La senda de Palme
EL GRUPO de los Seis ha celebrado su tercera reuni¨®n en Estocolmo. En ella, adem¨¢s de los dirigentes estatales de alto rango de los seis pa¨ªses -Argentina, Grecia, India, M¨¦xico, Suecia y Tanzania-, unas 30 personalidades de diversas naciones (economistas, escritores, periodistas, l¨ªderes de movimientos p¨¢ci fistas) han tomado parte en las discusiones, aportan do ideas e iniciativas en tomo al tema central del de sarme nuclear. El principal resultado de la reuni¨®n ha sido la Declaraci¨®n de Estocolmo, en la que se trazan nuevos objetivos despu¨¦s del paso hist¨®rico que signific¨® el tratado firmado en Washington por Reagan y Gorbachov. La acci¨®n del Grupo de los Seis, fundamentalmente de orden moral, tiende a despertar en tomo a metas concretas la conciencia de los pueblos y a reforzar as¨ª la presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica mundial sobre los Gobiernos que deciden en materia de armamento nuclear. Una vez que EE UU y la URSS han dado un importante paso de desarme, ciertas voces afirman que el Grupo de los Seis ha perdido su raz¨®n de ser. Pero la experiencia de la reuni¨®n en la capital sueca, dentro de su modestia, indica lo contrario. La declaraci¨®n aprobada se pronuncia sobre temas candentes: por la supresi¨®n de las armas nucleares t¨¢cticas, por la prohibici¨®n del uso del espacio con fines b¨¦licos, por la supresi¨®n total de las pruebas de armas nucleares. Ello molestar¨¢ a unos y alegrar¨¢ a otros. Pero no hay duda de que los seis expresan un difuso sentimiento antinuclear compartido por masas ingentes de la poblaci¨®n mundial.La reuni¨®n ha formulado adem¨¢s una propuesta m¨¢s operativa: la creaci¨®n en el marco de la ONU de un sistema multinacional de verificaci¨®n de los acuerdos de desarme, que se discutir¨¢ en una sesi¨®n especial de Naciones Unidas esta primavera. Existe hoy una demanda bastante general de que la ONU asuma tareas m¨¢s operativas en defensa de la paz. Una esencial podr¨ªa ser la que se ha propuesto en Estocohno. No ser¨¢ f¨¢cil que se abra camino, pero el esfuerzo por lograrlo ayudar¨¢ a introducir aires renovadores en la organizaci¨®n.
Precisamente porque el Grupo de los Seis tiende sobre todo a movilizar a la opini¨®n p¨²blica mundial, la participaci¨®n de las personalidades invitadas ha sido muy importante. Su presencia contribuir¨¢ a la penetraci¨®n de las propuestas sobre desarm¨¦ nuclear en diversos sectores de la sociedad. Elevar¨¢ el impacto en los medios de comunicaci¨®n, que en general han prestado escas¨ªsima atenci¨®n a las reuniones del Grupo de los Seis. Adem¨¢s, las personalidades invitadas han podido suscitar temas que los hombres de Estado hab¨ªan silenciado, quiz¨¢ por escr¨²pulos diplom¨¢ticos. Concretamente, el caso de Argentina y la India, que no han firmado el Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear. Es cierto que ese tratado acepta la discriminaci¨®n entre pa¨ªses nucleares y otros que no lo son, y que no deben serlo. Pero es un instrumento fundamental para impedir que el arma nuclear se extienda y para presionar por el desarme. As¨ª lo ha entendido Espa?a al firmarlo en fecha reciente, despu¨¦s de muchos a?os durante los cuales Franco, y luego varios Gobiernos democr¨¢ticos, no quisieron firmarlo por una lamentable estrechez de miras nacionalista. Si el debate de Estocolmo inclina a los Gobiernos indio y argentino a reconsiderar su actitud, ello elevar¨ªa el prestigio del Grupo de los Seis.
Despu¨¦s de Estocolmo sigue en pie la pregunta: ?hasta qu¨¦ punto reuniones de ese g¨¦nero influyen sobre lo que se decide en Mosc¨², Washington u otras capitales? No es f¨¢cil dar una respuesta precisa. Pero considerando las cosas a largo plazo -como corresponde trat¨¢ndose del desarme nuclear- ser¨ªa ceguera negar que la influencia de la opini¨®n p¨²blica act¨²a. Incluso puede ser decisiva.
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