Otra vez esperando un 'hecho sucesorio'
La descomposici¨®n del nu?ismo recuerda a la ¨²ltima fase franquista. Como la oposici¨®n siega la hierba y pone de manifiesto las contradicciones, pero no sabe entrar a matar, estamos delante de otra agon¨ªa lenta. Esperando el desenlace, los amigos y consejeros de Josep Llu¨ªs N¨²?ez saben que cuando le animan est¨¢n dando palmadas en la espalda de una especie de cad¨¢ver. Mientras fingen buscar soluciones, en realidad intrigan en pos de su propia salvaci¨®n personal.Todos los directivos saben que su peque?o capit¨¢n no seguir¨¢ despu¨¦s de las pr¨®ximas elecciones. Por eso les ha llegado el momento de decidir que en el fondo son m¨¢s cul¨¦s que nu?istas. Cavilan sobre el d¨ªa despu¨¦s, buscan apuntarse al pr¨®ximo carro vencedor para intentar seguir en el palco con los que vengan, sean quienes sean. Y vuelan los cuchillos. Los periodistas deportivos nunca hab¨ªan recibido de ellos tantas confidencias y filtraciones, todas ellas criticando a N¨²?ez, todas ellas subrayando que est¨¢ hundido y desconcertado, que pueden ser muy peligrosos -y caros- sus ¨²ltimos coletazos.
Hace unos meses, cuando N¨²?ez quer¨ªa dimitir, esos mismos directivos le aconsejaron no hacerlo para poder seguir. Entonces la ca¨ªda era una aut¨¦ntica ruptura. Ahora, conscientes de que se acerca un hecho sucesorio fatal (el mandato concluir¨¢ el a?o que viene, salvo que Dios decida adelantar el fin del mundo), quieren hacer m¨¦ritos para el futuro y conversan en secreto con la oposici¨®n. Se ofrecen para la reforma. Dentro de poco resultar¨¢ que ellos tambi¨¦n eran antinu?istas de toda la vida.
Por otra parte, los partidos pol¨ªticos vacilan y no saben qu¨¦ carta jugar en esta transici¨®n en la que el Barga recuperar¨¢ la libertad y la dignidad. La huelga general pac¨ªfica que est¨¢n realizando los socios asusta. En Converg¨¦ncia, tras un largo pacto de coexistencia a un mismo nivel, cara a cara, con el peque?o presidente, se apuntan al cambio y desean un sucesor que les vaya bien, pero no parecen predispuestos a empujar a hombres suyos de primera l¨ªnea, como Josep Maria Cullell o Josep Llu¨ªs Vilaseca, por miedo a que en el futuro cualquier derrota en casa ante el Osasuna provoque una manifestaci¨®n debajo del balc¨®n de Jordi Pujol. Los socialistas catalanes, por su parte, llegan al momento de la verdad con el lastre y la verg¨¹enza de contar en sus filas con la ¨²nica personalidad p¨²blica que se ha atrevido a decir que N¨²?ez era un presidente maravilloso, como es el caso del dirigente Jaume Sobrequ¨¦s, a quien Dios conserve la vista.
La oposici¨®n m¨¢s expl¨ªcita, la del Grup d'Opini¨®, carece de la suficiente capacidad de coordinaci¨®n y convocatoria para presentar una alternativa n¨ªtida al desastre actual, y sigue sin disponer de un nombre-bandera que rompa con la indiferencia fatalista de cuantos consideran que lo de N¨²?ez es un calvario que no acabar¨¢ hasta que expire su mandato, del mismo modo que el otro dur¨® lo que su cuerpo, hasta que se lo llev¨® la cama.
Llama la atenci¨®n lo que ocurre con los medios de comunicaci¨®n. Si N¨²?ez ha merecido tradicionalmente las cr¨ªticas de la mayor parte de la Prensa m¨¢s seria, ahora las estocadas m¨¢s sangrientas le est¨¢n llegando desde los menos rigurosos y, desde que pact¨® las retransmisiones del Barga con la TV estatal, de la tripleta T`V-3, A vui y Catalunya R¨¤dio, unos medios que cuando ya lo hac¨ªa muy mal segu¨ªan concedi¨¦ndole el beneficio de la duda, sin duda para no romper un sospechoso contrato preferencial. Atacado desde ah¨ª, es como si a Franco le estuviese destapando un asunto de faldas el viejo diario Arriba. De ese modo, despu¨¦s de haber tenido que tragar que fuera un hijo del mism¨ªsimo Llu¨ªs Prenafeta quien, aprovechando unas invitaciones de la Generalitat, le hiciera una bromita mezclando su apellido con las heces en el mism¨ªsimo Camp Nou en una pancarta solicitando su dimisi¨®n, N¨²?ez ten¨ªa la confirmaci¨®n inequ¨ªvoca de que en las alturas, muy en las alturas, alguien piensa en ¨¦l con el dedo pulgar hacia abajo.
La descomposici¨®n es total. Fuera, todos se r¨ªen y esperan. Dentro se intriga. La ¨²nica salida es cortar, ahorrarse sufrimientos, que el presidente tenga un arrebato de lucidez y sea consecuente con el hecho de que nadie quiere que siga. Que si el equipo no ve puerta, que por lo menos la encuentre N¨²?ez.
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