Jean-Pierre Guillemot
"Entre, coja un carrito y s¨ªrvase un cuadro"
"Entre, coja su carrito y s¨ªrvase". As¨ª resume Jean-Pierre Guillemot, un parisiense de 39 a?os, la nueva manera de vender arte que ¨¦l ha introducido en Espa?a a trav¨¦s del supermercado del arte. Ha realizado ya seis ediciones en nuestro pa¨ªs, dos en Madrid y cuatro en Barcelona, ciudad en la que reside desde 1979. Guillemot, adem¨¢s, dedica todos los fines de semana a practicar la pesca con arco, y no descarta que esta afici¨®n pueda convertirse alg¨²n d¨ªa en su principal medio de vida.
Jean-Pierre Guillemot reconoce que descuida su aspecto f¨ªsico, que no concede demasiada importancia a su manera de vestir, que, como ¨¦l mismo califica, es algo desastrosa: "No hago ning¨²n esfuerzo por cultivar mi imagen, aunque s¨¦ que en este negocio es algo muy importante", se?ala. Guillemot, adem¨¢s de marchante, es el impulsor en Espa?a del supermerc'art.Sobre la buena aceptaci¨®n de esta nueva experiencia en nuestro pa¨ªs, Guillemot afirma que no ten¨ªa ninguna duda. "Hay una clientela interesada en comprar cuadros de artistas conocidos, pero que, sin embargo, nunca entra en las galer¨ªas de arte. Creo que son demasiado serias", se?ala. En un supermercado del arte, todas las obras est¨¢n repartidas en cajas met¨¢licas donde figura el importe. "Nadie molesta al cliente", agrega. Pero el ¨¦xito, seg¨²n Guillemot, se debe, sobre todo, a la calidad del producto. "Adquirir un Mariscal por 15.000 pesetas es muy buena compra".
En el terreno personal, hay un suceso sobre el que Jean-Pierre prefiere no extenderse. El suicidio de su mujer, en 1981. "En Francia trabaj¨¢bamos como ilustradores de revistas y de agencias de publicidad", recuerda. "Ganamos mucho dinero entre los dos, pero nos lo gastamos todo, hasta el ¨²ltimo franco. Cuando tuvimos que pagar los impuestos ya no nos quedaba nada y tuvimos que abandonar nuestro pa¨ªs en 1979". Se instalaron en Marbella y continuaron su tarea de ilustradores, hasta que decidieron venir a Barcelona, a finales de ese mismo a?o. Fue a partir de 1981, a ra¨ªz de la muerte de su mujer, cuando decide convertirse en marchante ante la incapacidad de continuar solo el trabajo.
De los a?os que pas¨¦ en Francia, Guillemot no resalta con especial inter¨¦s ning¨²n recuerdo. "A los 15 a?os me fui de casa de mis padres, y para sobrevivir aceptaba todos los trabajos que me ofrec¨ªan". A?os m¨¢s tarde, en 1968, de entre 3.000 aspirantes consigui¨® entrar en la Escuela de Artes Decorativas, junto con otros 70 candidatos. Qued¨® el primero. Pero, seg¨²n afirma, su militancia pol¨ªtica en un partido mon¨¢rquico le impidi¨® ingresar en el citado centro. "Estaba controlado por los trotskistas", relata. "A los mon¨¢rquicos nos pegaba la polic¨ªa y nos pegaba la izquierda. Realmente hac¨ªa falta ser masoquista para declararse mon¨¢rquico en aquella ¨¦poca. Yo no lo hac¨ªa por convicci¨®n, sino porque me parec¨ªa una postura provocativa, y un poco folcl¨®rica tambi¨¦n. No me apetec¨ªa el rollo mao¨ªsta de la ¨¦poca", agrega.No piensa volver a Par¨ªs. "Estoy bien en Barcelona, a pesar de que el otro d¨ªa conoc¨ª un aspecto de este pa¨ªs que me dej¨® perplejo", explica. "Me detuvieron por no llevar la documentaci¨®n de una motocicleta y me llevaron a una comisar¨ªa. Me desnudaron y me tuvieron cuatro horas en una celda".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.