Campechano Vernon
Vernon Walters, embajador de EE UU en la ONU, es un peculiar general que siempre va de paisano, hombre lenguaraz y pretendidamente campechano que vende bien su imagen de conocedor de nuestro idioma y reparte su tiempo entre d¨ªatribas maniqueas que destilan anticomunismo barato de supermercado de Miami y entre sus actividades de mamporrero pol¨ªtico capaz de viabilizar cruces tan ins¨®litos como el Eisenhower-Franco o de voyeur del no menos extravagante y forzado cruce entre el turco Ozal y el griego Papandreu en Davos (Suiza), donde su corresponsal Jes¨²s Cacho ha recogido uno m¨¢s de sus conocidos exabruptos.Esta nueva salida de tono, mezcla de amenaza e insulto con desprecio, no es sino continuaci¨®n de toda una serie de ellos que el ¨ªnclito general ha venido prodigando a lo largo de todo el proceso negociador sobre las bases en Espa?a.
Pero esta vez el fogoso general ha ido m¨¢s all¨¢ del habitual contencioso bilateral y se ha permitido criticar a unos parlamentarios espa?oles que dieron, al parecer, una medalla a Fidel Castro y lamentarse de que apoyemos a Nicaragua, la ¨²nica "dictadura centroamericana". Estas pajas en ojo ajeno las ha puesto precisamente el art¨ªfice de los acuerdos Franco-Eisenhower, el que tendi¨® la mano a un dictador fascista tremendamente aislado y repudiado. Don Vernon no tuvo empacho entonces en estrechar la mano que dio la mano a Hitler y se ayud¨® en ¨¦l.
Este hombret¨®n tiene la fea costumbre de pontificar sobre lo que es bueno y malo con una seguridad que asombrar¨ªa a la Inquisici¨®n. Malos son, claro est¨¢, todos los comunismos y soc¨ªalismos que en el mundo han sido. Tontos son, a veces, hasta sus aliados que no le entienden, con lo claro que habla. Malos son, en fin, todos los movimientos de l¨ªberaci¨®n, excepci¨®n hecha del engendro contra, basti¨®n, ?c¨®mo, no!, de los "luchadores por la libertad".
Ya va siendo hora de que alguien responda a este singular, prepotente y man¨ªqueo personaje que se vaya a dar clases de libertad y democracia a sus actuales colegas del establishment norteamericano, muchos de los cuales ya eran cargos importantes cuando, casi ayer mismo, los negros no ten¨ªan acces a la Universidad, viajaban segregados en laparte de atr¨¢s de los autobuses y acababan de quitarse las argollas. A otro perro con ese hueso, mister Walters.-
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