Algunos le odiar¨¢n
Javier Gurruchaga lleg¨® como un provocador con la Orquesta Mondrag¨®n (nombre elegido porque se?alaba un manicomio): letras y m¨²sicas de una cultura marginal, ambig¨¹edad sexual, peque?os o inmensos monstruos tocados de una luz de simpat¨ªa, sentido de la cr¨ªtica y de la protesta. En su momento, las viejas clases lo detestaron y las nuevas lo acogieron. Sus primeras apariciones en televisi¨®n (en La bola de cristal) fueron notables. Un primer paso hacia la integraci¨®n, que cumple ahora con Viaje con nosotros (t¨ªtulo de una de las canciones de Mondrag¨®n). Una integraci¨®n limitada para la que ha habido que dar dos pasos: uno, suyo, hacia atr¨¢s; otro, de TVE, hacia adelante. Si la audiencia es grande, como se merece, va a provocar otra vez, incluso producir¨¢ alg¨²n ¨²til odio o rechinar de ,dientes. Porque no todos los espectadores del aparato est¨¢n integrados a Gurruchaga.Sigue con su calidad de showman, con su capacidad para la ambig¨¹edad, con sus monstruos familiares. Con unas condiciones de actor c¨®mico de los de doble fondo. Se ha buscado colaboradores agudos e inteligentes, como el equipo de Lo que yo te diga -que rompi¨® moldes en Radio El Pa¨ªs/Radio Minuto y descubri¨® una nueva manera de usar el micr¨®fono- y ha tratado, o est¨¢ tratando todav¨ªa, de meterse en los moldes de lo televisivo, que por ahora se mantienen en el t¨®pico entrevista-canci¨®n-concurso-entrevista. El sistema es el de grabar una parte y encajarla en otra parte que emite en directo, y orgullosamente se?ala indicando el d¨ªa y la hora. Las -entrevistas que se suponen. directas, con Ana Obreg¨®n y Cristina Almeida, salieron con el desparpajo y la comodidad ante las c¨¢maras de sus interlocutores. El conjunto, poco ¨¢gil t¨¦cnicamente, por la dificultad de las mezclas, de la sucesi¨®n r¨¢pida o de la simultaneidad. Puede que sean problemas de un primer programa, pero puede tambi¨¦n que la mec¨¢nica de emisi¨®n no permita m¨¢s.
Con todo, es un buen programa, uno de los mejores de esta clase que se hayan dado. La virtud -si se puede utilizar esa palabra para este caso- es de Gurruchaga: ¨¦l mismo es el espect¨¢culo, y lo dem¨¢s lo rodea convenientemente.
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