El entusiasmo contagioso de Andres¨ªn
Andr¨¦s Caballero, el popular Andres¨ªn de la escuela taurina y de la noviller¨ªa hace a¨²n muy poco tiempo, levant¨® la tarde con su entusiasmo contagioso y al final aquello era una explosi¨®n de alegr¨ªa; el torero pegando carrerones por el redondel a trav¨¦s, la banda atronando Valencia primero y la jota despu¨¦s, plas, plas plas, y burrum, burrum, burrum el p¨²blico, acompa?ando la m¨²sica con palmas y con un contundente pateo sobre el maderamen de los tendidos. Y no s¨®lo carrerones. Quebraba banderillas Andres¨ªn, saludaba a todo el mundo, tiraba besos y luego se pon¨ªa de rodillas para dar una docena de pases emocionant¨ªsimos, los pitones amenaz¨¢ndole la yugular.
Se asust¨® el p¨²blico y se asust¨® el toro. Todo el mundo estaba asustado menos Andres¨ªn, que, ya de pie, hizo un toreo bullidor, m¨¢s o menos ortodoxo, el que le permit¨ªa su oponente, ejemplar codicioso y veloz durante toda la lidia, y ahora, despu¨¦s de los rodillazos temerosos, despavorido animalucho cuyo ¨²nico prop¨®sito era escapar de aquel vendaval, por los chiqueros. A su primer toro lo recibi¨® Andres¨ªn con tres vigorosas largas cambiadas. As¨ª se hizo presente: que nadie pudiera tener la menor duda de su desaforada entrega. Andres¨ªn iba a romper a las puertas de Madrid, y rompi¨®.
Mayalde / Cancela, S¨¢nchez Cubero, Caballero
Toros del conde de Mayalde, bien presentados. Luis Cancela: estocada y descabello (aplausos); estocada tendida, dos descabellos, pinchazo hondo, estocada y descabello (vuelta). S¨¢nchez Cubero: dos pinchazos y media atravesada ca¨ªda (silencio); cinco pinchazos, estocada atravesada tirando la muleta, cuatro descabellos -aviso con retraso- y otro descabello (silencio). Andr¨¦s Caballero: estocada corta baja (oreja protestad¨ªsima y metisaca en los bajos a toro arrancado y estocada ca¨ªda (oreja). Sali¨® a hombros.Plaza de Valdemorillo; 7 de febrero. Cuarta corrida de feria.
'?Dejadme solo!'
Claro que todo tiene su precio y de poco le rompe el toro a ¨¦l, pues cuando le ce?¨ªa un pase de pecho lo volte¨® de mala manera. Se incorpor¨® Andres¨ªn crecido, gritando ?dejadme solo! -que es lo suyo-, e instantes despu¨¦s ca¨ªa desvanecido. Recuper¨® el norte en cuanto le vaciaron una botella de agua por el cogote; remedio heroico pues, con el fr¨ªo que hac¨ªa, el agua deb¨ªa estar a punto de congelaci¨®n. La gente le compadec¨ªa m¨¢s por esa estremecedora prueba de hielo que por el volteret¨®n sufrido. Y estaba con Andres¨ªn, que no paraba de hablar y ordenar, de correr y gesticular. Y de jalear. Unas veces jaleaba a la cuadrilla y otras se jaleaba a s¨ª mismo. Andres¨ªn es que lo vive.Un contraste con la aton¨ªa general de la corrida, aunque tuvo sus cosas buenas. Luis Cancela no le perdi¨® la cara al primer ejemplar de la tarde que se revolv¨ªa con peligro, y al cuarto lo tore¨® en redondo con naturalidad y gusto. En los naturales, en cambio, no pudo con el toro, que era encastado y codicioso. Luis Cancela hace un toreo afiligranado y ejecuta el volapi¨¦ con pureza -algo muy raro de ver en esta ¨¦poca de pinchauvas-, adelantando la muleta a las pezu?as del que ha de morir, metiendo el hombro izquierdo como dec¨ªan debe ser los ases de espadas, cuando exist¨ªa tal especie.
Sabe asimismo hacer el toreo S¨¢nchez Cubero s¨®lo que ayer en lugar de cruzarse y asentar las zapatillas en la arena, lo bailaba. S¨¢nchez Cubero se dej¨® ir, entre indecisiones y destemplanzas, dos toros manejables, y lo peor de todo fue que la c¨¢tedra de Madrid estaba presente, fustig¨¢ndose el cuerpo con con¨¢, s¨ª, pero tomando nota tambi¨¦n. Lo de S¨¢nchez Cubero ayer constituy¨® un lamentable fracaso. Es en otra plaza y el quinto toro se lo echan al corral; tanto tard¨® en resobarlo con la muleta y en mecharlo con la espada.
Pero el presidente se hab¨ªa dormido. Luego lo despert¨® Andres¨ªn.
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