ¨®micas y sus primitivas cuevas van cediendo terreno a la imaginaci¨®n, a las ideas, al riesgo. Y este paso, con todo lo que encierra, resulta ya irreversible, pese a las dificultades que conlleva.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Sociedades limitadas
- Banca por internet
- Banco de Vizcaya
- Competencia
- Consejo administraci¨®n
- Banco de Bilbao
- Fusiones empresariales
- Comunidades aut¨®nomas
- Financiaci¨®n auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Uni¨®n Europea
- Organizaciones internacionales
- Pa¨ªs Vasco
- Espa?a
- Relaciones exteriores
- Banca
- Finanzas p¨²blicas
- Empresas
- Administraci¨®n p¨²blica
- Finanzas
- Econom¨ªa
- Comercio