La violencia transform¨® en escritor al israel¨ª Yoram Kaniuk
Si hay tan pocos Kaniuk en el mundo es porque el oficio familiar era el de consejeros militares en la Galitzia ucraniana, y cada vez que se equivocaban y los cosacos perd¨ªan una batalla, rodaban cabezas de Kaniuk. La violencia parece perseguir a este israel¨ª, partidario del di¨¢logo con los palestinos, hasta el punto de que dos hechos f¨²nebres le convirtieron en novelista: el conocimiento del holocausto jud¨ªo, y las dos horas en que, tendido entre 23 cuerpos, se fingi¨® muerto mientras un grupo de enemigos, que no se atrev¨ªan a acercarse por temor a una mina, les disparaban lentamente desde lejos para asegurarse de que estaban muertos. S¨®lo sobrevivieron tres. Kaniuk particip¨® hace unos d¨ªas en un coloquio en Barcelona.
"Es posible que dentro de docenas de a?os los israel¨ªes puedan escribir como los suecos, pero de momento no es posible", dice Kaniuk, cuyos libros reflejan las tensiones de la comunidad jud¨ªa en este siglo. El protagonista de la novela Confesiones de un ¨¢rabe bueno, por ejemplo, tiene sangre ¨¢rabe y jud¨ªa, mezcla suficientemente dram¨¢tica para inspirar una novela.Yoram Kaniuk es un sabra, esto es, un jud¨ªo nacido en Israel, y responde a las caracter¨ªsticas del t¨®pico: su cortes¨ªa no oculta cierta rudeza, sus zapatos son de granjero, su pipa ha sido cargada muchas veces. Su vida parece la de un h¨¦roe de Leon Uris: hijo de un ucraniano convertido al sionismo a golpe de pogroms, Kaniuk entr¨® a los 17 a?os en el Palmach, la fuerza de choque de la Haganah, el ej¨¦rcito israel¨ª. Poco despu¨¦s fue cuando sobrevivi¨® al ejercicio de tiro al blanco. Tras la creci¨®n de Israel, se dedic¨® a recoger a jud¨ªos en todo el mundo para llevarlos al nuevo estado.
Laser contra piedras
"Hay un tragedia entre jud¨ªos y ¨¢rabes que es preciso resolver", dice Kaniuk. La entrevista se desarrolla en la embajada de Israel en Madrid, blindada por medidas de seguridad que ¨¦l mira con iron¨ªa aunque dice comprender.El periodista pregunta si su visita a Espa?a hace parte de una campa?a de imagen israel¨ª, tras la violencia empleada contra los palestinos en las ¨²ltimas semanas. Su gesto es de impaciencia: ?l pertenece, dice, a esa minor¨ªa del 10% de israel¨ªes que, seg¨²n sondeos, son partidarios de terminar con la ocupaci¨®n de Cisjordania y Gaza, territorios conquistados en la guerra de los Seis D¨ªas, dialogar con los palestinos. El niega esos sondeos: "Somos m¨¢s".
La historia ha demostrado que pueblos muy antiguos y educados pueden caer en la barbarie. A¨²n as¨ª, afirma, los intelectuales israel¨ªes son partidarios del di¨¢logo con los palestinos, y no forzosamente por sentido de la justicia o generosidad, sino por realismo y perspectiva hist¨®rica. A un amigo que trabaja en la muy avanzada industria b¨¦lica israel¨ª, Kaniuk le ha dicho que ahora tendr¨¢n que inventar rayos l¨¢ser para destruir las piedras que les tiran los palestinos.
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