Historia de un r¨¦cord modesto
La torre habitable m¨¢s alta de Espa?a se construye en Madrid
En estos brumosos atardeceres invernales, cuando el cielo de Madrid se hiela en azul submarino, tiene su visi¨®n m¨¢s espectacular la construcci¨®n de esta torre que emerge, nimbada por los reflectores y coronada de gr¨²as, en el coraz¨®n del centro comercial Azca, junto a la Castellana. Con su potente estructura reticulada de acero al desnudo y sus jaulas met¨¢licas trepando incansables por las fachadas, este modesto coloso de nuestro dom¨¦stico Manhattan madrile?o se encuentra en su momento m¨¢s bello, antes que su vestido definitivo, a bandas verticales de cristal oscuro y aluminio lacado en blanco, lo iguale a esos edificios que se repiten por decenas en cualquier ciudad secundaria americana.La existencia de esta torre tiene una historia cuyos antecedentes se presagian en aquellos planes de prolongaci¨®n de la Castellana propuestos por Secundino Zuazo y Hermann Jansen en 1929, cuando colocaban dos torres flanqueando la nueva avenida, que se describ¨ªan superiores en altura a la Telef¨®nica, el mayor edificio de aquel momento en Madrid. Poco despu¨¦s, en un proyecto de la Oficina T¨¦cnica Municipal de 1931, vuelven a aparecer las dos torres, pero situadas en el cruce de la Castellana con Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde. En 1937, en algunos dibujos de los Cuadernos de Par¨ªs, de Secundino Zuazo, aparece una torre de 30 plantas al fondo de uno de los ejes de los Nuevos Ministerios, en un lugar situado, m¨¢s o menos, frente al actual edificio Windsor. Pero es en el Plan Bidagor, de ordenaci¨®n de la avenida del General¨ªsimo, de 1946, cuando al actual sector de Azca se le dio la calificaci¨®n de centro comercial, represent¨¢ndolo en aquel proyecto rodeado de torres con afilados chapiteles herrerianos que cortejaban a un gigantesco rascacielos escalonado colocado como remate de una avenida que se correspond¨ªa con la actual calle de Orense.
Este proyecto se moderniz¨® en 1954 mediante un concurso que gan¨® Antonio Perpi?¨¢, y en el que aparece un rascacielos que preside el conjunto, situado en el mismo lugar de la actual torre que estamos comentando. Esta ¨²ltima ordenaci¨®n sufri¨® modificaciones hasta su aprobaci¨®n en 1964, quedando el sector de Azca proyectado, a excepci¨®n del teatro de la ¨®pera, tal como hoy lo conocemos.
Proyecto de oficio
El ¨²ltimo cap¨ªtulo de esta historia comienza cuando la empresa Uni¨®n Espa?ola de Explosivos de R¨ªo Tinto, entonces propietaria del solar, encarga a Minoru Yamasaki, que acababa de terminar el World Trade Center, en 1973, el proyecto de una torre de 44 plantas. Este arquitecto debi¨® parecer muy prestigioso a los altos ejecutivos de aquel momento, pero el encargo no pod¨ªa ser igual de prestigioso para Yamasaki, por lo que ¨¦ste se limit¨® a hacer un proyecto de oficio.
Este primer proyecto. ten¨ªa la base calada por rendijas verticales, similares a las de las torres gemelas neoyorquinas, y en ¨¦l figuraban tambi¨¦n como autores los arquitectos Jorge Mir Valls y Rafael Coll Pujol, aunque todas las caracter¨ªsticas indican la imposici¨®n del modelo de Yamasaki.
Cuando en 1984 muere este norteamericano de origen japon¨¦s, pasan los planos a la empresa Sereland, consulting de arquitectos que durante los dos a?os siguientes modifican algunos detalles, buscando t¨ªmidamente, y sin variar sustancialmente el proyecto, una figuraci¨®n con mayor poder de impregnaci¨®n visual que la fr¨ªa imagen de estilo internacional proyectada por Yamasaki.
Finalmente, tras numerosos problemas de tipo t¨¦cnico que demoran la construcci¨®n, se encarga de la direcci¨®n de las obras el arquitecto Genaro Alas Rodr¨ªguez, que interviene redise?ando la plaza de entrada frente al arco y suprimiendo un estanque que hac¨ªa angosto este acceso al edificio. Para ser, con sus 150 metros, el edificio habitable m¨¢s alto de la ciudad (el pirul¨ª tiene 220 metros), no parece que pueda alcanzar el car¨¢cter de s¨ªmbolo, por su poca singularidad y escasa presencia en el panorama urbano, al hallarse en el centro de este conjunto de Azca, rodeado de otros grandes edificios y sin vistas directas desde ning¨²n eje importante. Adem¨¢s, la fachada oeste quedar¨¢ inevitablemente desfigurada por ser soporte del conducto de evacuaci¨®n de gases de la red viaria subterr¨¢nea de Azca, la cual contar¨¢ con otra chimenea en el n¨²cleo de hormig¨®n del rascacielos que se est¨¢ construyendo al otro lado del parque.
La torre, una vez acabada, ser¨¢ un rascacielos m¨¢s, chato de proporciones y con una imagen tan poco sugerente como repetida. Ni siquiera nos queda el consuelo de contar con dos esbeltas y bellas torres en la plaza de Castilla despu¨¦s de la soluci¨®n de compromiso que ha concentrado el mismo volumen edificable en dos tarugos de 27 plantas y algunos mazacotes de 12. Todo para no asustar a una opini¨®n p¨²blica mediatizada por la barata demagogia que se suele desatar sobre las torres.
No parecer¨ªa deseable el empleo del rascacielos como f¨®rmula para las ciudades de tradici¨®n urbana europea como Madrid, pero de ser inevitables en alg¨²n caso, deber¨ªan ser lo m¨¢s altos y hermosos posible, pues, ya que se acaban imponiendo de modo tan rotundo a nuestra vista, al menos que tengan esa capacidad moment¨¢nea de arrancarnos de la realidad como conexi¨®n eficaz entre la tierra y los sue?os que tienen todas las torres, desde Uruk a Nueva York, con que el hombre quiso medirse con el universo.
Un despliegue de tecnolog¨ªa
El edificio, que se piensa bautizar como torre Picasso -como la plaza sobre la que se asienta-, dispondr¨¢ de cinco plantas de s¨®tano para aparcamientos y maquinaria, con una zona en el primer s¨®tano reservada para gimnasio, salas de squash y cafeter¨ªa. Un conjunto de 18 ascensores, divididos en tres grupos, transportar¨¢n a un p¨²blico, calculado en unas 6.000 personas diarias, a velocidades de hasta seis metros por segundo si se desea alcanzar la planta 43, situada a casi 150 metros del suelo de la plaza de Picasso. Encima de la 43 se sit¨²an dos plantas de instalaciones rematadas por un helipuerto.La estructura es met¨¢lica, con un peso de 9.100 toneladas de perfiles laminados, los cuales est¨¢n formados por chapas de hasta 15 cent¨ªmetros de espesor. El elemento rigidizador de esta estructura lo constituyen las fachadas, en lugar del n¨²cleo central de instalaciones, que es lo normal en estos edificios. Estas instalaciones contar¨¢n con los m¨¢s avanzados medios del momento, destacando como novedades el sistema de comunicaci¨®n inform¨¢tica a trav¨¦s de fibra ¨®ptica y la posibilidad de tener terminales de ordenador en cada puesto de trabajo.
Babelia
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