Hambre de toros
La afici¨®n madrile?a cerr¨®, para unos d¨ªas, el largo par¨¦ntesis invernal taurino y se volc¨® en Valdemorillo para presenciar el primer festejo de feria. Tal como iba de presurosa e ilusionada la afici¨®n, deb¨ªa de tener verdadero hambre de toros. Un hambre canina, pues en otro caso no se explica tanto viaje, tanto empe?o, sin importarle nada el fr¨ªo que habr¨ªa de pasar y pas¨®.La sierra cercana enviaba chorros de aire congelado que se met¨ªan por la oreja izquierda. Seg¨²n donde uno estuviera, claro, pues por la propia naturaleza de las cosas una plaza de toros es circular, y mientras a unos les entraban los chorros de aire congelado por la oreja izquierda, a otros les entraban por la derecha. Luego cambi¨® el viento, y los chorros de aire congelado empezaron a entrarles por la oreja derecha a los que les hab¨ªa estado entrando por la oreja izquierda, y por la oreja izquierda a los de la oreja derecha, as¨ª es la vida, y de esta manera la otitis generalizada que se ve¨ªa venir alcanz¨® un equilibrio l¨®gico. Valdemorillo abarrotado, los coches festoneando todas las calles del pueblo, la plaza hasta la bandera, el taurinismo salud¨¢ndose a voces por los tendidos para que todo el mundo se apercibiera de su presencia, puros de a palmo o de a dos palmos, animosos vendedores de refrescos ofreciendo su mercanc¨ªa a saltos por encima del api?ado personal y quej¨¢ndose de que la gente, en vez de comprar, se les re¨ªa; la charanga atronando pasobles bien marcaos; el callej¨®n atestado de los taurinos que no cab¨ªan arriba, guardia civil, empleados, desempleados, y, de cuando en cuando, un torero.
Arroyo / Cu¨¦llar, Ni?o de la Taurina, Rodr¨ªguez
Novillos de Jos¨¦ Miguel Arroyo, con trap¨ªo y casta. Juan Cu¨¦llar: estocada (vuelta); estocada (dos orejas). Ni?o de la Taurina: estocada (oreja protestada); estocada baja (silencio). Miguel Rodr¨ªguez: estocada corta y descabello (oreja); estocada (palmas). Plaza de Valdemorillo, 4 de febrero. Primer festejo de feria.
Joselito debutaba como ganadero y envi¨® para la ocasi¨®n seis animales importantes, con seriedad y trap¨ªo, algunos de los cuales lucieron casta pastue?a y otros geniecillo enrevesado. Al m¨¢s llamativamente bravo, el primero, que se arrancaba de largo, Juan Cu¨¦llar no lleg¨® a entenderlo, o por lo menos no se acoplaba. Ten¨ªa su explicaci¨®n: entre cuchillos de hielo, la responsabilidad por la expectaci¨®n despertada, la viveza del novillo y el desentrenamiento propio de la primera actuaci¨®n del a?o, era. dificil acoplarse. Para el cuarto de la tarde, en cambio, ya hab¨ªa entrado Juan Cuellar en ambiente y aunque sufri¨® una impresionante voltereta, prendido por el pecho, lig¨® con gusto, empaque y armon¨ªa los pases en redondo.
La faena, adem¨¢s, tuvo pasajes de muy acertada construcci¨®n, Cu¨¦llar exhibi¨® corte de torero bueno y con la espada fue lo que en su mundillo llaman "un ca?¨®n". Los mejores muletazos y el mejor volapi¨¦ de la tarde instrumenta Juan Cu¨¦llar en el cuarto novillo.
Ni?o de la Taurina era la figura de la tema y desempe?¨® su papel con dignidad. Valiente y f¨¢cil en todos los tercios, dibuj¨¦ bien la ver¨®nica, banderille¨® seguro, mulete¨® valiente y a¨²n le sac¨® naturales de exquisita factura al segundo. Porfi¨® en mal terreno el pase de pecho y sufri¨® un volteret¨®n terrible, pero se levant¨® tan fresco como si viniera del sof¨¢. El quinto, sospechoso de pitones y ¨¢spero, no le dej¨® lucirse.
Miguel Rodr¨ªguez banderille¨® tambi¨¦n, con menos garbo, se le jalearon unos derechazos al tercero bajando mucho la mano, expuso mucho en el sexto, manso, fuerte, astifino, con hechuras de toro.
Es el acontecimento en la mism¨ªsima plaza de Las Ventas y los toreros no ponen mayor entusiasmo para alcanzar el triunfo ni los aficionados m¨¢s rigor para analizar sus actuaciones. Sab¨ªan aquellos que estos se hab¨ªan constituido en c¨¢tedra ambulante y hab¨ªan de demostrarlo con la manifestaci¨®n de su reconocida sabidur¨ªa: "Se lo est¨¢ dejando ir", "Preta pa los adentros", "Dale distancia", "T¨®cale, t¨®cale", "As¨ª, as¨ª, poni¨¦ndosela", "Ha habido barberooo". Un dan¨¦s que tomaba apuntes al carboncillo entre la masa dec¨ªa no entender.
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